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Costalera


Lo escribió Chaves Nogales en 1935: «Cada paso lleva seis trabajaderas, y en cada trabajadera van seis costaleros. Estos treinta hombres, tapados por los faldones de la parihuela, se mueven a la voz de un capataz que va delante del paso, mandándoles andar y pararse. La cosa es sencilla, ¿verdad? Pues bien; aunque parezca extraño, sólo por esto, por saber mandar un paso con esmero, se puede pasar a la inmortalidad. Y me bastará escribir un nombre para que todos los sevillanos lo reconozcan: Tarila. Tarila era un buen hombre del pueblo, que no tuvo en su vida más mérito que el de saber mandar a los costaleros que van debajo de los pasos». Ella también se echa todo el peso a la espalda sin escoger la vértebra en la que aguantarlo. Lo más probable es que no pase a la historiografía local, ni de la que vino ni en la que está. Sin arpillera ni almohadilla, con viernes santos a diario, sin corona, con moño, sin bordados, con camisa de cuadros, con la devoción siempre a cuestas, ella es costalera. Costalera y capataz.

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