Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿mayo? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…
¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
Recuerdo tener el privilegio de pisar (adorar, idolatrar, glorificar) el suelo del teatro Conde Duque durante el calentamiento de una función que allí hacíamos*, estando solo pero acompañado por los otros actores. Y cada noche, en esa soledad elegida, recuerdo poder bailar (saltar, menear, darlo todo) al ritmo de Hotel California de los Gipsy Kings.
¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Pink Unicorns, de la compañía La Macana, en la Cuarta Pared. Porque eran un padre y un hijo en escena con una encomiable destreza física -a pesar de la bisoñez del uno y de la veteranía del otro- y con un relato sencillo. Pero, sobre todo, porque daban envidia al espectador, al mostrar una relación paternofilial profunda, honesta y feliz.
¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Vi la gala del pre Eucima (Encuentro Universitario de Circo de Madrid) y rescato la alucinante versatilidad de dichos artistas. Por ejemplo el presentador, Jesús Irimia, colega y amigo, lo mismo te canta y toca la guitarra que hace equilibrios con el propio instrumento.
Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…
1) Sois los autores del espectáculo
2) Respirad
3) Pasadlo bien
4) No abandonéis la lucha hasta que haya terminado
La compañía que había dirigido el espectáculo que estábamos representando* volvió a su tierra, Italia, antes de terminar las representaciones, y nos dejó esta nota sobre cómo enfrentarnos a cada función, un amoroso recordatorio desde la distancia de encontrarse en otro país y de hablar otro idioma. La distancia siempre va a estar ahí, dispuesta a fastidiarnos, pero el jodido amor -por lo que hacemos y por quienes lo hacemos- puede más.
(Álvaro Subiés, actor)
* En ambos casos el misterioso Álvaro se refiere a este montaje en el Conde Duque del que ya hemos hablado en El Gallinero, Dies Irae.