1
Hay una carretera maravillosa cerca de mi casa.
En ella, al inicio no hay final.
Es recta y larga, ondulada, rodeada de campos de cultivo, encinas, almendros, señales de tráfico, setas, animales, un rebaño con pastor y perro, caminos de tierra que entran y salen, pájaros, aves y basura reciente y antigua, latas de cerveza de diferentes tamaños, latas de refresco adheridas a la tierra, latas de bebidas energéticas en descomposición, botellas con o sin tapón, un paquete de algo, una bolsa de algo…
He recorrido la carretera cientos de veces en bicicleta, de ida y vuelta, por las mañanas de invierno, tardes de verano, al anochecer, a oscuras, escuchando a las urracas, viendo la sombra de las hormigas, al pastor paseando, los pájaros emigrantes contra el cielo formando uves, mi sombra pedaleando, las luces de los coches, abubillas volando desde los cables, bellotas caídas, máquinas cosechadoras, alpacas amontonadas…
He observado también la basura, sin actuar, dejándola ahí, tranquila, quieta.
Dejándola atrás.
La compasión
La compasión es la capacidad de conmoverse con el sufrimiento del otro y sentir la necesidad de hacer algo por aliviar ese dolor.
3
Volví a casa, dejé mi bicicleta, volví a salir, caminé hasta ella, recorrí la carretera otra vez.
Conté ciento quince nubes.
Llené tres bolsas de basura, volví con ellas.
Las he traído a casa para hacer el recuento.
Las he traído para poder escribir y completar este texto, también.
El recuento
5
Ahora la tierra junto a la carretera está mejor, aliviada.
Ha sido la acción.
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Tendréis el poder real de experimentar una situación masificada, calurosa y lenta del tipo infierno consumista como algo no solo lleno de sentido, sino también sagrado, que arde con la misma fuerza que ilumina las estrellas: la compasión, el amor, la unidad última de todas las cosas.
Esto es agua, David Foster Wallace