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Mientras tantode Los libros de Jacob, de Olga Tokarczuk

de Los libros de Jacob, de Olga Tokarczuk


Una tataranieta de Frejna, a la que apodaban Negra (Czarna), la mayor de la familia, se empeñó en no ir a Borszczów para registrarse, tal como habían ordenado los alemanes. Nunca confíes en la autoridad, decía. Por eso, mientras todos los judíos de Korolówka partían con sus hatillos hacia el apeadero de la ciudad, ellos, a escondidas, en plena noche, arrastrando sus pertenencias en unas carretas, se internaron en el bosque. Justo antes del alba se adentraron en la cueva del bosque, allí donde la enorme álef subterránea traza su línea superior derecha.

En abril de 1944 alguien arroja a la abertura que conduce a la cueva una botella con un papel en el que figura una frase torpemente escrita: Los alemanes se han ido.

Salen deslumbrados, tapándose los ojos de la luz.

La numeración inversa de las páginas aplicada en esta obra es una reverencia a los libros escritos en hebreo y también un recordatorio de que todo orden es una cuestión de costumbre.

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