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Cómo era la anterior era teatral para Paz Santa Cecilia

Porque está claro que acabamos de pasar una era teatral, en la que hemos crecido, nos hemos formado, hemos aprendido… Lo que venga a partir de ahora (¿julio? ¿septiembre?…) va a pertenecer a una nueva era teatral, en la que tendremos presente lo que acabamos de vivir, en la que tendremos presente nuestra vulnerabilidad como sector, y esperemos haber aprendido  de este cambio de era… Para recordar cómo fue, proponemos una serie de entrevistas breves sobre la era teatral que acabamos de dejar, siempre desde el cariño y los buenos recuerdos…

¿Puedes contarnos una anécdota que recuerdes con cariño de la anterior era teatral?
La verdad es que, en cuanto a anécdotas, no podemos quejarnos de precariedad… En uno de los festivales de mi vida habíamos invitado a un joven director polaco con un Rey Lear -situado en el Vaticano y protagonizado por el Papa-, con una de estas grandes y prestigiosas compañías de teatro público a la antigua usanza en las que va de gira hasta el apuntador, nunca mejor dicho. El proceso de negociación para cerrar todos los detalles  parecía que no iba a acabar nunca,  y su productora nos tenía a todas de los nervios. Por fin llegaron al festival, fuimos al teatro a recibir a la compañía y saludamos al director y la productora que nos había escrito casi a diario durante tantos meses. Disculparon a la compañía por estar trabajando y nos dijeron que les conoceríamos tras del estreno. Después de más de dos días de montaje, llegó el momento. El teatro estaba hasta arriba y había mucha expectación. Comenzó el espectáculo y enseguida empecé a tener una sensación extraña que no sabía identificar y que fue creciendo. A estas alturas -con la cantidad de espectáculos que llevo vistos- me resulta difícil afinar con rapidez. Había algo que no encajaba. Empecé a dudar de que fuera el mismo espectáculo, pero reconocía imágenes muy potentes que me habían encantado cuando lo vimos en su momento. Escena tras escena, cada vez que hablaba Papa/Lear aparecía en una pantalla. De pronto llegó el momento de una de las escenas más sonadas del espectáculo en la que el Papa/Lear aparece bajo palio y suena un temazo de música a todo trapo, y que recordaba bien porque la habíamos utilizado para el trailer. En su lugar, aparece una pantalla con el Papa/Lear bajo palio mientras veíamos a los actores atravesando el escenario, como si fueran costaleros ensayando un paso de semana santa, con el puño a la altura del hombro sin llevar nada encima.  Al terminar la función nos abalanzamos a los camerinos a ver a la compañía, y al preguntar al director qué había pasado, nos contó que ¡el actor principal había muerto dos meses antes!… que no tenía sentido sustituirlo por otro actor para los bolos que les quedaban y que decidieron resolverlo así, y a la productora se le había pasado comentarlo…

¿Qué es lo que más te ha gustado en lo que llevábamos de temporada en la anterior era teatral?
La verdad es que me perdí gran parte de la temporada porque estuve de gira. Uno de los espectáculos que más disfruté y resultó un gran descubrimiento fue el Magnificat de Marta Górnicka con su coro de mujeres en los Teatros del Canal. La propuesta y el coro me parecieron una maravilla, por la diversidad de cuerpos en escena, de registros y textos que manejan, el nivel de concentración y conexión entre ellas. Marta Górnicka las dirigía desde el patio de butacas. De pie entre el público, enviaba al escenario señales sutiles o bruscas, solemnes o divertidas utilizando su cuerpo y su voz. Apoyadas en una dramaturgia y una técnica brillante, lo que escuchamos es un coro de palabras, unas veces susurradas y otras casi escupidas, gritadas con la energía de un batallón; mientras le dan un irónico repaso a la iglesia católica, a Polonia y a la situación de la mujer allí. Consiguieron crear una atmósfera sagrada y a la vez subversiva, furiosa y liberadora.¡Y terminaron con los dos minutos del Magnificat de Bach!.

¿Qué es lo último que viste en la anterior era teatral y qué rescatas de ello?
Fue Los días felices, otra maravilla de trabajo y un anticipo simbólico de la parálisis total que vino inmediatamente después.  Y creo que lo rescato enterito, porque Fernanda Orazi es la punta del icerberg del inmenso equipo que sostiene todos los niveles del espectáculo. Aunque la verdad, en este momento de confinamiento, rescato sobre todo esa energía de Fernanda/Winnie para encontrar siempre motivaciones, por pequeñas que sean, para considerar sus días felices.

Y ahora, si nos puedes mandar una foto de un recuerdo, un objeto, algo que tengas de la anterior era teatral y que defina tu relación con esa era…
Poniendo en orden mis fotos, aparecieron las de un MOV´S que se celebró en Santiago de Compostela en junio de 2005. Son de la presentación al aire libre de un taller que hizo Àngels Margarit con espectadores, y evocan esa atmósfera tan especial que crean las artes en vivo. Estar tranquilamente al aire libre, tumbarse en la hierba juntos, escuchar, ver, bailar, cantar, asombrarse juntos… Para mí define muy bien la anterior era teatral y mi relación con ella.

Paz Santacecilia

Y no he podido resistirme a mandar una segunda foto, del coro de Marta Górnicka, que ilustra muy bien la anterior era escénica, porque me temo que no volverán a cantar tan juntas en algún tiempo…

(Paz Santa Cecilia, gestora-mediadora cultural)

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