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Cómo era la anterior era teatral para Natalia Huarte

Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendidoLo que venga a partir de ahora (¿julio? ¿septiembre?… ) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido de este cambio de eraPara recordar cómo fue proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos

¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
Me resulta muy difícil escoger una única anécdota pero, si tengo que elegir, sería una función de La noche toledana de la JCNTC (Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico) en Alcalá de Henares. Era mi primer montaje profesional y recuerdo muchos momentos especiales, pero aquel día tuve un accidente gracioso en el escenario (me parecieron los segundos más largos de mi vida). Yo sacaba un carro con una jarra de agua encima que era muy importante para la escena que comenzaba. Cuando fui a salir a escena no me di cuenta de que había una tabla de madera en el suelo, estaba nerviosa, quería aparecer con ímpetu, así que me lancé con energía, con la mala suerte de que el carro volcó y en consecuencia la jarra de agua también. Me quedé parada sin saber qué hacer, dudé unos segundos y mi sorpresa fue que, al girarme, todos mis compañeros estaban repartidos entre las patas, con botellas de agua que había en el teatro, dispuestos a ayudarme; al ir a por una de ellas me di cuenta de que mi compañera y amiga Alba Enríquez salía con una fregona, resolviendo con maestría y muchísimo arte el percance y limpiando el escenario para que no nos resbaláramos.

Estábamos en la JCNTC, todo era nuevo, maravilloso, había nervios, pero, sobre todo, había mucho compañerismo y una energía de juventud que no se me va a olvidar nunca. Ese día aprendí lo importante que es saber resolver en el escenario y que lo mágico es ese presente absoluto que se crea en el teatro. Esos accidentes, en realidad, son oro.

¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
Uno de los montajes que volvería a ver es: El desdén con el desdén, también de la JCNTC dirigido por Iñaki Rikarte. Creo que es exactamente el reflejo de lo que significa la Joven Compañía Nacional para mí. Disfruté muchísimo al verlo, e Irene Serrano, mi debilidad y amiga, está inmensa, siempre es un placer verla en el escenario.

Y, además, me ocurre lo mismo que a ella, porque otro de los montajes que más me impresionó y que recuerdo muchas veces, fue Shock (El Cóndor y el Puma) de Andrés Lima. Es de esos montajes que aparecen en las conversaciones, que dejan una huella muy concreta, que no se va. Había emoción, risa, reflexión, inteligencia, excitación y un disfrute inmenso al ver a esos actores en escena. No puedo estar más contenta, porque he tenido la gran suerte de conocer a María Morales después de admirarla durante mucho tiempo. Justo antes de todo esto estaba compartiendo y aprendiendo de ella y no veo el momento de poder seguir haciéndolo.

¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Lo último que vi fue Los días felices de Pablo Messiez, que ha indagado en lo profundo de este Beckett y lo expone, así, desnudo. La complejidad del texto es infinita y creo que Messiez lo muestra con total honestidad.

El trabajo de Fernanda Orazi es impresionante. Cada segundo iba creciendo mi asombro al verla. Siempre me quedo con la boca abierta. Esta función es imposible sin Willie (Francesco Carril) que hace un trabajo único y generoso. Por Francesco, compañero y amigo, siento una admiración muy grande.

Pero también quiero nombrar a todo el equipo porque me parecieron importantísimas las decisiones estéticas y artísticas de la escenografía de Elisa Sanz, de la iluminación de Carlos Marqueríe, del espacio sonoro de Óscar G. Villegas, de la traducción de Antonia Rodríguez Gago. Y nombro al resto de personas que lo hacen posible: Javier L. Patiño, Paula Castellano y David Benito.

Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…

Natalia Huarte

Esta foto resume todo para mí: la anterior era teatral, el momento de ruptura, y la era actual. Es del estreno (5 de marzo de este 2020) de Delicuescente Eva dirigida por Carlota Gaviño y escrita por Javier Lara, en el Teatro de La Abadía. Al volver a verla han aparecido muchas sensaciones: acabábamos de estrenar y está el equipo artístico al completo, todo el equipo del teatro y, por supuesto, el público.

En esta foto está lo que anhelo, lo que recuerdo, lo que querría que volviera y lo que estaba pasando antes de que realmente supiéramos lo que venía. Ojalá podamos reunirnos de nuevo, encontrarnos unos con otros de frente, de lado, de espaldas. De momento, me quedo con lo aprendido durante este tiempo y con la energía cargada y puesta en todo lo que venga para seguir hacia adelante.

(Natalia Huarte, actriz)

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