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Mientras tantoDe mi diario : Semana 11 / 2019

De mi diario : Semana 11 / 2019


 

Weiß/Colonia, 10.3.

Diny se marchó muy temprano a Holanda, donde prefiere renovar su pasaporte mejor que en el antipático y rígido consulado neerlandés en Düsseldorf.

 

El viento sopla todo el santo día con un aliento que parece inagotable. Por quien más lo siento no es por la gente en la calle, sino por el magnolio a la entrada de nuestra casa. Está ya florido (aunque los capullos siguen cerrados) y me temo que las descarnadas manos del viento lo vayan a desnudar, inmisericordes. Lo miro de vez en cuando desde la ventana de mi cuarto de trabajo y lo veo desfiando gallardo las arremetidas del viento de poniente. ¡Coraje, magnolio mío!

 

Me cité a las 7 pm en La Modicana, con Cruz, Pepe y Guillermo, para invitarlos a cenar en ese lugar que sólo conocen por mi diario. Y lo primero de que me entero, al llegar, es de que la signora viaja mañana a Madrid, cuatro días de vacaciones, de modo que le paso los datos para que vaya a comer a La Daniela y le lleve nuestros recuerdos a Yina, Yamila & Co. Cinco minutos después llega el trío onubense y Pepe pregunta a la signora que de dónde es el tinto que nos sirve: de los Apeninos, no de Sicilia. Le entrego a Guillermo, como anticipo de mi aporte al Legado Cultural de Huelva, un ejemplar del álbum “Latinoamericanos en Europa”, tres CDs, donde en su día recogí una antología de los 16 años que mantuve esa serie en la programación de nuestra redacción en la Deutsche Welle. Ello hace que Guillermo se explaye acerca de un tema que no tocamos ayer, y es el archivo sonoro del Aula, que parece ser la niña de sus ojos. Así es que mi regalo de esta noche le viene como yelito al güisqui. Después de la cena nos despedimos en la plaza del mercado, yo quedo a la espera del 131 que me devuelva a casa, ellos van a la estación de Sürth, desde donde con el tranvìa 16 viajan derechos a muy cerca del hotel. Yo les había ofrecido venir a casa a hacer un poco de sobremesa, pero mientras viajaba acá en el bus me dije que era mejor así, rebajando el nivel emotivo de la despedida de una visita como ésta, que se cargó de bnenas ondas desde que llegaron a casa ayer, a mediodía.

 

[Por cierto que olvidé consignar ayer los regalos que nos trajeron. A Diny le trajo Cruz un pañuelo de cabeza, eso que los mexicanos llaman “una mascada”. A mí me trajo Guillermo dos publicaciones muy interesantes, una de ellas auspiciada por periferias, la asociación que él preside y es el motor del Aula del Legado Cultural. Y Pepe, como es lógico, un ejemplar de su libro sobre la poesía satírica en Huelva (donde me dedica un capítulo), amén de nada menos que una bufanda del Recre. ¡¡Aúpa, Recre!!]

 

Weiß/Colonia, 11.3.

0:35 am : Tercer episodio de la primera temporada de la serie sueca protagonizada por la comisaria Hanna Svensson. Si los dos que faltan igualan el interés de los tres primeros, casi me atrevo a decir que habrá una segunda temporada. Es la mejor serie sueca que recuerdo, junto con la primera temporada de Wallander (con la inolvidable Johanna Sällström en el papel de Linda), luego Millenium y, desde luego, El puente.

 

El viento y la lluvia se alternan a lo largo del día. Recibo una llamada de Diny (la única en todo el día), avisándome de que probablemente pueda regresar mañana. Me alegro porque en la casa, sin Diny, se me vienen encima las cuatro paredes.

 

Repartí urbi et interneti, como siempre, el ramillete de textos “Lecturas y videos para el fin de semana”, que lleva a cabo Marcos en Karakogrado, capital de Venezuelistán. Esta vez con un cierto retraso debido al corte general de energía eléctrica en su país, por lo que Marcos pide disculpas. Y así es como algunos de los consumidores de mis envíos colectivos se avivan acerca de la nacionalidad de Marcos. Mi sub me escribe desde Chilango City: «¿Quiere decir que esta selección que nos compartes es de alguien que vive en Venezuela? ¡Guau, increíble!» Le contesto ipso fuckto: «Marcos es un gran periodista y un excelente amigo. Y sí, «Waw!» como sabiamente dijo Julia Roberts en Pretty Woman». 

 

Esta mañana faltaba el Kölner Stadt Anzeiger en mi buzón. Llamé para reclamar y tomaron nota para suministrar mi ejemplar a lo largo de la tarde. Mentira no precisamente piadosa, como constato a las 5 pm, al levantarme de la siesta. La madre que los parió. También esto es, hoy, Alemania. No a diario, por dicha, porque si fuese a diario, éste sería un país invivible.

