Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿julio? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…
¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
¿Una? Imposible. Como imposible fue evitar el ataque de risa con Macarena Sanz haciendo Los desvaríos del veraneo dirigida por José Gómez Friha, con el público aplaudiendo y riendo con nosotras, porque no nos pudimos resistir. Madre mía, me pongo nostálgica. Ese equipo de nueve actrices y actores jugando todo un verano con un Goldoni divertidísimo. Viviría en ese verano. Tampoco olvidaré nuestro viaje a Avilés (ese cachopo, esos quesos, esa compañía preciosa…) para estrenar Una vida americana de Lucía Carballal, dirigida por Víctor Sánchez y producida por La Zona Teatro. O cuando vino un ambulancia a Metálica porque a un espectador (amigo de uno de los actores) le dio un bajón de tensión en el momento -voy a llamarlo así- más sensible de la función. Esta no es una anécdota preciosa pero el chico está bien y es que Metálica era y es mucha Metálica. Si no, que se lo digan a los fans del grupo de rock que tiene el mismo nombre: coincidió uno de sus conciertos en Madrid con nuestras funciones y compraron entrada pensando que la obra tendría que ver algo con su grupo. O los viajes cantando en la gira de Tartufo con la compañía Venezia Teatro. Recuerdo uno especialmente, volviendo de Salamanca con Alejandro Albarracín, David Alonso, Lola Baldrich, Ignacio Jiménez, Nüll García y Vicente León. No paramos de cantar en todo el viaje. íbamos por turnos proponiendo una canción. Cantábamos a pleno pulmón. Ay…
¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Desde que leí Los días felices me enamoré de esa obra. Creo que el equipazo que forman entre otras y otros, Pablo Messiez, Fernanda Orazi y Francesco Carril hace que nos llegue el mensaje de la necesidad de estar con el otro, que es de lo que habla Beckett para mí, de forma directa y magistral. Por otro lado, tuve la suerte de asistir a un pase privado de Nosotras dirigida por Mónica Miranda, de la compañía Sin Corpiño. Cuenta la historia de dos mujeres que tienen una amistad de esas desde la infancia, crecen juntas y a pesar de sus diferencias siguen queriéndose y apoyándose en todas las situaciones que les brinda la vida, a veces terribles , a veces cómicas. Verla fue un éxtasis de risa y de nudo en la garganta. Empaticé mucho, porque todavía conservo un grupo de doce amigas de esa infancia que pasé colgada a los árboles de mi pueblo. Y para finalizar, no quiero dejar de nombrar la compañía de Teatro en Vilo, con la que vivo un sueño cada vez que las veo, lo último fue Man Up y estoy deseando disfrutar de Hoy puede ser mi gran noche, obra que estaban a punto de estrenar, antes de que se parase el mundo.
¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Diálogo del Amargo con dirección de Francisco Suárez. Rescato el monólogo que hace de forma brillante la gran Cristina Marcos, la que fuera mi madre y maestra en Un vida americana y una escena muy cómica y, desde mi punto de vista, perfectamente ejecutada, que me recuerda a los clásicos Chaplin o Buster Keaton, interpretada por tres actores, entre los que se encuentra mi admirado Guillermo Serrano, amigo y compañero de clase de la RESAD.
Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…
De la anterior era teatral me quedaría viviendo en todas las obras que he hecho con Venezia Teatro, en las manos de José Gómez Friha, pero no he dado con la foto adecuada.
Había elegido la foto del equipazo de Metálica, pero el director se me ha adelantado; esa foto es un recuerdo del año pasado, muy feliz, y además la obra del monstruo tierno de Iñigo es premonitoria. Esta pandemia mundial ha acelerado la evolución de la tecnología en nuestra sociedad, y esto solo acaba de empezar. Seguro que va a haber muchas cosas que mejoran, pero siguiendo el hilo de lo que cuenta Iñigo, siento que la evolución tecnológica también nos lleva a una mayor soledad y a encubrir el miedo a que nos hagan daño creando vínculos emocionales con algo que no puede afectarnos. Por ejemplo, ya hay bastantes personas que tienen como pareja a un robot y no creo que estemos lejos de tener un spiderfuck (vibrador araña), haciendo alusión a un monólogo de la obra.
La foto que he escogido al final es del primer “localidades agotadas” de Metálica. Me viene el recuerdo de ese no-sé-qué que se siente cuando celebras con el equipo ese cartel. Es lo que deseo que nos vuelva a pasar muchas veces a todas y todos en esta nueva normalidad.
Os abrazo y echo mucho de menos miraros, compañeras y compañeros.
(Esther Isla, actriz)