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Copia en limpio

El que recientemente araba copia en limpio brillantísimos discursos que oscurecen la luz natural: Pronto se cegaron los hombres y olvidaron el mundo. El recuerdo del valle en primavera y el nombre del romero que encontró en la colina las alturas de sí mismo fueron, como los cantos de los coros y danzas, reducidos a la chirriante prédica de la cabeza parlante, origen de jaquecas y afonías que ensordece un rumor de ayes y lamentos. En el lugar que crece con el hombre, donde se obran uno tras otro los milagros, la mano de Dios ha rematado la vendimia y despide y estrecha las manos amigas sin conocer desalientos. Probado el vino nuevo, bien conoció que los hombres habían coronado su cabeza y recitado los verbos de entendimiento, que la mano de Dios ignora a fin de preservar su divina razón. Inconsistente y adornada de laureles, la cabeza parlante asumía el reino mientras el pájaro cabra, piadoso soberano de sí mismo, por no unirse al coro de las quejas, regala la hermosura de su vuelo rasante confiando en que los hombres recuerden su grandeza.

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