En nuestro más rancio imaginario colectivo de machos, resultar adornado con una buena cornamenta suele interpretarse como la peor de las desgracias. El cornudo, peor cuanto más ignorante de su situación, es el contrapunto del exitoso macho cuya desmedida actividad sexual contribuye a incrementar el censo de la desgracia. Descubierta su propia condición, el cornudo se avergüenza, oculta su circunstancia y planea venganza.
Contrariamente a los humanos, al gran alce Irlandés (Megalocerus giganteus), le salía a cuenta ser cornudo. Hasta hace apenas 10.000 años pasearon orgullosos sus impresionantes cornamentas de casi 4 metros y 50 kilos de peso por toda Eurasia. Bien conservados en las turberas irlandesas, hoy conocemos su aspecto a la perfección: los machos eran como gigantescos gamos de mas de 2 metros de altura en la cruz, adornados con las más portentosas cuernas del reino animal. Sólo los mayores machos, con las cuernas más impresionantes, lograban los favores de unas hembras mucho más pequeñas y gráciles. En su condición de cérvido cabe suponerles un rendimiento sexual impresionante: sin duda eran capaces de montar sin descanso decenas de hembras una tras otra, con una calidad y cantidad en los parámetros espermáticos como jamás se aproximó, ni de lejos, un ser humano… A la vista de tal ejemplo: ¿debe el cornudo hacer de su situación una tragedia de opereta que a la larga desemboque en una barbaridad pasional?
Si estuviésemos seguros de que Dios creó nuestro mundo, podríamos inferir sus aficiones: sin duda siente una pasión desmedida por los escarabajos (coleópteros). Hay muchas mas especies de escarabajos que de ninguna otra criatura sobre el Planeta ya sea de microbios, animales o plantas. Las comparaciones son odiosas pues se conocen mas de 700.000 especies de escarabajos (y podría haber hasta 31000.000); por el contrario de un grupo tan exitoso como los mamíferos (el nuestro), apenas hay 5.000 especies. Como no podía ser de otra forma, entre las más exitosa especies de coleópteros están los escarabajos cornudos (tal vez recuerdes los escarabajos rinoceronte o los ciervos volantes). Sus hembras, que no tienen cuernos, contemplan fascinadas como sus galanes emplean sus generosos atributos para voltear a otros pretendientes. Al final el más cornudo se queda con la hembra… Si a los cornudos les va tan bien e incluso parecen ser los preferidos del Hacedor… ¿Es tan malo ser cornudo?