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De mi Diario : Semana 11 / 2021

 

Weiß/Colonia, 7.3.

2:00 am : Un nuevo conflicto con Gmail.com impide que pueda subir a mi blog de Fronterad la nueva entrega de mi diario, porque para Gmail.com resulta que Fronterad no es un portal seguro y por consiguiente me niega el ingreso en la página no reconociendo ni mi dirección email (¡que es de Gmail.com!) ni mi contraseña. Para mis lectores habituales, sin embargo, sí hay entrega, que les mando vía email, tras una sacada de lengua a la requetemilgran puta madre de la nube.

Olvidé consignar el viernes que llamé al Bistro Verde para chequear si seguían manteniendo el servicio de comidas a domicilio, y que apenas me identifiqué, «Hier ist Bada», mi interlocutora me interrumpió alborozada: «Herr Bada, wie sehr haben Sie uns gefehlt! [¡Señor Bada, cuánto le hemos echado de menos!]» Como hablábamos por teléfonos normales, mi interlocutora no pudo admirar la cara de hijo pródigo que puse. Pero es que, además, me reconfortó el alma saber que esa buena gente, que vive de sus ingresos y las están pasando muy duras, aprecian la solidaridad de sus clientes, incluso aquellos que eran esporádicos y la pandemia los ha vuelto parroquianos.

Ossobuco para la cena, una gran despedida de la semana. Diny lo había ya deshuesado, le tengo que decir que no lo vuelva a hacer; uno de los placeres de comer ossobuco empieza por la vista, ver esa rebanada de carne con el hueso en el centro. Digno de un bodegón. Tengo que preguntarle a Carla si conoce un buen libro de bodegones de la pintura italiana, sería curioso compararlo con los que sí existen, y los conozco, de la pintura neerlandesa.

Weiß/Colonia, 8.3.

2:15 am : Muerte en Mittsommer, la saga policial sueca que se desarrolla en Sandhamm, el único pueblito de la idílica isla de Sandön, una de las 221.800 del archipiélago de Estocolmo, en aguas del Báltico, regresa con una nueva temporada y un comisario nuevo, noruego, que, como es  natural, sucumbe pronto a los encantos de Nora, quien ahora ya se desempeña como fiscal del distrito. Me gusta el nuevo planteamiento, y el primer episodio está bastante bien resuelto. Un rato después, un nuevo episodio del joven Morse, tan bueno como suelen ser todos los suyos.

Después de leer mi diario, José María me escribe desde La Pîntada: «No exagero cuando te cuento que he visto Los doce del patíbulo unas 9 o 10 veces; tal vez más. Impresionantes los prontuarios de cada sujeto, sobre todo el del personaje que interpreta Telly Zabalas, y claro; Lee Marvin en su papel de líder siempre a contravía de las órdenes superiores, tan propio de héroes del cine gringo y de las novelas sobre gestas en todas  las épocas en la historia». Le contesto: «Recuerdo la primera vez que vi Doce del patíbulo, cuando la estrenaron en Colonia, en el otoño del 68. Mi secretaria, Ulla, y yo salimos juntos de la redacción esa tarde y le pregunté qué plan tenía para el resto del día, me dijo que ir a casa y prepararse algo de comer, ver la tele y luego acostarse. La invité a ir al cine que estaba literalmente a la vuelta de la esquina de la redacción y donde acababan de estrenar esa peli, con una crítica deslumbrante. Y aunque no parecía muy convencida de que le fuese a gustar, porque sabía de qué iba el tema, aceptó mi invitación. Ya en el mero principio, la ejecución en la horca del soldado reo de muerte, noté que se puso tensa, pero conforme avanzaba el metraje se fue poco a poco relajando de la crispación inicial y cuando salimos a la calle coincidimos en que acabábamos de ver una obra maestra. Yo a Lee Marvin lo tenía en un altar desde junio del 65, cuando cubrí por primera vez en mi vida un festival de cine, la Berlinale, y estuve en el estreno de Cat Ballou. Adoré esa peli (con los cortes intercalados y comentando la acción, cantando, Nat King Cole) y el trabajo de Lee Marvin: ganó el Oscar con su actuación y ahí despegó su carrera, porque hasta entonces estaba encasillado como secundario, pero ese fue su primer papel principal, ¡qué buen ojo el de Aldrich!»

Excelente la iniciativa de Nexos en el Día Internacional de la Mujer. Todos los espacios aparecen tapados por unas franjas moradas en las que puede leerse en letras blancas: «Este artículo no está disponible porque fue escrito por una mujer». Y el títular principal, sobre un fondo tricolor, es el hashtag «#UnDíaSinNosotras». Y sí, que sería del mundo sin ellasDesde siempre he sostenido que el machismo no es otra cosa que una forma de fascismo: el fascismo testosterón.

