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Mientras tantoCrónicas muflónicas I: '¿A quién te llevarías a una isla desierta?'

Crónicas muflónicas I: ‘¿A quién te llevarías a una isla desierta?’


 

Nave 73

 

Ayer, trota que te trota, cencerreando cuesta abajo, llegué hasta Nave 73 (Palos de la Frontera, 5) y vi mi primera obra en la capital. No hablaré de este teatro porque eso ya nos lo contó Corvus Arosa. En mi camino dejé atrás un Fausto invertebrado y olí a barrio de teatros. Pero el caso es que yo iba a ver una de islas desiertas. Llegué pronto, porque quería probar el bar del teatro. No pedí vino porque por prescripción cábrica me lo han prohibido en los meses impares, así que de eso hablaré en otra ocasión. El espacio me satisfizo mucho. El bar es acogedor y rico en manjares para los más gulosos, como demuestra la foto de lo que se pidió mi acompañante, a la que llamaremos Extraña señorita R.

 

Nave 73

 

A pesar del frío invernal la sala se llenó para ver ¿A quién te llevarías a una Isla desierta? de Paco Anaya y Jota Linares. Siempre es agradable ver un teatro independiente hasta los topes, así que emití un balido de satisfacción (esto me supuso una reprimenda de Alberto Salas porque estaba a punto de empezar la función).

 

¿Qué verán ustedes si se pasan por Nave 73 los sábados de enero a las 22,30h.? Una obra fresca, actual, de esas llamadas comedias naturalistas, con sus puntos agrios, faltaría más, con cuatro actores que realizan un trabajo impresionante (Abel Zamora, Maggie Civantos, María Hervás o Beatriz Arjona y un excelente Juan Blanco), que transforman en verdad un texto que en otrxs podría resultar un tanto vacuo, pero este no es un blog de crítica. Verán el hoy de cuatro personajes que han devenido la sombra de sí mismos, que pierden su único anclaje a lo real: su piso compartido, en el que abandonan su juventud. La obra trata de ahondar en la tremenda crisis del “¿Y ahora qué?” que surge cuando uno finaliza sus estudios superiores.

 

isla desierta

 

Esta isla desierta es una instantánea de los jóvenes que fuimos, que somos o que serán, porque si una cosa no cambia en España, por los siglos de los siglos y amén, es que la juventud no tiene cabida. Felices balidos y pezuñeen para ver lo que se ha convertido en una de las sensaciones de la temporada.

 

muflón Silvestre


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