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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 10 / 2012

De mi Diario : Semana 10 / 2012


 

Weiß/Colonia, 4.3.

Diny se me ha vuelto una surfeadora incansable de las prensas neerlandesa, alemana y española, y además tiene sus niños mimados, entre ellos, el primero, Juan Cruz. Hace un rato apareció en la puerta de mi cuarto y me preguntó si ya había leído lo que Juan ha escrito en El País acerca de García Márquez. Que todavía no, le digo. Que lo lea, me dice, y que yo tendría que escribir algo sobre Gabo. Me sugiere que sea la anécdota del ejemplar de la traducción alemana de Cien años de soledad, que tengo firmado por Vargas Llosa y por él. Le aseguro que sí la he contado ya un par de veces en diversos artículos y en mis blogs. Se va a su room of own’s one convencida de que no sé vender mi mercancía, y a lo mejor (es decir, a lo peor) hasta tiene razón. Y pensar que una hermana del alma me llama Manolito Aunque, claro está,  hay una cierta lógica en eyyyo: yyyo la yyyamo Susanita.

 

Weiß/Colonia, 5.3. (2)

Fui a Rodenkirchen a hacer un par de transferencias en el Banco, y a la oficina postal para unos envíos (de libros a JBD; de un pequeño obsequio a Luis, en Caracas) y sobre todo para certificar las remesas al seguro de enfermedad y a la subvención estatal de la factura del dentista de Diny, factura que puedo pagar hasta el 28 de este mes. Son 4.007.75 €. Así es que si yo fuese un buen católico iría además donde la virgen negra de la catedral y le encendería una vela impetrando su protección para mis finanzas. No lo soy, ni bueno ni malo. Sólo que en cualquier caso, sea poco o mucho lo que me reintegren, al menos ya estará en mi cuenta corriente antes de tener que pagar la factura. Algo es algo, dijo un calvo al encontrarse un pelo (© by la abuela Remedios).

 

Weiß/Colonia, 5.3. (3)

Esta noche Diny ha hecho una cena 100% vegetariana a partir de una receta de comida casera en el Cercano Oriente: garbanzos, albaricoques secos (nunca sabré por qué en Latinoamérica los llaman “damascos”), tomate, cebolla, perejil, una pizca de orégano y un chorrito de limón, todo ello preparado junto como si fuera nada más que un sofrito. Una pura delicia para el paladar. 

 

Weiß/Colonia, 6.3., primera hora del día

Es como para cagarse en la remilputísima madre de los programadores de la tele. ¿Quién coño les inspiró para programar simultáneamente, con media hora de separación entre cada peli, Spy Game en la 2ª cadena, El verano de Kikujiro en Arte y Goya en el canal MDR?  Menos mal que Spy Game la he visto ya dos veces, y El verano de Kikujiro (esa conseguida mezcla de Tati con Astrid Lindgren) unas tres veces, y en cambio Goya ninguna. Es una coproducción formidable entre el cine soviético y el de la RDA, basada en la novela de Lion Feuchtwanger, con Ernst Busch en el papel de Jovellanos y una canción de Paco Ibáñez en la banda sonora. Y un actor de los de antes de la guerra, como diría mi abuela Remedios, el lituano Donatas Banionis [el Kris Kelvin en Solaris, de Tarkovsky], “es” Goya. Y aunque sólo fuera por el tratamiento goyesco del color ya valdría la pena haber visto esta peli. Tengo que conseguirme el DVD, si lo hay.

 

Weiß/Colonia, 6.3. (2)

Todo el día trabajando en un texto de 2.400 palabras para Nexos. Sobre Mafalda. Pero como el material es uno solo, trabajo a partir de la ley de Lavoisier, «La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma», y las 2.400 palabras salen de la destilación de las 7.200 del texto de mi conferencia del 15 en Hamburgo. Sólo que no es una sencilla operación de indígenas jíbaros, se trata sobre todo, para mí, de traducir a idioma para el ojo lo que escribí en idioma para el oído, y esa es una tarea que jamás la entenderán quienes sólo escriben no ya para el ojo ajeno sino tan sólo para los suyos propios. Son aquellos a quienes llamo los sordomudos del idioma.

 

Weiß/Colonia, 7.3.

