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Contra indignación, lo suyo: represión

 

Son tiempos verdaderamente revueltos los que nos está tocando vivir.

 

Perdonad que os castigue con la realidad sórdida diaria y no os distraiga con el realismo mágico africano…

 

Le monde s’effronde, todo se desmorona, como dice el título de una de las mejores novelas africanas (me refiero a África subsahariana).

 

La delgada línea roja entre el referéndum, la insurrección o el golpe de Estado, esta es la primera página de un semanario…, no se siente uno muy animado…

 

Los principios han desaparecido para siempre, justicia, verdad, legalidad, solidaridad, humanidad, en definitiva el amor del hombre a su prójimo son cosas que han pasado a la historia desbancados por el egoísmo, la corrupción, el enriquecimiento ilícito, el desprecio al prójimo y la máxima de que cada palo aguante su vela y filacterias en los escudos personales con la bonita leyenda: yo, mí, me, conmigo, como la máxima expresión de la insolidaridad.

 

Inmigrantes muriendo en las costas y desangrándose en vallas y gente que se dice cristiana impasible ante las imágenes y ningún responsable dispuesto a dimitir o ser cesado.

 

Manifestaciones masivas que son reventadas por la policía para descalificarlas, o presentando pruebas falsas y sin dimitir nadie, cuando los pillan.

 

Periodistas a los que no se les cae la cara de vergüenza falseando las informaciones y las cifras siempre atentos a la voz de sus amos. Aunque cuando les agradezcan los servicios prestados con un cierra patronal, ERE, o lo que sea que hagan con ellos, harán declaraciones, como hicieron los de Canal 9, diciendo que les obligaban a mentir y engañar a todo el mundo…, suenan igual que los carceleros de Auschwitz cuando se justificaban con el genocidio diciendo que eran órdenes, que no podían desobedecer…

 

Tantas y tantas cosas que nos cansa a nosotros mismos seguir contándolas. Hace poco en puesto en mi página de Facebook que estoy aburrido de compartir links sobre estas cosas, deprimentes.

 

Pero me sigo encontrando con gente que critica todo lo que ponga y que ven más terrible una pedrada a un escaparate de un banco que las pelotas de goma y los botes de humo de la policía que han tenido consecuencias mucho más graves, desde una persona muerta, un ojo vaciado, un testículo perdido, y tantos heridos…

 

Pero sobre todo millones de parados, un país arruinado, 2º país europeo, por detrás de Rumanía, con niños pobres, millones de personas comiendo de la caridad y de las basuras, cientos de miles de desahuciados de sus casas, suicidios, depresiones, una juventud emigrante, sin futuro y sin ilusión…, tantas cosas.

 

Eso sí es violencia, no el cojo manteca.

 

¿Cómo cambiar las cosas?

 

Llegué a pensar, afán de protagonismo, en hacer algo parecido al desencadenante de las primaveras árabes, pero lo de quemarse a lo bonzo no debe ser muy agradable por más vistoso y gráfico que quede, 1-2 minutos de telediario, prime time, si no se te ha olvidado advertir a la prensa gráfica y se lo han tomado en serio no vaya a ser que te quemes a lo tonto, pa na.

 

Que esto de quemarse no da para más de una toma.

 

Pensé que sería más indolora, e inodora, una inmolación más acorde a los tiempos que corren.

 

Me planto a las puertas del Congreso con la escopeta de caza de mi padre, la saco, doy cuatro gritos, ¡todos al suelo!, algo típico de la institución, y pego 2 tiros a los 2 leones (no creo que me dejen recargarla).

 

A los pobres leones no creo que les hagan mucha mella unas postas, pero lo mismo me aseguraba la polémica en las redes sociales por el mal trato animal, más que por las reclamaciones sociales y políticas. Al fin y al cabo los leones son como los gatitos, ten exitosos en la red.

 

Este mundo se vuelto loco y seguro que la poli me acribillaba para nada.

 

Así que he decidido dejarlo estar, por ahora.

 

Por esta otra parte del mundo, Burkina Faso, las cosas no andan mucho mejor.

 

Los polis empiezan a preparar la guerra, para alcanzar la paz (espero que no sea la paz de los cementerios)

 

Ya os he contado que de aquí al año que viene la situación política se puede calentar mucho: hay elecciones presidenciales.

 

Y el actual Presidente, Blaise Compaoré, lleva desde 1987 en el poder, año del asesinato del anterior, Thomas Sankara.

 

Y quiere cambiar la Constitución que le impide ser reelegido para seguir en el poder.

 

Así que se avecinan tiempos revueltos, como los huevos.

 

Lo malo es que todavía no se sabe cuántos huevos se van a romper y los de quién.

 

A mí que no me toquen mucho los míos, que hago el atillo y me vuelvo para España, y se acaba la Biblioteca OLVIDO, que mantengo en Ouahigouya.

 

Todo el mundo está convencido que va a ser así y que nos espera un menú de huevos revueltos o peor aún: huevos estrellados, no me refiero a recetas del Arguiñano.

 

No es la receta más ortodoxa, pero es muy simpática, jejeje

 

 

Porque desde hace un año no se habla de otra cosa que de la paz, que si la paz por aquí, que si la paz por allá, que si hay que conservar la paz, que si la paz divino tesoro…

 

Dime de qué presumes, en el país de los hombres íntegros (empecemos por el nombre de la nación), y te diré de lo que careces…

 

Y para preservar la paz, nada mejor que preparar la guerra.

 

De hecho en la biblioteca hemos seleccionado como libro del mes, El Arte de la Guerra, de Sun Tzu, para que no nos digan que no ponemos todo de nuestra parte para que las batallas sean hechas con fundamento…

 

Hace unos días volviendo a casa al mediodía vi un montón de gente parada en la carretera mirando al espacio de la Gendarmería, paré el coche y me bajé a cotillear, aquí hay pocos espectáculos y cosas que ver.

 

Una compañía de gendarmes entrenándose en la disolución de manifestaciones: unos hacían de buenos y otros de malos.

 

O mejor decir unos hacían de manifestantes y otros de polis (malos).

 

Aquí están ‘asesores’ extranjeros entrenando a los gendarmes para la represión de las manifestaciones y revueltas próximas. Al final se puede ver cómo me señalan por estar grabando la escena y envían a un gendarme para impedirme hacerlo. Afortunadamente sólo me dijeron que estaba prohibido, pero no me paso lo el periodista cuando el golpe de estado de Chile contra Salvador Allende

 

Así que en esas estamos, la cosa se va a calentar.

 

Mientras no me calienten a mí, que ya voy quemado…

 

 

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