Artículo escrito por Adrian Espallargas.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) elevó al fin las tasas de interés y puso fin a la crónica de una subida anunciada con la que medios de comunicación e inversores han especulado mensualmente durante los últimos dos años.
Es la primera vez que la Fed sube las tipos en una década y pone fin a un periodo de 6 años en los que este porcentaje se ha mantenido cercano al 0 % –mínimo histórico.
La nueva tasa se situará en una horquilla entre el 0.25 % y el 0.5 % y se espera que marque el inicio de una subida gradual de los tipos de interés en Estados Unidos.
¿Qué significa esta subida?
Este porcentaje indica el gravamen que la Fed cobra por prestar dinero a los bancos estadounidenses, es decir, establece el costo del dinero.
Para combatir la crisis de 2008, la Fed dio luz verde una serie de políticas monetarias expansivas.
Por un lado, puso en marcha los programas de “Quantitative Easing” (QE) para rebajar el interés a largo plazo a través de la compra masiva de deuda bancara y pública.
Por otro, redujo los tipos de interés a corto plazo y los mantuvo cercanos al 0 %.
De esta manera la Fed inundó los mercados de dinero barato para fomentar una mejora de la economía. Así, la gente tendría mayor acceso al crédito, estimularía el consumo y haría la rueda girar.
Pero el organismo considera que la economía estadounidense ya muestra signos de recuperación de lo que fue aquella hecatombe financiera.
Por ello, esta primera subida de las tasas aunque no es muy elevada, es muy significativa al ser la primera que se lleva a cabo en el país en diez años y, sobre todo, anuncia el inicio un posible aumento gradual de los tipos.
¿Por qué ahora?
Este movimiento de la Fed es ampliamente visto como un voto de confianza del organismo en la economía de Estados Unidos.
Durante la rueda de prensa en la que se dio a conocer la noticia, la gobernadora de la Fed, Yannet Yellen, indicó que la economía muestra signos de un fortalecimiento “moderado”.
Se espera que el PIB de EEUU crezca un 2.1 % este año 2015 y se estima un 2.6 % para 2016.
Los empresas están invirtiendo y las familias gastando. Las ventas de coches han experimentado una subida significativa en los últimos meses. La economía esta mejor.
Por otro lado, el mercado laboral se ha venido recuperando paulatinamente. En 2010 el paro llegó al 10 %. En los últimos meses el desempleo ha bajado al 5 %, un porcentaje similar a los años antes de la crisis.
Otro factor importante ha sido la inflación. El objetivo de la Fed es conseguir una inflación anual del 2 %, pero calculan que se mantendrá muy por debajo y se situará a final de año en un 0.4 %.
La inflación ha sido el principal quebradero de cabeza de la Fed, ya que un bajo incremento de precios puede desincentivar las inversiones de las empresas y desacelerar el crecimiento económico.
Los expertos estiman que la inflación se acelerará en el próximo año, ya que el dinero sigue teniendo un interés bastante bajo –no sé espera que afecte demasiado al crédito– y el consumo va en aumento.
Con esa previsión, la Fed ha decidido comenzar un aumento progresivo de las tasas para en un futuro controlar la inflación, en vez de encontrarse con una inflación elevada y tener que subir los tipos de golpe.
De cualquier forma, es difícil saber cómo se comportará la inflación en los próximos meses.
¿Qué consecuencias traerá una subida de tasas?
Unas tasas más elevadas hacen que se pidan menos créditos y, en consecuencia, se reduce el consumo.
No obstante, todavía la horquilla de 0.25 % – 0.5% no es muy elevada y no se espera que el crédito caiga drásticamente. Hay que tener en cuenta que en 1980 esta tasa se situó cerca del 20 % o en el 2000 estaba por encima del 5 %, es decir, hay que entender que con los tipos cercanos a 0 % la Fed a convertido en normal una situación anormal.
Como Yellen indicó parece que es el inicio de un periodo de subida de tipos.
A mayor interés, tiende a haber menos crédito y se reduce la cantidad de dólares en el mercado, lo que probablemente provoque que la principal moneda del mundo se encarezca frente a las extranjeras, una medida que sobre todo impactaría en las economías emergentes como China o Brasil.
Muchos de los gobiernos y las empresas de estos países tienen deudas en dólares. Es probable que el dólar se encarezca frente al real brasileño o el peso mexicano.
Un peor desempeño de los países emergentes, puede desincentivar la llegada inversión extrajera directa a estas naciones que durante los últimos años se había visto beneficiadas por los bajos tipos de interés.
Los inversores estadounidenses habían visto en estos países una oportunidad para conseguir mayores retornos, pero ahora es posible que la debilidad de las economías emergentes haga que vuelvan a mirar hacia Estados Unidos.
Los beneficiados serían las empresas estadounidenses, que tendrían un mejor cambio para exportar y podrían ver más inversiones en su economía.
En cualquier caso, lo clave de esta noticia es que parece que la época de interés bajo y dólares baratos ha llegado a su fin.