A veces he pensado en la idea de matar a algún conocido libanés cercano para poder asistir finalmente a unas “condoliance” como Dios manda pero no ha hecho falta….
La doliente viuda vestida de luto y con un manto inmaculado blanco que cae sobre sus turgentes pechos, otrora expuestos al caliente aire mediterráneo (que alguien explique al amable lector lo que significa aire en árabe), está escoltada por sus dos hijos adolescentes. Ambos lucen sus mejores galas para honrar al muerto, permanecen erguidos, dignos, a veces sujetan a una madre que cual Angela Channing se emociona vivazmente al recordar los viñedos que dejó atrás, en otro país.
Ay, decía Rosalía de Castro, ¡adiós ríos; adiós fontes; adiós regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, adiós, adiós marido mío, adiós cheque de mi corazón, adiós fecundador de turno, adiós por siempre adiós, miña terra, miña terra, terriña donde me forré, mansiones que quiero tanto, penes que mueve el viento, adiós por siempre adiós, prados, ríos, arboledas, adiós que os follen adiós!
Que esto es Beirut…
Las sillas marrones, viejas, se sitúan en hilera en una habitación fría que recuerda a una clínica abortista de la Unión Soviética. Enfrente de mí dos elegantes señoras con falda ideal para empezar a frotarse contra una barra americana inclinan delicadamente sus piernas hacia un lado para que los tacones de diez centímetros no destrocen sus exquisitos pies. Sus coños están tan protegidos como su herencia. Un tío con pinta de haber sobrevivido a su peor resaca en los últimos 20 años empieza a cantar una oración del Corán a través del micrófono.La masa guarda silencio, repite sus oraciones, a los cristianos se nos permite aprovechar el momento para estudiar al enemigo musulmán con detenimiento. Parece que sufren de verdad.
A mi lado un real hembra árabe madura, de pelo largo y ensortijado en tirabuzones, negro como la muerte, chatea en el móvil en inglés.
—¿Puedes llamar al Domino´s Pizza para Ali y para mí?
—Ahora no puedo, estoy en un funeral.
—Tenemos hambre.
—¿No puedes esperar 10 minutos?
—Danos el teléfono del Domino´s.
El cantaor del Corán carraspea y vuelve a coger el micro para marcarse un impresionante solo sin play-back.La gente se pone seria, abre sus manos con las palmas hacia arriba. Terminada la oración la de los tirabuzones vuelve a la carga con el móvil. Calza unos pantalones de raso negro y unos tenis con tacón de purpurina negra, solo es posible imaginarla dando miedo a los niños en un callejón o como prostituta desabrida de cementerio.
—Queremos comer pizza
—Aún estoy en el velatorio.
—Dame el teléfono del Domino´s
—7105667, pero Mimi ha dejado en el horno algo que os gustará. Berenjenas…
Berenjenas… muérete para que la puta familia esté hablando de berenjenas. Allah-imploro-ven a joderle el móvil a esta bruja, no permitas que herede. Un camarero sigue sirviendo cafés con sabor a tierra y vasos de agua a pesar de que el 95% de los presentes son alcohólicos o están en proceso de serlo. La viuda vuelve a venirse abajo mientras el mundo sigue su curso, la cotización sube o baja, Israel mata ministros palestinos como quien caza conejos y los asistentes piensan en el pollo que habrá de cena. Los amigos de los huerfanitos se han vestido también de luto para la ocasión, contemplan con horror a su pequeño amigo, de traje y corbata, levantándose para despedir educadamente a los huéspedes que se retiran, intentando reprimir las lágrimas como hacen los hombres.
En la calle hace una noche demasiado templada para ser invierno. Como si el verano estuviera a punto de llegar de nuevo y con él los insectos devorándolo todo.