Weiß/Colonia, 9.3.

2:00 am : Primero pasaron, en el canal Arte, Thérèse Raquin, basada en la novela de Zola, una de sus obras maestras, llevada a la pantalla por Marcel Carné y con Simone Signoret en el papel de Thérèse y Raf Vallone en el de Laurent. La peli no es mala, y el dúo protagonista es magnífico, pero este es uno de esos casos en que puede afirmarse con la conciencia tranquila que la novela es superior al film. Muy superior. Y a continuación pasaron un espléndido documental sobre la vida y la filmografía de la Signoret, una de las más grandes actrices de todos los tiempos. Yo la amaba antes de leer sus memorias; desde entonces, además, la adoro.

Almorzamos por primera vez en casa, después del segundo lockdown con Ulli & Carlitos, que además cumplen hoy 14 años de casados, por lo cual les regalamos una maceta con orquídeas. Comida caliente servida puntual por el Bistro Verde; Ulli despacha un arenque en escabeche con papas hervidas, Diny un revuelto de espárragos con guisantes y jamón, Carlitos un plato de pasta con setas del bosque,  y yo una decena de sabrosísimos espárragos y huevos revueltos, regándolo todo con Pinot Grigio veneciano las damas, su kólsch Carlitos y un Carménère chileno (¡ay, qué pleonasmo!) un servidor. Ha sido una comida digna del aniversario. Laus Deo!

En la revista Leer hay un artículo dedicado a Hilda Stern, la superviviente de Auschwitz que emigró a los Estados Unidos y jamás habló a nadie de las prosas y los poemas escritos durante sus cautiverios en el gueto de Lodz y en varios campos de concentración. Tras cincuenta años de matrimonio, es su viudo quien descubrió ese legado escrito a lápiz y que revela a una poeta de muy altos vuelos. Al artículo se añaden trece poemas suyos que por primera vez se traducen al español y se publican en forma bilingüe, y me llevo una fea sorpresa. Como es lógico los leo en alemán, pero hay uno muy hermoso que comienza diciendo (traduje mentalmente mientras leía) «Clavada está mi lengua / a un idioma que me maldice, / clavada a martillazos / en mis oídos / con los tonos del amor / y el odio devorador» y por curiosidad miro la traducción publicada a la izquierda del original, y no me caigo del sillón porque Dios es grande en el Sinaí. Allá leo lo que aún no me creo: «Cosida está mi lengua / a este mismo idioma en el que me maldicen, / clavado, a martillazos / en mi oído / está el tono del amor, / del odio que devora». Con ojos dignos de un Torquemada comparo las tres estrofas siguientes con la traducción publicada y me digo que la persona que lo tradujo debe padecer lo que yo llamo “el síndrome de Cansinos Asséns”, el de querer explicarnos el poema (CA masacró en 87 palabras esa joya que es el “Gingo Biloba” de Goethe, cuyo original sólo cuenta 63), y además parece desconocer esta frase del gran Rudolf Burchardt acerca de sus traducciones y que debiera darnos que pensar a todos los trujamanes, empezando por mí, que la traduje: «Soy tan arrogante como para no desear a Esquilo más claro de lo que él mismo quiso serlo». Ecco!

Weiß/Colonia, 10.3.

1:45 am : Pasaron en el canal Arte La femme du Vème [La mujer del quinto, título español que en otros tiempos haría pensar en la esposa del recluta, pero ahora sugiere la pregunta acerca de qué quinto se trata, si un piso o un pino, ¿no habría sido mejor traducir La mujer del distrito Vº ?]  Es una peli confusa y en la que se desaprovechan los talentos demostrados hacia la saciedad por Kristin Scott Thomas y Ethan Hawke. Especialmente a ella, que es tan versátil, se la ve todo el  tiempo como preguntándose qué se le ha perdido en este rodaje, como si hubiese leído un guion distinto del que se está filmado. Ay pena penita pena

En el KStAnz de hoy leo durante el desayuno el epígrafe de una esquela que me parece divertido: «Vivo y no sé cuánto / Muero y no sé cuándo / Viajo y no sé a dónde / Me maravilla que estoy (tan) alegre». Es una cuarteta atribuida al maestro teólogo Martinus von Biberach († 1498), de quien poco o nada se sabe. Podría figurar en alguna antología del tándem Borges–Bioy Casares.

