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Cómo era la anterior era teatral para Beatriz Grimaldos

Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿julio? ¿septiembre?… ) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…

¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
La “anterior era teatral” suena un poco drástico, ¿no? No sé si diría tanto como que dejamos atrás una era y entramos en una nueva, pero si así lo sentimos, ojalá tenga que ver más con una cuestión de mejora de condiciones de precariedad, aumento de oportunidades o de más apoyo a la creación e investigación artística que con una cuestión de mascarillas o de aforo.

Es difícil rescatar una anécdota, pero te mencionaré una que me marcó bastante. Estaba girando por varios países de Centroamérica con un monólogo sobre violencia machista de mi querido José Sanchis Sinisterra. La obra trataba sobre una mujer que finalmente conseguía encontrar el arrojo necesario para dar carpetazo a la situación y dejar atrás una vida atravesada por el maltrato de su pareja. Además de la obra hacíamos talleres sobre teatro y violencia machista y la experiencia fue realmente enriquecedora a la par que dura. Nos encontramos con testimonios y vivencias que me mantuvieron todo el viaje con las emociones a flor de piel. Pues bien, recuerdo que en Nicaragua, una vez finalizada la función, una mujer se me acercó, me cogió las manos con fuerza, me las apretó contra su vientre, me miró a los ojos (con todo su pasado y presente en ellos) y me dijo: “no sabía lo que venía a ver, pero ahora sé por qué el destino me trajo acá. Gracias”. Yo la abracé con fuerza y sentí que ahí, juntas, fundidas en ese abrazo, conseguimos arañar al patriarcado y hacerlo un poquito más pequeño.

¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Pues te voy a rescatar varias. Empezaré mencionando Man Up, del estupendo tándem que forman Andrea Jiménez y Noemí Rodríguez de Teatro en Vilo a las que admiro mucho como creadoras. Es una obra a la que fui algo contrariada y de la que salí maravillada. Me encantó, y ellas tienen momentos muy potentes. Ojalá giren con ella y todo el país pueda disfrutar de este montaje.

Otra con la que me quedo es Curva España de la compañía gallega Chévere, porque, si bien no es de las obras que más me han entusiasmado de esta compañía, siempre me tocan hondo con cada una de sus creaciones. Además estoy enamorada de la actriz, Patricia de Lorenzo, y haga lo que haga creo que ya me tiene ganada de por vida.

Magnificat, de la polaca Marta Górnicka con su the chorus of women en los Teatros del Canal, me pareció una auténtica maravilla. Ver a tantas mujeres diferentes juntas en un escenario comunicando lo que les atraviesa a través del canto -no exento de humor ni crítica- y de sencillos movimientos -que tenían más de percusión que de coreografía- me maravilló. Había algo de ritual y de catártico en ello y consiguieron arrastrarme y llevarme con ellas en una propuesta subversiva, liberadora y necesaria.

Otra obra que no puedo dejar de mencionar es Lo nunca visto de la compañía La Estampida dirigida por Jose Troncoso e interpretada por tres mujeres que son realmente tres bestias pardas. Desgarradora, emocionante y divertida a partes iguales. Esta compañía es otra joyita que tiene el teatro español.

Y por último me voy a quedar con Las ultracosas de Cuqui Jerez. La entrada la tenía para un domingo a las cinco de la tarde y fui sin haber dormido casi nada la noche anterior. Cuando me enteré de que la obra duraba cinco horas casi muero del shock; pero podías irte cuando quisieras así que pensé para mí: vale, voy al menos media horita y si me veo muy mal me voy a dormir a casa. Pues entré, tuve la suerte de elegir estar tumbada en la zona de los cojines (había opción de cojines o butaca) y lo que presencié me hipnotizó desde el minuto cero. Estuve literalmente hipnotizada las cinco horas de duración. Sólo podía contemplar y disfrutar de una apuesta teatral que reta y confronta la velocidad del consumo a la que estamos tan acostumbradas. No salí ni para hacerle una visita al baño.

¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Lo último que vi fue Otoño en abril, una obra que escribe y dirige (y también interpreta) Carolina África. Fue el 7 de marzo, el último bolo que hicimos antes de la declaración del estado de alarma. En esta obra he tenido el privilegio de trabajar como ayudante de dirección y por eso estaba disfrutando en las butacas. Ha sido mi primera experiencia en la ayudantía y aprender de la mano de Carolina África ha sido todo un regalo. Talento y humanidad por doquier. De la obra rescato un texto que bien podría fichar Almodóvar para una de sus películas, y unas actrices por las que tengo verdadera debilidad. Además, pronto podré hincarle el diente a esta obra como actriz (como cover de Carol) y eso me colma de felicidad.

Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…

Beatriz Grimaldos

Pues como no tengo ninguna foto de las que me gustaría poner aquí donde me hallo (la cuarentena me ha pillado lejos de mi casa de Madrid) te mando esta de un vino y una cerveza, porque una vez un amigo querido me dijo: “yo hago teatro por la cerveza de después”. Y yo le vi todo el sentido del mundo. ¿Qué es una obra de teatro sin la cervecita o el vino de después? Esa manera de alargar el momento del encuentro y el tiempo compartido… Recuerdo con especial cariño las cervecitas de después tras el último montaje que hice en Réplika Teatro, porque en familia todo se disfruta más.

Y ojalá también pueda pronto tomarme una de esas con mis compis de Solo un metro de distancia,  de Antonio C. Guijosa. ¡Cuánto lo echo de menos!

¡Por una temporada cargada de brindis y de cosas bonitas por las que brindar!

Carpe diem.

(Beatriz Grimaldos, actriz)

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