Me envió Ana, ayer, un mapa de África datado en 1908 y donde figura el reparto del continente entre las potencias coloniales europeas, mostrando dos excepciones, Abisinia, calificada como “Independent”, y Liberia, como “Free”. Mi dilema es de orden semántico, porque no acierto a ver la diferencia esencial entre «independent» y «free», sobre todo pensando en Abisinia: ¿de quién o de qué se independizó, si Abisinia era país con carácter estatal propio desde los tiempos de la reina de Saba, y antes?  En cualquier caso, Abisinia y Liberia son para mí, en el contexto de ese mapa, o los dos independientes, o los dos libres, o ambas cosas los dos, pero no una sola y diferente cada uno. Bernardo, desde Huelva, me ilustra sobre la historia de Liberia, pero le contesto que la conozco bastante bien porque teníamos una magnífica profesora de Geografía en el bachillerato, la señorita María Eugenia Martos (que además era guapísima), y ella fue la que me contagió su pasión por esa ciencia, pasión que nunca me ha abandonado, y sigue. Entonces, un país de nueva planta en África, como Liberia, lógicamente me llamó la atención y le dediqué un tiempo a estudiar su historia. En aquellas calendas no existía Google, pero sí la Espasa en la Biblioteca Provincial, que entonces estaba en la calle Botica (donde está hoy la residencia de la tercera edad) y de la que yo fui cliente habitual, diario, desde que supe leer, gracias a un pase especial que me consiguió don Alfonso Morón, mi profesor de francés, el primero en darse cuenta de mi voracidad como lector. Así y todo, siempre que acudía a aquella Biblioteca era con un sentimiento encontrado, porque sabía por mi padre que ese edificio había sido, durante la guerra civil y los primeros años de la criminal posguerra, el centro de reclusión para los rojos, que los falangistas sacaban en camiones al amanecer para fusilarlos en las tapias del cementerio. No creo que haya hoy mucha gente que lo recuerde en Huelva. La desmemoria es ley.

 

Weiß/Colonia, 8.3. (1)

Es tan jodidamente difícil traducir a GoetheSalvador me pidió desde Huelva que, si podía, le tradujese dos de sus poemas a las nubes, para una “antología del agua” (así la llama) que estaba por sacar como libro electrónico. Le hubiese podido decir que tomase las de Cansinos Assens, en la edición de las Obras Completas en la colección Obras Eternas, de Aguilar, pero las miré un ratito, cotejándolas con el original, y me dije que ni Goethe ni Salvador se merecían semejante entuerto. Y así, he perdido no sé cuántas horas (¡¡¡gratis!!!) poniendo en verso inteligible aquello que el pobre Carlitos, a quien le mandé mis traducciones para que las chequease, ha tenido que leer hasta tres veces en alemán para enterarse de lo que el lameculos áulico de Weimar quiso decir en su homenaje in memoriam Lucas Howard, el químico británico a quien le debemos los nombres de las nubes. AyY pensar que en castellano suena casi natural

                                   Cuando del quieto espejo de las aguas
                                   se alza el terso tapiz de una neblina,
                                   uniéndose la luna a su ondear
                                   cual fantasma que sus fantasmas crea,
                                   entonces confesemos, ¡oh Natura!,
                                   que nos regocijamos como niños.
                                   Luego a las cumbres se alza, acumulando
                                   jirones a jirones que ensombrecen
                                   las alturas medianas, indecisa
                                   entre volverse lluvia o seguir vuelo.

Y ese es justamente el quid de la cuestión, que en castellano suena casi natural. Lo que significa que como traducción es mala, porque en el original no camina con tenis, sino con altos coturnos.

 

Weiß/Colonia, 8.3. (2)

Hoy, la columna de Diego, en El Colombiano, de Medellín, está dedicada al rechazo visceral a la presencia de homosexuales en las Fuerzas Armadas de Colombia. Lo que yo me pregunto es: ¿hay acaso «mariconería» mayor que el uso profesional de las armas de combate?

 

Weiß/Colonia, 8.3. (3)

Descubro un tuit de Luis H.

@luisharistizbal
Admiré la novela afrodescendiente norteamericana hasta que supe que Chandler y Hammett eran blancos

y le escribo diciéndole que «me quedo perplejo al leerlo: ¿debo entenderlo como que por ser Chandler y Hammett blancos ya no admiras a Richard Wright, Chester Himes, Toni Morrison y Walter Mosley?  Caramba, es muy fuerte, casi induce a la sospecha de que hay un pensamiento racista detrás de esa afirmación. Porque la excusa de la ironía o el sarcasmo no aplican (como se dice ahora) en este caso. Con la admiración de siempre, pero acá teñida de perplejidad».

