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Cómo era la anterior era teatral para Javier L. Patiño

Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿mayo? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido  de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…

¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
Hablamos del otoño del año 2006. Yo acababa de terminar Arte Dramático en Guindalera, pero estaba empezando a dirigir grupos universitarios y a dar clases de dirección de actores, así que lo de ser actor se me iba alejando. Uno de mis mejores amigos de entonces, y de ahora, se había ido a vivir a Londres a trabajar en cine, y me llamó un día absolutamente desquiciado. Me dijo que tenía que ir a Londres, cuanto antes, en el puente de octubre, como fuera, que tenía que ver algo muy importante. Saqué el billete de avión, una entrada para el espectáculo que me recomendaba mi amigo, y otra para un Eugene O’Neill que hacía Kevin Spacey en el Old Vic (por aquel entonces era él quien lo regentaba y aún se podía pronunciar su nombre con admiración).

El espectáculo que me había recomendado mi amigo era Faust de la compañía Punchdrunk, una versión del Fausto de Goethe ambientada en la Nueva Orleans de los años 40. Era el primer espectáculo site-specific, itinerante e inmersivo que experimentaba en mi vida. Recuerdo que entré en un edificio medio en ruinas en la zona B del metro de Londres una noche de octubre lluviosa a las 19h. y salí de ahí a las 23.30h. cuando ya me echaban, absolutamente transformado. ¡No sabía que algo así se podía hacer! Mi amigo se había ido de puente a España y yo estaba completamente solo en Londres, caminando por no sé muy bien qué aceras, ido, después de haber vivido la experiencia más brutal de mi joven (en ese momento) vida. Y me juré que algún día haría algo así.

Luego estuve involucrado en varios proyectos que se asemejaban, pero el día que estrenamos Tiestes con Grumelot en las Bóvedas de Conde Duque, ese día llamé a mi amigo y le dije «Tío, lo hemos hecho». Y ahora daría otros dos meses de confinamiento más por poder volver a hacerlo ahí.

¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Pues en esta temporada llevaba seis espectáculos estrenados desde septiembre hasta ahora, con lo que no he tenido tiempo de ver mucho. Por no decir alguno en los que yo estaba implicado, diré Hemos venido a darlo todo de Voadora. Tenía muchas ganas de volver a verles y no me decepcionaron. Son en cada función un regalo de luz, de buen rollo, de libertad, de creatividad, de inteligencia… A los Voadora habría que verlos una o dos veces al mes, te devuelven años de vida. El otro día me volví a ver su Sueño de una noche de verano, ¡y es absolutamente brillante!

¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Delicuescente Eva (como supongo la mitad de la profesión en Madrid) de Grumelot, escrito por Javier Lara y dirigido por Carlota Gaviño. Me encantó. Todo me pareció sublime; desde el texto, la dirección, las luces, la escenografía, el vestuario, la música, las interpretaciones, el movimiento… ¡todo un espectáculo! Me alegré mucho, y celebré que a una compañía como Grumelot se la reconociese ya por fin, en un teatro como la Abadía, el valor y el trabajo profundo que llevan haciendo durante años. Han chupado mucho off (sin querer desmerecer) y esta carta de presentación ante la sociedad teatral madrileña, además estando los tres juntos (Carlota, Javi e Íñigo), creo que les hizo justicia. Sólo me jodió no estar yo ahí. Pero estaba con Los días felices de Beckett, Messiez, Orazi y Carril. Y eso no lo cambio.

Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…

Patiño

Ésta es una foto que me hizo ese mismo mejor amigo (ya lo digo, Iván Mena Tinoco) en la sala Mirador el día del estreno de mi primer espectáculo con la compañía Metatarso, Breve cronología del amor de Darío Facal con Jimena Lamotta y Mario Tardón, en febrero de 2010. Ya habíamos repuesto antes Theatre no more ahí mismo en otoño de 2009, pero éste fue el primer espectáculo en el que viví el proceso de creación completo (en 25 días, 12 ensayos y un general, éramos tan jóvenes). Ahí empezó una relación de casi 10 años y más de una veintena de espectáculos donde aprendí la profesión como en ningún otro sitio.

 (Javier L. Patiño, ayudante de dirección [A veces escribo. O te diseño unos vídeos. Tú pregunta y lo hago])

 

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