Leí este libro en Lublin, en la terraza de la antigua yeshivá, también en la estación de los autobuses que cruzan la frontera y entran en Ucrania. El libro se publicó en 1931 en Berlín. El autor nació en 1881 en lo que fue parte del imperio Austrohúngaro y es hoy un pueblo de Rumanía, y murió en Nueva York en 1973. Fue rabino, cabalístico. Leerlo es asomarse un poquito a aquel y otro mundo que desapareció.
Esta es la dedicatoria que aparece al inicio: A los amigos y enemigos del pueblo judío.
Dejo aquí el inicio de algunas anécdotas:
Un israelita polaco que estaba pasando unos días en Viena con su familia fue una noche a la ópera…
Hallándose en Varsovia el célebre jefe de los rabinos de Poznań, Rabbi Akiba Eger…
Ayer un judío y su burro fueron arrojados al Danubio…
En el hospital judío de Cracovia murió un hombre…
León Brodsky, el conocido fabricante de azúcares de Kiev, hizo un día una visita al rabino Israel von Salant, en Karlsbad…
Dos judíos de una pequeña ciudad de Lituania tuvieron que ir a Berlín por motivos de enfermedad…
Preguntaron a Rabbi Samuel Mohilower, rabino mayor en Bialystok, qué habría de hacer con los millones de rezos si el sionismo llegara a ser un hecho y el pueblo judío volviera a Tierra Santa…
Y esta completa:
Siendo muchacho se vio envuelto en una riña con varios de sus compañeros y volvió a su cara sangrando.
Al verle su padre en tan lastimoso estado le preguntó por qué se había metido esta vez también en trifulcas. A lo que Chojsek contestó:
–No, papá, no me he pegado con ninguno; es que sin querer me he mordido la nariz.
–¿Pero cómo es posible, quién va a morderse la nariz?
El chico pareció perplejo, pero no tardó en reponerse y contestar:
–Es que yo estaba subido en un banco.
*
A quien interese…
Dejo también aquí este impresionante documental.
Que cuenta la historia del regreso a casa de dos ancianos judíos polaco-estadounidenses, ellos vuelven al shtetl de sus familias en Bransk, en Polonia, donde vivían 2.500 judíos antes de que la mayoría fueran enviados a las cámaras de gas de Treblinka, cuentan con la ayuda de un polaco que restauró el cementerio judío de Bransk e investigó las vidas de los judíos que alguna vez vivieron allí, hablarán con los viejos vecinos, algunos traidores, otros salvadores de los judíos de Bransk.
(al verlo también pienso en España, por ejemplo, en Lucena)
Ciao.