—Mamá, ¿sabes que voy a empezar a escribir en una revista de teatro?
—¡Ayy, qué maravilla! Enhorabuena. Por fin, hija, ya era hora de que fueras periodista de las de verdad. ¡Qué alegría me das!
—Gracias. Me hace mucha ilusión.
—Y, ¿dónde? ¿En El País, en El Mundo?
—No, mamá. En El Gallinero.
—¿El Gallinero? Pero ¿qué revista es esa?
—Bueno, no es una revista, es como un blog en el que se habla de teatro. Veo obras y las comento. No me pagan ni nada, pero me viene bien para soltarme.
—¡Pues vaya!… Bueno, si es lo que tú quieres hija, pues hazlo. Pero… ¡vaya profesiones de muerta de hambre que te has buscado: periodista y actriz! Ya podías haber sido dentista, que nunca te iba a faltar trabajo.
—Mamá…
—Ya, ya…
—Tengo que ponerme un nick.
—Te he planchado el azul que estaba tendido y ya está seco.
—No, mamá. Un nick, no un niki. ¡Niiick!
—¿Y qué es un “niiii”?
—Ayyy, es como un pseudónimo con el que firmo los artículos sin que se sepa quién soy.
—¿Y por qué no firmas con tu nombre? ¡Vamos! ¡Encima! ¿Y para qué narices escribes tú, si no van a saber que eres tú?
—Bueno, mamá, es una manera de ser más libre en los comentarios. Puedes opinar sin tener que ser condescendiente si conoces a alguno de los actores, al director…
—Vamos, ¡que es para cobardes! Para poder poner a la gente pingando y que no sepan que eres tú.
—Bueno, mamá, si me gusta mucho, también voy a alabarlos sin que sepan que soy yo.
—¡Pero si nunca te gusta nada! Siempre que vienes del teatro y comentas le pones pegas a todo.
—¡Eso no es verdad!
—Sí que lo es.
—¡No lo es!
—¡Dime lo último que has visto que te gustó sin pegas!
—(…) Ayyy mamá, ¡se llama pensamiento crítico, coño! Todo es susceptible de mejorar. ¡Pero yo valoro mucho el trabajo! Que sé lo que cuesta exponerse ante el público y dar tu tiempo y tu energía a proyectos que luego…
—(…) ¡Se van a la mierda en dos días y no te han dado ni pa pipas!
—¡Mamááá!
—¡Pero si es que es verdad! Yo ya te lo he dicho muchas veces. En el teatro a la única que le va bien es a la Concha Velasco… ¡Y nunca tiene un duro!
—El teatro no se hace sólo para ganar dinero, ¿vale?
—No, ya, pero en algún momento tendrás que ganar dinero… digo yo… tener tu casita…
—Sí mamá, no sabes las ganas que tengo de tener mi casita y largarme de aquí…
—¡Pues ahí tienes la puerta…!
—Mamá… vale. Ayúdame con lo del nick, anda. La revista se llama El Gallinero. ¿Se te ocurre algo?
—’La Gallina Turuleta’.
—¡Joder, mamá, por favor, algo más serio! Y no se dice ‘Turuleta’. Se dice ‘Turuleca’.
—¡Se dice ‘Turuleta’, de toda la vida!
—No. Se dice ‘Turuleca’, en casa siempre hemos cantado ‘Turuleta’ pero lo decíamos mal, que lo he visto en el cantajuegos.
-—Pues a mí me gusta decir ‘Turuleta’.
—Pues di lo que te dé la gana y déjalo, que ya me busco yo un nombre.
—¿Y de qué vas a escribir?
—Pues ayer vi el Fausto de Pandur.
—¿El qué? ¿De quién?
—Fausto de Goethe, pero el director se llama Pandur. Es esloveno.
—Ohhh. ¿Y te gustó?
—Bueno…
—¡¿Ves?!
—Ayyy mamá, a ver, Fausto es un texto filosófico, muy difícil de hacer. Aquí han hecho una versión muy personal. El montaje estéticamente tenía grandes aciertos, los actores no estaban mal. Pero he visto otras cosas del mismo director y no sé… como que se repite.
—Bueno, será para que sepan que es de él. Como los pintores, los cuadros se parecen.
—Sí, vale, será su sello pero es que… no sé.
—Bueno, dime algo que te gustara.
—Plásticamente tenía aciertos. Mira, hubo un momento en el que una actriz se tiraba por encima el agua de unos cubos que estaban junto a sillas …
—¿Cómo en Flashdance?
—Sí, mamá… más o menos. Pero muchas más veces. Es una escena en la que se vuelve loca. Era bonito. Y había otras imágenes muy bellas.
—Mira, pues ya te ha gustado algo.
—¡Que me han gustado muchas cosas! Y el espacio era muy potente, también. Había un muro enorme que luego se abre y sobre el que se proyectan… cosas… bueno, algunas proyecciones…
—Ya empiezas…
—Ayyy … algunas a mí no me gustaron.
—¿Y los actores?
—Defendían con uñas y dientes el trabajo y algunos son muy buenos… pero…
—¡PERO…!
—Mira, mamá, paso de ti. Me voy a mi cuarto a escribir.
—¡Muy bien, ‘Turuleta’!
—¡No me voy a poner ‘Turuleta’!
—No, no te vas a poner turuleta porque… ¡ya lo estás! (Riéndose sola y cantando.) ‘La gallina turuleta ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres…’
—(Resopla).
Turuleta