Quizás estemos viviendo dentro de una simulación generada por ordenador. Físicos de la Universidad de Bonn han encontrado una vía científica que podría demostrar dicha hipótesis, enunciada en 2003 por el filósofo Nick Bostrom, profesor de la universidad de Oxford.
La idea de la realidad como ilusión ha sido uno de los grandes temas de la filosofía, la literatura y el cine, pero hoy los avances científicos y tecnológicos le otorgan visos de posibilidad más allá de la ciencia-ficción y de la especulación metafísica o poética.
La potencia de los ordenadores se dobla cada dos años y su precio se reduce a la mitad. Es la llamada ley de Moore, que no ha dejado de cumplirse desde 1975. Pronto el crecimiento será hiperbólico. No hace falta demasiada imaginación para vislumbrar un futuro de máquinas ultrainteligentes y formas de computación desconocidas. Transhumanismo, posthumanismo, singularidad tecnológica, son teorías que hablan de superinteligencias sin límite que cambiaran radicalmente el mundo tal y como lo conocemos. Entre sus capacidades sin duda estará la de simular mundos y construir realidades con asombrosa perfección. ¿Cuál será el papel de los humanos en esta historia? ¿Existiremos aún como tales?
A mí me resulta confortable esta hipótesis de la simulación. Me tranquilizaría ser un programa informático, tener la coartada de un software que me maneja y del que dependo. Saber que el código es mi destino, que las catástrofes y las desgracias son errores de programación o experimentos de ingenieros radicales, probablemente tataranietos nuestros que no se conformarán con revivir a sus antepasados sino que querrán ver cómo reaccionan a sus caprichos. Gamificación en modo dios, pero sin moral. La lucha es entre ceros y unos, no entre el bien y el mal. Dos pruebas irrefutables:
1. El Gran Hermano Google acaba de contratar como director de ingeniería al gurú de la singularidad Ray Kurzweil, autor de los libros «La era de las máquinas inteligentes», «La era de las máquinas espirituales» y «La singularidad está cerca».
2. Las palomas podrán cagar jabón. El artista y diseñador Tuur Van Balen y el científico James Chappell han creado una plataforma biotecnológica que permitirá, a partir de una alimentación basada en nuevas relaciones entre bacterias, alterar el metabolismo de las palomas urbanas para que éstas defequen jabón biológico y limpien la ciudad. El proyecto ha ganado el primer premio del Concurso Internacional sobre Arte y Vida Artificial VIDA 14.0 de Fundación Telefónica.
¿Es o no es todo un mal sueño?