 

Empiezo a trabajar (leyendo y releyendo, a la caza y captura de datos) para mi nota en Nexos acerca de Raymond Chandler. Descarto usar la biografía canónica, la de Frank MacShane y le entro al tema por la del alemán Kristian Lutze, Mein Freund Marlowe : Das einsame Leben des Raymond Chandler [Mi anigo Marlowe : La vida solitaria de Raymond Chandler]. Frente a la de MacShane albergo el mismo prejuicio que contra todas las biografías gringas que son una especie de CD-ROM en formato papel. Lo dejé dicho hace 16 años en mi reseña para RdL de la biografía del indefenso Manuel Puig por una masacradora Suzanne Jill Levine.

 

Weiß/Colonia, 12.3.

2:30 am : El huracán continúa cuando estoy yéndome a la cama, tras meterme entre pecho y espalda unas 150 pgs. del libro de Lutze. Quo usque tandem abutere, Eolo, patientia nostra?

 

Hoy sí estaba el Kölner Stadt Anzeiger en el buzón, pero de todos modos llamo para reclamar que me descuenten del abono el ejemplar de ayer, que no llegó. Y mientras desayuno leo que el temporal ha causado daños en la catedral, hasta el punto de que una Fiale (¿será un pìnáculo?, el Diccionario de la RALE me dice que sí) ubicada sobre el Tesoro catedralicio, fue desgajada de su anclaje y corre el riesgo de caer al santo suelo, así que una parte del entorno está cerrado al público. Y los obreros no pueden subir para reanclarla hasta que no cese el temporal.

 

En La Modicana, con Claudia. Ella y Carlitos piden el menú # 1, con ensalada y canelones gratinados. Yo me conformé con los canelones, y ellos también lo habrían hecho de haber sabido la montaña vegetal que les encajaron bajo el inocente nombre de “ensalada”. Hoy estaba en nuestra Modicana una pareja de lo más estrambótico que haya visto en mi vida, que hablaban indistintamente en alemán o en inglés, y lo bastante alto como para que nos enterarásemos el resto de los comensales. Se sentaba frente a ellos un gigantón calvo y fornido, muy blanco de tez, mudo durante toda la comida. Después de pagar se fueron, pero sólo hasta delante de la puerta, a pesar de que la persianita les dijo que el taxi encargado tardaría unos 15’ en llegar. Carlitos pagó al rato y fue a buscar su auto, salí a esperarlo unos minutos después, y llegó y me recogió, y el trío estrambótico seguía esperando su taxi. Hay gente así en el mundo.

 

Seguí yo (y terminé) con la lectura del libro de Lutze, donde detecté un material magnífico, y siguen las ráfagas huracanadas, pero ahora suenan como si el viento se hubiera cansado.

 

Weiß/Colonia, 13.3.

El Kölner Stadt Anzeiger llegó hoy recién a las 10:00 am. Algo está pasando con el suministro de esta mercancía, y no creo que tenga que ver con el huracán, que entretanto ha amainado, pero se hizo seguir de lluvia persistente y, a la hora de la siesta, una tormenta con aparato eléctrico de alta fidelidad sonora: los truenos sonaban como si redoblaran en el tejado de la casa.

 

Encuentro más material para mi artículo sobre Chandler en la monumental biografía alemana de Billy Wilder por Hellmuth Karasek, en La ciudad de las redes (de un historiador bostoniano con nombre alemán, Otto Friedrich) y en Moteros tranquilos, toros salvajes, de Peter Biskind, esa guía poco menos que imprescindible sobre la generación que cambió Hollywood. Mañana pondré manos a la obra de redactar el borrador de mi texto, aunque creo que todavía es posible seguir encontrando material en Hollywood, Babilonia, tal vez hasta en un par de biografías más, siempre y cuando incluyan índices onomásticos. Gracias a uno de esos índices acabo de ver, en la biografía de Orson Welles por Barbara Leaming, que el gran Orson quería hacer –con Rita Hayworth de protagonista– una versión de la novela Carmen de Prosper Mérimée, y dando por sentado que el nombre de Mérimée no le diría nada al productor, Harry Cohn, lo presentó como «el James Cain y Raymond Chandler de su época». Tengo la sospecha de que semejante elogio no le hubiese gustado a Raymio, como lo llamaba Cissy, su esposa, 17 años mayor que él.

 

Weiß/Colonia, 14.3.

En la página 66 de la biografía ficcional de Raymond Chandler por Kristian Lutze encontré una perla que no tiene desperdicio. Al hablar de la conquista del Far West, el buen Lutze concluye el párrafo diciendo: «Ante una frontera tuvieron que capitular los pioneros. Ante la del océano Pacífico. Allì donde su desmedida anhelo llegó a esas playas, se les acabó el camino. Así nació California». Es decir, que cuando llegaron los pioneros gringos, en California no vivía nadie. Ni siquiera don César de Echagüe. Ay Lutze, Lutze, bienaventurados los que no saben, porque ellos verán a Dios. No importa ni siquiera si es que existe un Dios. Prometer es tan fácil

 

Un párrafo del libro de Lutze para el que no encuentro un hueco viable en mi artículo sobre Chandler: «Desde que se publicó El gran Gatsby en 1925, los tribunales americanos enjuiciaron y condenaron 980 veces a las 70 mayores firmas del país. En un decenio habían estafado sumas a cuyo lado el producto social bruto del crimen organizado era cacahuetes. Si se aplicase la regla (que existía en varios Estados) de que quien fuese condenado cuatro veces debía considerarse un notorio reincidente, más de la mitad de las mayores empresas americanas eran “criminales comunes”».

