«ANIDAR: Arquitectura y Niñez», sección que dirijo en la revista de arquitectura Arqa (Argentina), visibiliza y propone proyectos del campo acotado por la infancia, la arquitectura y la educación.
«Conversaciones ANIDAR» invita cada lunes a algunos de los mejores especialistas del mundo en este campo o profesionales que aportan luz en él (lista de invitados 2020, lista de invitados 2021). La conversación como juego de construcción de mundos habitables. La infancia, mirada que nos interroga sin margen de error.
Conversación ANIDAR con Ángel Pérez Martínez el 1 de marzo de 2021.
Ángel dibujó el panorama de la educación de la infancia y juventud colombiana, que si bien ha mejorado mucho en las grandes ciudades en décadas recientes, le queda camino por recorrer hasta alcanzar estándares mínimos de calidad y cantidad para todos los alumnos.
Pocos alumnos disfrutan de la jornada única (de 9 a 17h), la mayoría aún asisten a la jornada partida (cuatro o cinco horas al día, en turno de mañana o tarde para aprovechar las mismas instalaciones educativas). La deserción escolar es alta en todo el país a partir del grado 6º (11 años). Gran parte de la infraestructura educativa para infancia en zonas rurales incumple los derechos básicos de la infancia debido a la insuficiente financiación.
Ángel Pérez, invitado en la cuarta conversación ANIDAR del 2021, inició contando cómo llegó desde la economía hasta el terreno educativo “definitivamente hay cosas que lo van marcando a uno, yo egresé del colegio oficial, tuve unos profesores extraordinarios, recuerdo puntualmente uno de filosofía. Yo nací en un barrio de clases media baja en Bogotá y ese profesor nos llevó por primera vez a una obra de teatro y esa obra de teatro era sobre la violencia en Colombia, pero también sobre la pobreza y la indigencia. Ese profesor nos hizo leer en serio a Kant, a Heidegger y nos enseñó desde muy jóvenes a tener un compromiso con la sociedad, y gran parte de esa labor era la labor educativa”.
Su vínculo con la labor social empezó con ese profesor de filosofía que lo marcó, y se profundizó en la universidad “ese profesor me marcó, pero luego en la Universidad cada vez me comprometí más en una labor social. Y cuando estaba terminando la actividad económica entendía claramente que mi futuro era al lado del sector social, y por fortuna empecé a trabajar desde muy joven con temas de educación”.
Una realidad que el invitado viene trabajando y compartió en la cuarta charla ANIDAR se vincula con la desigualdad en el acceso al derecho a la educación, la cobertura y desarrollo inicial de la educación en Colombia. Ángel Pérez exhibió una presentación con datos sobre la realidad de la educación colombiana de niños/as y jóvenes. El material compartido mostraba la evolución a lo largo de los años de indicadores como tasas de escolaridad, matrícula y acceso al derecho a la educación. La conclusión que el invitado planteó como hipótesis fue que, al finalizar el siglo XX, la educación básica y media en Colombia se había convertido en un factor más de exclusión y de inequidad en el país.
“Los sectores de clases medias y altas pueden educar a sus hijos con canastas educativas que valen entre 1.500.000 y 3.000.000 de pesos colombianos por mes (entre 38.000 y 76.000 pesos argentinos) , pero por un niño de la educación pública oficial, invertimos cerca de 4.000.000 pesos colombianos (102.296 pesos argentinos) por año. Es decir usted tiene acá a niños y adolescentes colombianos que estudian con canastas de hasta 8 y 10 veces más que la educación oficial. Esto hace que unos segmentos de la población accedan a colegios bilingües, de alta calidad, cuyos hijos se presentan a las pruebas nacionales de evaluación (SABER) e internacionales (PISA) y se compartan como países desarrollados” ejemplificó para dar dimensión de la brecha que existe en la educación colombiana.