Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿julio? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…
¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
Uno de los recuerdos que guardo con más cariño de mi experiencia en teatro antes de la pandemia es nuestra aventura La noche justo antes de los bosques, de B. M. Koltès. Con este espectáculo pudimos vivir cómo un montaje tan duro hacía que el público empatizase con la situación de muchas personas de nuestro alrededor. En nuestra representación en León, tras la función, paseábamos por la ciudad buscando un lugar para cenar y, al doblar la esquina (tal y como el autor escribe en su texto) nos encontramos con tres personas que nos pararon para decirnos que acababan de ver el montaje. Después de un silencio pudoroso de todos, uno de ellos tan solo le dijo al protagonista del monólogo, José Gonçalo Pais: “¿Puedo darte un abrazo?”. Me parece que fue el mejor epílogo a una noche de teatro. Porque el teatro debe servir para eso, entre otras cosas. Para que los ciudadanos nos encontremos en un abrazo como seres humanos.
¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Lo último que vi que me emocionó profundamente fue el montaje representado en el Teatro Español Ahora todo es noche, de La Zaranda. Por todos los temas que trataba y por su vinculación por la historia y la idiosincrasia de nuestro teatro. La naturaleza del teatro se vio representada con tal crudeza y con tanta sensibilidad que no hubo más opción que caer en una suerte de síndrome de Stendhal. Toda una catarsis en un patio de butacas que agradecí enormemente.
¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Lo último que vi fue Terrenal, de Mauricio Kartun, previamente al taller que impartió en el Teatro La Abadía. De ese montaje y del taller rescato la importancia de la creación teatral desde una escucha directa de los cuerpos de los actores y del escenario para llegar a una palabra que trascendiera el hecho teatral. Sobre las propias palabras de Kartun en el taller aprendimos que los elementos que nos rodean se pueden convertir en algo mágico y en materiales escénicos cuando entran en la poética del autor. Creo que esa transición alquímica de lo pagano a lo sagrado es algo que siempre buscamos cuando nos enfrentamos a una puesta en escena.
Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…
Os dejo una foto de la representación de nuestra versión de La vida es sueño (auto) como homenaje a Federico García Lorca y La Barraca en el Paraninfo Histórico de la UCM. Una puesta en escena en un espacio no convencional que nos trajo imágenes que no olvidaremos.
(César Barló, director de escena)