 

Otro dato que tendré que descartar en la redacción de mi artículo: «El halcón maltés fue el primer film de John Huston. Para Humphrey Bogart era el 42.º; en los 41 anteriores estuvo más de 800 años en la cárcel y murió 12 veces en la silla eléctrica, aparte de las veces que lo mataron James Cagney, Edward G. Robinson & Co».

 

Hermosa y tierna la columna de Diego, hoy, en El Colombiano, de Medellín, y asì se lo hago saber: «Hermosa y tierna columna, Diego. Yo no he tenido esa experiencia por el hecho de que mi casa es una biblioteca, hay libros en todas las habitaciones, hasta en los dos cuartos de aseo. Y nuestro primer nieto, Paul, la primera asociación mental que hizo en su vida fue «Opa, Buch [=Abuelo, libro]».

 

Weiß/Colonia, 15.3.

Llamada de Rosa Mari, de quien no teníamos noticia alguna desde la muerte de Juan. Está muy entera y con esa voz fresca y a la vez grave que la distingue tanto. Me cuenta que tiene ya dos nietas (¡qué envidia!), más una de camino (¡más envidia!) y un nieto, y que se ha inscrito en la Universidad de Huelva en unos cursos para “Senioren” así como también participa en un coro. Cuando llamó, Diny dormía la siesta, pero apenas salió del dormitorio le conté de la llamada y que Rosa Mari se quedó con ganas de hablar con ella. Durante mi siesta fue Diny quien llamó a Rosa Mari y estuvieron largo tiempo platicando. Entre otras cosas de por qué no aceptaba este verano la invitación que le hicimos al morir Juan, de que se viniera a pasar unos días con nosotros, para que no la acosaran los recuerdos que albergan las paredes de su casa en la plaza Luis Buñuel. Que es algo que le pasa todavía y por eso trata de desempeñarse en tantas actividades fuera de ella. Le ha prometido a Diny que lo pensará.

 

Todo el día prácticamente dedicado a componer mi artículo sobre Chandler. Una empresa de las más peliagudas por el exceso de material acumulado. Podría escribir bien el texto de una larga conferencia, una de 45’, me impongo el límite de los 20.000 espacios. Al final me salieron unos 21.000 por culpa de una pormenorizada filmografía que no he visto en ninguna otra parte, así es que se trata de un boccato di cardinale para los lectores de Nexos. Estoy contento con el texto, y lo dejaré dormir hasta el lunes, en que lo enviaré a la redacción después de una última lectura. Pero entretanto ya lo envié a mi consejo asesor y un par de amigo más, para que me hagan las sugerencias que se les ocurran, y ojalá descubran todos los teclazos mal dados y los errores que sin duda se me han deslizado en el texto. Pero yo ya no puedo más, este artículo me dejó en las cuerdas, como se dice en el lenguaje del boxeo; extenuado y con sed.  It’s whisky time!

 

Weiß/Colonia, 16.3.

2:00 am : The Assignment [Caza al terrorista], una peli canadiense sobre el acoso y caza del más buscado de todos ellos, Carlos alias El Chacal . Está bien hecha pero le falta pimienta, y algo de sal. Y eso a pesar de las buenísimas actuaciones de Donald Sutherland y Ben Kingsley. Es una peli que los canadienses hubieran hecho bien dejando que la filmen los franceses. O bien Fred Zinnemann, si viviese. Pero murió justamente en 1997, el año en que se filmó.

 

Lo de Inglaterra no tiene nombre. De toda la vida sabemos que los ingleses son excéntricos, pero nada nos hacía sospechar que además fuesen masoquistas. El autodesmontaje a que están sometiendo la famosa “democracia Westminster” no tiene otra explicación. Me hace pensar en una frase de Alexander van der Bellen, el presidente federal austríaco, cuando el año pasado dijo que en Europa hay dos clases de países: los que son pequeños y los que todavía no se han percatado de que lo son. Al paso que va, lo de Great Britain es puro delírium démens.

 

Mi deuda estherna desde Berlín, Marcos desde Karakogrado (capital de Venezuelistán) y Jorge desde Tres Cantos (Comunidá de Madríz) han leído a fondo el texto de mi artículo dedicado a Chandler, y menos mal que lo han hecho, porque descubrieron un total de diez gazapos, amén de los que descubriré yo cuando haga la revisión final durante la mañana del lunes.

 

En la revista quincenal con la programación de TV, veo que esta noche pasan Two Mules for Sister Sara, uno de mis western predilectos, Y leo el resumen que suele acompañar a estos anuncios. Dice así: «1865: El pistolero Hogan (Clint Eastwood) y una presunta monja (Shirley MacLaine) luchan en México contra los franceses». La requetemilputa que los requetemilparió: «una presunta monja» ¡Si eso no es un Spoiler del tamaño del Cañón del Colorado!

*****************THE END*****************

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