La antropofagia es una de las prácticas más queridas de los españoles, una plaga lenta y penosa. Las pruebas las podemos conseguir atendiendo a los comportamientos que observamos cada día en la política, en los deportes o en el vecindario propio. Para la mayoría siempre será la mejor y más barata terapia, para los menos, se trata de una forma de luchar contra su realidad plana. A cada paso aparecen imágenes grises con una batalla al fondo. Y uno, que no se puede ocultar, quisiera poder observar el asunto de lejos para evitar convertirse en un pesimista y triste caníbal.