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De consejos para dirigir cortos.

En breve (por no decir “mientras lees esto”) acudo al festival AVANCA que se celebra en el pueblecito portugués del mismo nombre. No, no lo conoces; está a una hora de coche de Oporto, más o menos. Es uno de los festivales de cortos que más tilín me hace, y la tercera vez que les deleito con mi visita: la primera presenté “Phobia”, la segunda fui jurado y ahora voy a impartir un taller.

 
Lo acojonante de este festival es que está organizado, sobre todo, para chavales que en julio levantan sus tiendas de campaña en el recreo de la escuela y montan un festival de cuyos premiados salen el jurado y los profesores de las futuras ediciones. Chavales que saben español e inglés, que están hartos de ser identificados sólo con Manoel de Oliveira y que desean, babean, ansían aprender cine. Y, si los Encargados de Cultura no les apoyan, pues se buscan la vida por su cuenta.

El caso es que durante tres días voy a hablar de cómo rodar un cortometraje de ficción. Y, sinceramente, no sé qué leches va a salir de esto. Mi mayor miedo es que se levante un alumno y me grite “¡impostor!” (se dice igual en portugués que en español) pero por lo menos me ha ayudado a ordenar mi cabezota, mis notas, mis tics y manías y experiencia como cortometrajista madurito. De hecho, he pulido diez apuntes que me gustaría compartir contigo. Tengo más, pero me los guardo por si algún día escribo un libro al respecto.
 
Vamos a ver:
 
1Habla de lo que sepas y, si te intriga un tema pero eres virgen (como yo con las bandas tributo), pues te documentas. Por lo general, escribo tres versiones de un guión antes de enseñarlo al «comité de sabios» (gente de confianza) y ruedo la octava o novena versión (a la décima dejo de poner números y paso a las fechas)
 
2 – Si eres el guionista, productor, director y actor de un corto en el que un pibón descubre tu alma torturada de artista y luego te mete la lengua hasta la campanilla, se te ve el plumero, chaval.
 
3 – Lleva una libreta a todas partes para escribir tus ideas geniales. O tus chorradas. Soy un fanático de la libretas y por eso le dedico un punto entero a esta idea (¿la mejor que he encontrado?; oh, gracias por preguntar: la CONCEPTUM alemana) pero reconozco dos cosas, que el móvil sirve igualmente (sobre todo si usas una aplicación tipo EVERNOTE y tienes sincronizado teléfono, ordenador e iPad) y que una libreta debe ser cutre para no tener el remordimiento de haber mancillado tu moleskine con garabatos.
 
4 – “Delegar: dar a otra persona la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio, para que haga sus veces o para conferirle su representación”.  No intentes hacerlo todo. Hay gente que puede, sabe y quiere hacerlo mejor que tú. Que lo hagan, el mérito al final va a ser tuyo como director. Mi punto débil es la dirección de fotografía: en primero de Comunicación Audiovisual toda la clase estudió foto. Yo, alemán. Hasta el día de hoy me arrepiento pero no me arrepiento. Hay gente (ya amigos) que saben de diafragmas lo que yo no podría entender en décadas, así que delego en ellos. Sé de palabros y frases y verbos y adverbios y tal. Bueno, pues cada uno a lo suyo y todos contentos.
 
5 – Bienvenido al cine. Un trabajo de equipo. Oh, perdona, ¿querías contar tu historia sin que nadie se metiera en tu camino?. Escribe un blog. Cualquiera puede escribir un blog, créeme. En eso del cine dependes de arte, vestuario, sonido, montaje, producción, actores, fotografía y sentido común y Dios (o su pariente más cercano). “Pero Fincher hizo 99 tomas en su Social Network hasta que se quedó contento y yo tengo que hacerlo igual!!!!!!” te oigo patalear. No hagas tal porque quién hizo cual. Haz lo que tengas que hacer de la mejor manera que puedas. Y piensa en la gente que se está dejando gratis los cuernos en tu idea genial. O en tu chorrada. Y luego hablamos.
 
6 – Tu historia tiene que durar menos de 20 minutos. Por los festivales. Sí, tu corto dura lo que tenga que durar. Guay, pero ten en cuenta que la mayoría de festivales han puesto el límite en veinte minutos, porque es lo que dura una bobina de 35mm y porque es lo que aguanta la paciencia de un seleccionador.
 
7Alquila un micro. No, en serio, como intentes colar el sonido de la cámara van a parecer las vacaciones del primo Patxi en Formentera. El audio, ese gran desconocido, es lo que diferencia un trabajo decente del aquí te pillo aquí te mato. Más que la imagen. Así que alquila un micro de pistola, enchúfalo a la cámara, procura que esté dirigido a la boca de los actores y que no salga en plano. Yo sé hacerlo. Hice un documental en Japón así. Tú puedes.
 
8– “¡Yo no quiero alquilar nada!, ¡yo no quiero gastar un euro!, ¡¡viva el cine independiente!!” Viva, sí, viva. Pero si quieres ahorrar no hagas un corto. Cuidado con las historietas que lees en internet, cuidado con los cuentos de Robert Rodriguez y su hornada, que el mundo tiende a ser más realista. El cine es caro. El vídeo es menos caro, pero exige cierta inversión. De nuevo, si quieres contar tu historia por cero coma cero, escribe un blog. Si tienes un corto en mente, tendrás que invertir en foto o maquillaje o vestuario o taxis o copias o cintas o dvds o envío a festivales o lo que sea. Si es que en el fondo ya lo sabes, hombre. No me llores.
 
9  – Grábalo todo, no sólo la frase de “¡el padre de tu hijo es tu cuñado!” en boca de la actriz. Graba la escena entera enfocando al actor, luego vuelve a grabarla entera enfocando a la actriz, luego un plano de un teléfono (de recurso). La teoría del cine de autor dicta que cada toma de cada actor está escogida de una manera impecable. Los cojones. Tú graba todo, tanto lo que tengas en mente como lo que no, y en montaje me lo agradeces en silencio.

10 –  Cuélgalo en internet. Hay una leyenda urbana (traducida en paranoia colectiva) de que los festivales no admiten cortos que estén en YouYube. Yo sólo sé del caso particular de Sundance, y una vez seleccionado te piden que retires el corto, así que lo quitas y punto. Si quieres buscar excusas para que no se vea lo que has hecho, adelante, pero juraría que la finalidad de hacer un corto es mostrar tu trabajo al mundo y que sea lo que Dios (o su pariente más cercano) quiera. No seas tímido.

10 + 1: catering. Tu equipo técnico no va a cobrar, tus actores no van a cobrar, procura que por lo menos coman lo que quieran, cuando quieran. Café, zumos, té, agua, refrescos, fruta, sandwiches, barritas raras de cereales y, para terminar, invítales a una cena que se lo han ganado. Y pregúntale a tus actores si son vegetarianos. Que igual lo son, igual no lo son, pero les va a gustar el detalle. Si tienes que escatimar en algo, que no sea en bocadillos (ojo que de alcohol en el rodaje NI HABLAR)

Ostia. Me ha encantado. En serio. sólo he rascado la superficie. Si gusta, haré más capítulos y más específicos, porque puede salir algo muy curioso de todas estas batallitas. De momento voy practicando con el portugués para el taller: «Este champô, de elevada performance, limpa intensamente o seu couro cabeludo e deixa o seu cabelo sob controlo…»
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