 

Weiß/Colonia, 9.3. (1)

Entre los espacios que más me gustan en la sección local del diario hay uno que sale siempre los viernes, “Moda llamativa”. Los reporteros fotografían en la calle a una persona que vaya vestida de un modo no sólo llamativo, sino vistoso, al que se le nota que está concebido para expresar la imagen de la persona que lleva puestas esas prendas. Todas las cuales aparecen rotuladas en la foto con el nombre del fabricante y el precio. Así, asombra ver, de repente, a una joven cuya ropa a la vista cuesta 1.879 euros; conque si la lencería es a juego, ¡madre mía!  Pero qué pena que todavía no hayan subido a la página web del diario la foto de hoy, la de Hyemee Kim, una artista coreana de 38 años [su especialidad es la serigrafía con motivos de poesía concreta] que vive entre Seúl e Irlanda, con su compañero belga, y se viste con ropa de todos esos países. Lleva un gorro de lana (7 €), un chal de Benetton (25 €), un chaquetón de Zara (200 €), unos blue jeans y una bolsa en bandolera (no identificados), unas botas Max (90 €), y lo más lindo de todo es su vestido enterizo, como una bata hecha de retazos y comprada en un mercado de pulgas en Notting Hill, en Londres, por siete míseros euros. Lo genial, y en ello demuestra ser una artista, es que el chal de Benetton hace perfecto juego con el vestido. A saber si Benetton no vende también ropa vieja comprada en baratillos y reetiquetándola con su famoso logo.

 

Weiß/Colonia, 9.3. (2)

Esther me cuenta al teléfono, desde Berlín, que hay una emisora de radio allá, InfoRadio, donde todas las mañanas hacen un concurso de tuits entre los oyentes, y hoy ganó uno que logró condensar en 140 espacios las cuatro noticias más importantes del día, entre ellas el 7:1 del Barça contra el Bayer de Leverkusen. Le pido que me lo consiga y me lo envíe, y ella me lo consigue y me lo envía y yo trato de traducirlo de modo que también traducido quepa en los 140 caracteres, como suelen llamarlos, como si los espacios en blanco tuviesen algún carácter.

Se ve así:

Vom Zapfenstreich des Christian W. zur Gala des Lionel M., heute eher schlechtes Wetter und Sonnenschein bei den Krankenkassen. (127 espacios).

De la retreta al Presidente federal a los 5 goles de Messi, hoy más bien mal tiempo, pero buena cara en la caja del Seguro de Enfermedad. (137 espacios).

Mica male!, como decía Carlos Barral.

 

Weiß/Colonia, 10.3. (1)

Le mando a mi consejo asesor la versión definitiva del texto de la conferencia sobre Mafalda, y a continuación por email aparte al Cervantes de Hamburgo. Les digo: «Hay bastantes cambios respecto del borrador, aun cuando no se noten a simple vista, y un endurecimiento del tono al hablar de la postura de Quino S.L. (de lo más limitada, en este caso) acerca de la fecha del cumpleaños. Imagínense a Cervantes queriendo corregir cuatro siglos de exégesis del Quijote basándose en el estéril argumento de que él es el padre de la criatura. Cuatro siglos de Quijote por medio de Mafalda no es tan mala proporción como pueda parecer. En todo caso, y como dizque dijo Lutero, aquí me planto, no puedo hacer otra cosa. Gracias por vuestra lectura y las sugerencias que hubo, todas cupieron al final en la versión definitiva, menos una, la relativa a la frase “Trabajo les dejo a los mafaldólogos”». [Alguien del consejo me recomendó decir mejor “Trabajo que les dejo a los mafaldólogos”, y le expliqué que eso sonaría como un encargo, y en cambio “Trabajo les dejo a los mafaldólogos” suena a lo que quiere ser: un desafío].

 

Weiß/Colonia, 10.3. (2)

Estuve de cacería por los predios de Twitter, para adelantar varios ## de mi Twitter’s Digest, y encontré este tuit del 28 de febrero en la cuenta de una colombiana a quien quiero mucho:

Adriana Jaramillo S ‏ @seligmannad
Las vueltas que da la vida. La Puerta del Sol en Madrid está llena de latinos de origen indígena comprando y vendiendo oro.

Y me eché a reír recordando una anotación en este mismo diario, hace ya casi dos años:

19.5.2010:  Cuando quinto en Madrid, me llamaba mucho la atención el cartel SE COMPRA ORO en las joyerías del centro. Ahora me da casi vergüenza ajena reconocer por el acento a un colombiano, gritando en la Puerta del Sol: “¡Compro oro, compro oro!” Primero los esquilmamos, y ahora los empleamos para que compren el que se haya quedado suelto por ahí.

 

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