Nada extraño. Los medios de comunicación ignoran la Cumbre de los Pueblos que se está celebrando en Madrid (España) mientras precalientan la oficial Cumbre Europa-América Latina vendiendo lo que no es y prometiendo lo que nunca será. El hecho de que se reúnan 400 organizaciones de la sociedad civil de Europa y de América Latina o de que se escenifique el Tribunal Permanente de los Pueblos (que estudia el actuar de 30 multinacionales europeas en esta Otramérica) es poco sexy para los medios de comunicación masivos.
Igual ocurrió con la conferencia alternativa sobre Cambio Climático que se celebró hace unas semanas en Bolivia: 15.000 delegados de todo el planeta fueron invisibilizados por arte y gracia de los grandes medios, los mismos que nos metieron Copenhague hasta en la sopa provocando diarrea intelectual a cualquier personas con dos dedos de frente.
La pregunta que siempre surge es si es intencional o fruto de la inercia; si se reúnen editores y dueños a decidir que invisibilizar o que ensalzar o si es la estupidez y la tendencia borreguil de periodistas y jefes de redacción las que provocan estas perversiones periodísticas. ¿O será simple incultura, ignorancia, simplismo mental, eurocentrismo patético elevado al cubo?
Es probable que nadie le pregunte en Madrid al presidente de México, Felipe Calderón, por el asesinato de la líder Bety Cariño a manos de paramilitares con más que probables conexiones con el Gobierno; o al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, por los 2.500 jóvenes pobres asesinados por el Ejército y presentados como presuntos guerrilleros caídos en combate; o a Ricardo Martinelli, presidente de Panamá, sobre cómo ha secuestrado el poder judicial; o al omnipresente-potente Lula de Brasil sobre la política de explotacion del Amazonas; o a los mandatarios europeos sobre por qué firman tratados de libre comercio con Estados violadores de los derechos humanos fundamentales; o a Porfirio Lobo (en la cumbre alterna del 19 de mayo con Centroamérica) sobre su régimen fundamentado en un golpe de Estado… ¿Para qué sirven/servimos los periodistas entonces?
El desconocimiento de la realidad de Otramérica por parte de los periodistas españoles es supino y su arrogancia insultante. Es, quizá, la misma relación que existe oficialmente entre el Gobierno de España y sus similares del otro lado del charco: sin ideas claras y sin humildad ni respeto. leo en las noticias que se reduce la Cumbre de los Pueblos a un par de líneas donde se anuncia una manifestación. El miedo a lo alterno es peor que la censura oficial y los periodistas y los medios son, en este momento histórico, la mayor maquinaria de fijación de imaginarios y de perpetuación de la hegemonía política.
En Otramérica, igual que en muchas otras parte del planeta, hay una resistencia activa a este modelo que ha llevado a la ruína, a los planes de ajuste y a la exclusión de miles de millones de humanos, pero los medios de comunicación convencionales siguen jugando a vendarse los ojos y cegar a sus audiencias. Al gún día, la luz será tan intensa que los paralice.
Personalmente, me da verguenza. Profesionalmente, me sumo en la tristeza. Humanamente, tanta ignorancia democrática me provoca repulsión. Bienvenidos presidentes de Otramérica al reino de España: la Colonia sigue viva y sus medios de comunicación están orgullosos de ello.