¿Era en realidad esto lo que todos queríamos? ¿Una serie de cuatro encuentros y tres torneos en liza? ¿Qué oscuro demiurgo trazó tal plan? ¿Querían Mou y Guardiola torear este embolado?
Si somos científicos y recurrimos al mundo pugilístico (eterna fuente de enseñanzas sobre cualquier tipo de combate) si es que hay algún beneficiado a priori siempre es el aspirante, entre otra cosas porque le pesa menos la bolsa. El Real Madrid puede confrontar su línea ascendente ante un campeón intratable, pero al mismo tiempo su panorama tampoco es el más halagüeño:tiene urgencias históricas atrasadas después de una inversión astronómica en jugadores y en un entrenador, Mourinho, que nunca había recibido un 5-0 como el del Camp Nou.
Por su parte el campeón afronta todo un desgaste en esta liza: tiene que ser más estratégico y reservón que de costumbre, aunque dada su generosidad, es difícil pensar en un Barça especulativo y resultadista. Con Guardiola a los mandos es casi transparente que los blaugrana saldrán a la pradera a hacer lo que mejor saben hacer, tener el balón lo más posible y recuperarlo cuanto antes.
Cuatro enfrentamiento en 25 días, con paradas y entremeses en la Liga (y es un suponer que el Madrid tira la toalla en la Liga, es un suponer) son demasiado y hacen pensar en unas series mundiales o en otro deporte que no sea el fútbol. Pero en la programación de estos días de pasión hay muchos más ingredientes: una final “nacional” en Valencia a un partido donde intuyo que los blancos tienen más que decir, hoy por hoy, que a un doble enfrentamiento con su eterno rival.
La categoría de clásico, esta primavera más que nunca adquiere la etiqueta, esta vez sí, de “superclásico”. A cuatro enfrentamientos con tres competiciones es un asunto tan complejo que difícilmente puede anticiparse un resultado y tampoco valen las componendas habituales. El Barça tendrá que visitar dos veces el Bernabeu dónde no pudo estar el año pasado en la final de la Champions. El Madrid tampoco va a acudir al Nou Camp a que le metan cinco. Queda Valencia como terreno neutral. Se admiten apuestas. Lo único cierto es que saldrá ganando el fútbol. No hay aroma igual que esa noche en que la hierba parece más verde que nunca y el balón ( y los corazones) van a más revoluciones que de costumbre. De momento vayan calentando: el sábado a las diez el primer round y creo que no será precisamente de calentamiento. Los dos contendientes saben bien dónde hacer daño.