Muchos de los fichajes más prominentes del mercado de verano han involucrado a figuras jóvenes de una selección belga que se perfila como una de las más ilustres de su historia: a Eden Hazard ya lo comparan en Inglaterra con el grandísimo Enzo Scifo, tras su llegada al Chelsea de Londres; los propios blues son también propietarios del jovencísimo Thibaut Courtois, cancerbero del Atleti, con quien ganó la Europa League en la campaña pasada y la Supercopa de Europa en esta incipiente temporada, ambas en título de cesión; está además Kevin Kompany, capitán del campeón inglés, Manchester City, y Moussa Dembélé, fichaje de última hora del Tottenham Hotspurs; y Jan Verthongen, también de los Spurs: y Thomas Vermaelen del Arsenal; y Romelu Lukaku, Marouanne Felaini, De Bruyne, Witsel, Mirallas…
El fútbol belga siempre ha sido rápido y técnico, con mucha influencia de la escuela holandesa de los ’70. A nivel de clubes, sus equipos siempre hicieron buenas campañas en la extinta Recopa, luciéndose sobre todo cuando jugaban en casa. El Club Brujas, bajo la batuta del extraordinario Erns Happel, fue finalista de la Copa UEFA en 1975-76 ante el Liverpool de Kevin Keagan y John Toshak y también disputaría la Copa de Europa ante el mismo rival (aunque ya sin Keagan y con el trío de escoceses, Dalglish, Hansen y Souness) en 1977-78. En ambas ocasiones, sin embargo, serían los ingleses los que emergerían victoriosos.
En tanto, el Anderlecht consiguió participar en tres finales consecutivas de la Recopa, haciéndose con el título en 1976 (ante el West Ham de Frank Lampard, el viejo) y 1978 (Austria Viena), a pesar de perder en 1977 ante el Hamburgo de Felix Magath. La figura de ese equipo era el holandés Rob Rensenbrink, quien siempre había peleado (y perdido) su puesto en la nacional contra Johann Cruyff, hasta que Rinus Michels lo colocó de extremo izquierdo en el ’74.
Una diferencia fundamental entre aquella generación, galardonada, y esta, en su infancia, es que, para crecer, éstos han debido emigrar, mientras que aquellos jugaban todos en su liga doméstica. Inclusive las excepciones, como Scifo, por supuesto, Gerets, campeón de Europa con el PSV en 1988, o Jean-Marie Pfaff, portero del Bayern por seis temporadas, partieron solo tras haber absuelto cientos de partidos en su país. La selección belga tuvo, además, grandes jugadores como, Franky van der Elst, Mommens, o Ceulemans, que era la gran estrella del fútbol belga de los 80 y quien desarrolló toda su carrera en el Brujas, que jugaron exclusivamente en Bélgica. Hoy en día, Ceulemans no habría durado ni tres años en el Brujas.
Esa es la triste realidad del fútbol actual. Una realidad, sin embargo, que contrasta firmemente con los prospectos de una selección belga que ha pasado demasiados años escondida tras las sombras de su pasado. Con el comienzo de la campaña de clasificación al Mundial de 2014 esta semana veremos si, de una vez por todas, los Diablos Rojos consiguen despertar de su letargo.