Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿julio? ¿septiembre?… ) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…
¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
Querido nico,
Me preguntas por la anterior era teatral y llevo días intentando recordar. No puedo escribirte nada concreto, sólo me vienen a la cabeza sensaciones entremezcladas. Ni siquiera puedo recordar ningún espectáculo completo y cuando creo recordar uno, descubro que en realidad son trazos de mi imaginación mezclados con piezas de la realidad que forman otra realidad deseada que nunca existió. Todo parece confundido en mi cabeza en el esfuerzo del recuerdo.
Como en un sueño veo a mucha gente que entra hablando muy alto, algunos con expresiones amistosas, otros con miradas desafiantes, cuerpos que chocan ordenadamente y son engullidos por un espacio a medio componer compuesto por huecos de butacas que se van llenando anárquicamente; algunos cuerpos saltan y otros se dejan ya abrazar.
El aire huele a la mezcla de los perfumes de esos cuerpos. El más fuerte es el olor del miedo que compite con la fragancia del deseo intenso.
Peine del Teatro de Rojas, Toledo, y abajo sobre el escenario, Nekrassov
¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Estoy dentro, mi cuerpo está dentro, y como los otros cuerpos soy arrastrado y desprendo mi propio olor, imperceptible para mí, y mi propia forma que es parte de un todo, de otro cuerpo en transformación constante. Una excitación, un cosquilleo, ganas enormes de lanzarme a los demás y ser devorado, probar sabores desconocidos, pasar entre las manos de otras personas. Tal vez no me acepten, tal vez me rechacen, en este movimiento continuo, pero cómo deseo ese encuentro.
Teatro Calderón, Valladolid
¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
El cuerpo humano que estamos formando, la masa carnal que somos, quiere traspasar el umbral, dar un paso hacia lo desconocido. Nuestra vibración nos delata. Es firme nuestro deseo. Una ilusión secreta e infantil, que ocultamos detrás de formas sociales (comentarios, miradas, gestos eléctricos propios de aves de buscadores de aprobación) nos domina por completo. ¿Qué es lo que esperamos?
Entre nosotros hay contactos efusivos y otras variaciones físicas (que expresan la necesidad de ser reconocido por los otros) pero en realidad ya no nos escuchamos, ni nos tocamos. Ya estamos entrando en otro plano de realidad, deseándolo, intuyéndolo, imaginándolo. Son los minutos previos al encuentro donde ocurre esta transición en la que el deseo proyecta, despierta y estimula a nuestro espíritu con la especulación de lo que ocurrirá, del peligro de lo desconocido.
Campanas, oscuridad, algunas palabras y el vacío. Que nunca termine ese vacío donde me miro, me lloro, me siento, me huyo.
Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…
Teatro Calderón, Valladolid, y en primer plano la escenografía de Nekrassov
Ahí está la luz oscura del niño que se esconde y que vino a descubrir en otros cuerpos su verdad.
(Clemente García, actor)
