
Lunes. Es casi la hora de comer. B y A sentados frente a sus respectivos ordenadores.
A.- Estuvimos a punto.
B.- ¿Tú y yo? ¿A punto?
A.- Sí, a punto de verla.
B.- Ah, sigues hablando de teatro… Creí que estabas siendo un poco romántico por fin…
A.- Estuvimos a punto de ver la obra que te decía esta mañana, Los amores diversos, cuando estuvo en otro teatro.
B.- Ah, no me lo dijiste.
A.- Seguro que sí te lo dije. Pero eres muy olvidadiza.
La bella Rocío Vidal en una fotografía de Manolo Pavón
B.- ¿Y de qué trata esa diversidad?
A.- No sé, hoy lo descubriremos.
B.- Léeme la sinopsis.
A.- Si luego me dices que te aburro con mis sinopsis.
B.- Pero bueno, jamás te he dicho eso.
A.- Te lo veo en la cara cuando te leo alguna sinopsis.
B.- Está bien, lo que tú digas.
Pausa. A busca en Internet. B bebe agua y piensa.
Fotografía de Manolo Pavón
B.- Creo que me tendré que buscar un amor diverso.
A.- ¿Cómo?
B.- Un amor diverso a ti, porque tú…
A.- ¿Diverso a mí? Eres una pesada, todo el día que si el amor, que si yo, que si etc. Como si estuviéramos en primavera.
B.- ¿De verdad piensas eso?
A.- No, pero en la oficina no se puede…
B.- Anda, no sigas por ahí que lo estropearás más. Léeme la sinopsis.
A (lee).- «¿Cuántas páginas son una vida? La vida se decide entre versos. Entre las páginas que construyen nuestra memoria: las historias que nos contaron de niños, los poemas que copiamos para alguien siendo adolescentes o los personajes que, alguna vez, nos enamoraron.»
B.- ¿Va de libros la cosa? Estarás contento entonces.
A.- Espera… (Sigue leyendo.) «Ariadna no acaba de encontrarse en ese laberinto literario, un mundo de palabras que se derrumba cuando se entera de la muerte de su padre en extrañas circunstancias. Impulsada por la necesidad de conocer la verdad de lo sucedido, deberá hacer frente al pasado familiar y, sobre todo, a sí misma en una sola noche. Porque sabe que en su presente, en sus caóticos treinta y algo, hay tantas sombras como las que deberá descifrar en la vida de su padre si quiere entender por qué y cómo murió.»
B.- ¡Una policíaca! ¡Me encanta!
A (lee).- «Siluetas y fantasmas que dibujan, en el ayer de él y en el hoy de ella, amores secretos, anónimos, diversos. Amores que, en la madrugada más desnuda de su vida, amenazan con desbordarlo todo y obligar a Ariadna a elegir entre salir del laberinto o quedarse, encerrada entre sus muros, para siempre.»
B.- ¿Qué es eso del laberinto? ¿Y la prota se llama Ariadna? Vaya nombre.
A.- ¿De verdad que no sabes quién es Ariadna?
B.- Bueno, sí, la prota de esto que vemos hoy…
A.- Eres una cazurra. Míralo en Internet.
B.- Y tú tienes menos sensibilidad que un bloque de granito.
A.- Está bien.
B.- No voy a buscar nada en Internet, porque tengo hambre, y cuando tengo hambre, sabes que me pongo de mal humor, y…
A.- Pues nos vamos a comer, entonces.
B.- Pues vamos. ¿En qué teatro es?
A.- En la Sala Tú.
B.- Ahí hemos estado muchas veces.
A.- Pues hoy lunes iremos de nuevo.
B.- Una cosita, antes de que nos vayamos a comer.
A.- Dime.
B.- ¿Te puedo hacer una pregunta?
A.- Dispara.
B.- ¿Quieres…?
A.- ¿Qué…?
B.- ¿Quieres ser mi amor diverso?
B sale corriendo por el pasillo. A se queda sentado en la silla sin saber qué hacer.
Oscuro.
Imaginación del lector.
Continuará. Para saber todo lo que pasa en esta singular oficina, pinchar aquí.
@nico_guau
Los amores diversos
de Fernando J. López
con Rocío Vidal
Escenografía y vestuario: Mónica Boromello
Dirección: Quino Falero
Sala Tú, lunes y martes de octubre y noviembre, 20’30h.