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Cómo nos toman el pelo

 

Oh, España, país singular. Supongamos que usted desea ir a ver a la Filarmónica de Viena, quizá la mejor orquesta del mundo (o una de las mejores) en su próximo concierto en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Tendrá que pagar por una entrada suelta entre 210 € y 80 €. Esto es una barbaridad de dinero, claro que sí. Pero fíjense que la Filarmónica de Viena toca poco después en Colonia. La misma orquesta, el mismo director (Daniele Gatti), similar programa (Brahms): pero en Colonia, Alemania, el precio de las entradas va de 147 € a 25 €. Aclaremos que una entrada de nada menos que 80 € en el Auditorio puede querer decir una entrada francamente mala, detrás de la orquesta, donde es imposible apreciar de verdad la orquesta.

 

Es verdad que los conciertos de Ibermúsica son especialmente caros. Pero fíjense que las entradas para ver a la orquesta Maggio Musicale Fiorentino dirigida por Zubin Mehta, del ciclo de Juventudes, cuestan entre 110 y 25 euros. Esto ya es otra cosa. Claro que el Maggio Musicale Fiorentino no es, por ejemplo, la orquesta del Concertgebow de Amsterdam, donde usted puede ver a Mariss Jansons dirigiendo el Requiem alemán de Brahms por 121 € – 31 €. Ni la Staatskapelle Dresden, que usted puede ver en Colonia, dirigida por Christian Thielemann, por entradas que oscilan entre los 110 y los 25 euros. Ninguno de estos precios, en países de mucho mayor poder adquisitivo que el muestro, se acercan siquiera a los 210 € del concierto de la Filarmónica de Viena en Madrid, cuya entrada más barata, repetimos, es de 80 € en contraste con los 25 €, repetimos, que cuesta la entrada más barata en Colonia para el mismo concierto. Pero todo esto se pone todavía más divertido si pensamos que si queremos ver a la Filarmónica de Berlín en Berlín (y esta sí que es la mejor orquesta del mundo), las entradas nos costarán entre 72 y 60 euros. Y que si queremos ver a la Orquesta Filarmónica de Londres en Londres, la entrada más cara cuesta nada menos que 39 libras. Es decir, al cambio de ahora mismo, 49 €.

 

De todos modos, tampoco hay que preocuparse tanto, porque la música, como cualquier otra arte escénica, es entretenimiento, no cultura. Lo ha dicho el ministro de Hacienda.

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