La Copa del Mundo que organizara España en 1982 fue una de las mejores de la historia, y no solamente por la creación del mítico Naranjito: aquella sería una auténtica fiesta del fútbol, en la que triunfaría la Italia de ese simpático sinvergüenza llamado Paolo Rossi. Pero ese mundial lo ha podido ganar mucha gente: Brasil tenía un buen equipo, la Francia de Platini era fuerte y Polonia tenía un equipazo. Alemania, con su costumbre de llegar a las finales, también estaba bien apuntado – qué lástima que los mundiales ya no los hagan así…
Hubo grandes cosas en aquella edición: el triunfo de Argelia sobre Alemania en la primra ronda, por ejemplo, quedó para la historia. El entrenador de los teutones, Jupp Derwall, había dicho antes del partido que si perdían, él mismo compraría los pasajes de regreso a Alemania. No cumplió su promesa. Golazo del gran Madjer (de quien ya hemos hablado, en el contexto del Porto, campeón de Europa en 1987, tras vencer al Bayern), y a cobrar. Luego, el famoso tongo de El Molinón: Alemania-Austria. Los alemanes necesitaban empatar y los austríacos no perder por más de un gol para pasar por encima de Argelia, gracias a un mejor gol averaje. Resultado: Alemania 1 – Austria 0. El gol de Hrubesch fue en los primeros diez minutos, y luego, a pasarse la pelotica. El público de El Molinón gritaba «¡tongo, tongo!». En fin, vergonzoso. A partir de ese mundial, los últimos partidos de la fase de grupo empezarían a jugarse todos al mismo tiempo, pero aún así siempre suceden cosas como la de España contra Chile en Sudáfrica 2010.
Otras buenas anécdotas de aquel gran mundial son la del jeque de Kuwait, quien bajó al terreno de juego tras el cuarto gol de Francia contra su selección, en el minuto 80. Hubo una conversación entre él y el árbitro y, luego de interrupción de unos 10 minutos, el colegiado decidió anular el gol, perfectamente legal, de Giresse. El partido, al final, terminaría 4-1, pues Bossis marcaría a falta de un minuto… También se estableció el récord de goles en un partido de fase final (aún vigente), cuando Hungría le clavó 10 a El Salvador (1). Y, bueno, las famosas borracheras de los escoceses por las calles de Málaga, a las que le hemos dedicado un post propio…
EL BOCHORNO DE KUWAIT, 1982
Después de una primera vuelta en la cual no demostró nada (tres empates), Italia creció, como debe ser en un torneo de estas características. Igual que más de veinte años más tarde, en el mundial de 2006, el fútbol italiano venía de ser sacudido por el bochornoso escándalo de corrupción que protagonizó la Serie A en 1980. Pero aquel era un equipo bastante compensado, con Collovati, Tardelli, Cabrini, Scirea, Altobelli, y Enzo Bearzof de técnico. Paolo Rossi, un crack que apenas volvía al fútbol con la Juventus de Trapattoni tras un año de suspensión, se montó al equipo al hombro con sus goles, mientras que la espina dorsal conformada por el gran Bergomi, ancla de aquel Inter, Bruno Conti en medio campo, y Dino Zoff, un crack entre los palos, resultó ser dorada. En cuartos, le tocó el grupo de la muerte, con Argentina y Brasil, y les ganó a los dos; luego eliminó en semis a una estupenda –aunque ya envejecida– Polonia, en la que figuraba el joven Boniek.
La final: superioridad total italiana. Buen partido, emocionante y disputado; pero a Alemania le pesaba demasiado el desgaste con Francia de semis. Sobre aquel partido, la Francia de Platini, el Brasil de Sócrates, la patada de Maradona y uno que otro detalle más hablaremos la semana que viene…