Los Caprichos de Francisco de Goya y la reinterpretación que hizo de los mismos Salvador Dalí se unen por primera vez: son medio centenar de dibujos que el pintor catalán realizó a partir de la emblemática serie del aragonés, el padre de las pinturas negras. Dalí interviene las imágenes goyescas añadiendo nuevas figuras, modificando escenas y personajes, dándoles color, siempre desde una óptica surrealista. Así encontramos relojes blandos, camarones que cuelgan, sombreros que se vuelven brazos, muletas, calaveras y otros elementos fundamentales en la iconografía daliniana.