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Mientras tantoCrónica de una mudanza con niños

Crónica de una mudanza con niños


 

A la familia se le queda pequeña la casa. Mientras estaban solos con M, el piso de dos habitaciones y media era más que suficiente. Ahora que está S hay que buscar un lugar con más espacio para los cuatro y en el que L pueda conservar su estudio para trabajar desde la casa y D pueda hacer esas fiestas multitudinarias de vez en cuando.

 

Comienzan la búsqueda de un nuevo piso. Con calma, que faltan siete meses para que expire el contrato actual. D se inscribe en el portal Idealista.com, que le envía avisos de alquiler en las cuatro calles que han elegido. No se quieren ir muy lejos, para que D siga llevando a M a su colegio, cada mañana, caminando. Y de ahí, en bicicleta al trabajo.

A M no le entusiasma la idea de cambiarse de casa. L y D le cuentan que ganará una habitación más grande y luminosa. L se encarga de concertar las citas y visitar los pisos. De los que ha visto,  ninguno cumple los requisitos del piso idóneo que la pareja quiere para mudarse: tres habitaciones luminosas, calefacción central, salón amplio y, ya puestos a exigir, dos baños.

 

Justo el día del puente, dos semanas antes de Navidad, D recibe una alerta web de un inmueble ubicado a solo dos manzanas del piso en el que viven. Es viernes y D puede acompañarla a verlo. Van con los niños. Les gusta pero L vuelve con el centímetro para asegurarse que caben los muebles del dormitorio de M y decide alquilarlo. En estos asuntos, D confía en la intuición de L.

 

D sugiere contratar una empresa de mudanza, ya que con la familia también ha crecido la casa: más muebles, más libros, más ropa, más juguetes, lavadora y secadora, litera… ya no vale alquilar una furgoneta ni llamar a los amigos para que les echen una mano. L llama a un par de compañías, Procoex y Mudanzas Valero. El precio final se ajusta al presupuesto: casi mil euros. El precio incluye el embalado. Mudanzas Valero tiene disponible una fecha antes de navidad. Con el propietario, acuerdan la fecha de traslado: 22 de diciembre. La madre de D ha llegado pocos días antes a pasar las fiestas. Una ayuda extra para tanto trajín.

 

L empaca lo que los niños necesitarán para el mismo día de la mudanza:

 

2 cambios de ropa por niño

Bolsa de pañales

Toallitas

Potitos

Peluches de M y S

Sábanas

Cereal y leche para S

Además llevan en mano:

Ordenadores

Discos duros

 

El 22 a las 9 horas llegan los empleados de la empresa de mudanza. D ha salido diez minutos antes para dejar a M en su último día de cole antes de vacaciones e ir al nuevo piso a instalar lámparas y revisar la calefacción. L, S y la madre de D se quedan en la casa para estar al tanto de la recogida los enseres, mientras ven en el sorteo del Gordo. Comprobarán que no les ha tocado ni el reintegro. A mediodía L y S recogen a M y se van a comer. Un almuerzo largo en el chino de la calle Sebastián Elcano. Luego van a la nueva casa. L le pone unos vídeos de Little Einstein en el ordenador, mientras esperan que lleguen los muebles.

 

Pero uno de los cargadores ha advertido a D que si la empresa no envía refuerzos no podrán descargar muebles y cajas ese mismo día: él es un ETT y tiene un horario. L llama a la empresa para exigir que cumpla. La empresa responde enviando a cinco personas más, incluido el comercial de setenta años. A las 19 h termina la mudanza. La sala es un laberinto de cajas que M aprovecha para jugar a esconderse y recorrer los pasadizos y puentes. Primera foto.

 

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