Vino Rebeca a demostrar sus artes de carpintera encolando las tablas delanteras de las gavetas de este mesón desde el cual trabajo y me relaciono con las tinieblas exteriores. El mesón en realidad es el resultado de unir dos mesas de Ikea quitándole a una las patas izquierdas y las derechas a la otra, y juntándolas sobre un armario de cuatro cajones (no, gavetas me gusta más) donde se han ido amontando enseres para la escritura en papel, tarjetas postales, grapas, gafas, chinchetas, un auténténtico cajón de sastre. La construcción se la debo al ingenio de César en diciembre 1975, y esta de hoy es la primera reparación que se le hace, porque las tablas delanteras con los pomos para agarrar y tirar de ellas hacia fuera empezaron a quedárseme en la mano, es lo que se llama “fatiga del material”. Rebeca, hoy, con su cola y sus pinceles le ha hecho la cirugía estética que tanto estaba necesitando. Esta hija es un regalo del cielo.

Le envié a NS un libro a un apartado postal que al parecer es obsoleto, y ella, muerta de la risa, me pasa su nueva dirección para correo quelonio en las afueras de San José, Costa Rica. Es esta: ​«Santa Ana. Piedades / Calle San Marcos, de la Gruta 50 metros Oeste, 350 metros Sur / Después del 3er muerto, segundo portón rojo a mano izquierda / Villa El Sueño / Teléfono 88707758 / (Ya sé que estarás riendo a carcajadas) / Lo de “tercer muerto” es porque “muertos” se les llama a los promontorios que se ponen en las calles para que los choferes disminuyan la velocidad / Lo de la gruta, porque hay a la orilla de la calle una gruta con una figura prominente de San Marcos / El teléfono, porque el repartidor llama antes para cerciorarse de que haya alguien en la casa».  Comentándoles a mis amigos nicas el email con la dirección de NS en Costa Rica, les cuento que en 1984, estando en Nicaragua, alojado en la casa de Lizandro, tuve necesidad de contactar con la Embajada alemana, para ir allá telefoneando previamente a fin de concertar un encuentro con el embajador. Eché mano al directorio telefónico y busqué por la E de Embajadas, y encontré lo que quería, pero también un par de direcciones que me parecieron surrealismo puro. Así, creo que la Embajada de China estaba situada (invento las cifras y puntos cardinales porque tuve el estúpido descuido de no copiarla del directorio) «tantas cuadras al Lago y cuadra y media al este de donde estuvo la Pepsi». Y yo me dije: ¡Pero carajo, si es la primera vez que vengo a Managua, cómo coño voy a saber dónde estaba la Pepsi! (antes del terromoto, claro está). José Luis me responde: «Buenísimas. Lo de las direcciones fantasmas creo que le arrancó un par de párrafos a Vargas Llosa y quizá a algún otro. Tal vez a Salman Rushdie». Y Luis Rocha, el poeta, su padre, me afrijola lo que sigue: «En Granada existe una finca rural cuyo dueño bautizó como «La Mierda», para poder responder a quienes le preguntaban adónde iba: «A La Mierda». Y en Masatepe hay cosas divinas y paraísos: «De dónde se ve la Laguna de Masaya, un kilómetro antes de llegar a El Cielo»».

Weiß/Colonia, 11.3.

1:15 am : Seguramente por falta de material repitieron un episodio del comisario Martin Beck com Gunvald Larssen. Es la mejor pareja que ha parido la tele escandinava, a excepción de la que formaron Wallander y su hija Linda, en la primera temporada con Krister Henriksson y Johanna Sällström. Pero fue solo una temporada, el suicidio de Johanna frustró ese dúo fabuloso. Se salvó Johanna del tsunami meteorológico de Tailandia (Navidad 2004), pero no del de la depresión.

Suenan las sirenas de alarma aérea, en sus ejercicios regulares para saber que siguen activas. Como cada vez que sucede, espero que los responsables hayan avisado a los asilados de países en guerra, a quienes este sonido puede sonarles como un réquiem inesperado.

Recibo por el correo quelonio un libro de Jaime, Pasos en la nieve, con cariñosa dedicatoria, y me lanzo a buscar su “Balada del puente de Colonia”, el Hohenzollernbrücke, entre la catedral y la estación principal. Me encanta la balada y me alegra que Jaime escriba “Rhin” como yo, sin hachectomizar el sagrado nombre del Río Padre de los alemanes.

Weiß/Colonia, 12.3.

Quise saber si el cine había entrado por la puerta grande de la RALE, su Diccionario, y busqué la palabra “rebeca” ¡y bingo! En el sanctasantórum del idioma puede leerse: «Del n. p. Rebeca, título de un filme de A. Hitchcock, basado en una novela de D. du Maurier, cuya actriz principal usaba prendas de este tipo». Es decir, una chaqueta femenina de punto, sin cuello, abrochada por delante y cuyo primer botón está, por lo general, a la altura de la garganta: así la describe la Docta Casa. Me lleva a recordar que una vez, haciendo el escaparate en la tienda de mi padre en la calle Señas, puse en lugar súpèr destacado un zapato femenino de tacón medio con una argolla con hebilla alrededor del tobillo, y a la etiqueta con el precio añadí una foto de Ingrid Bergman en honor a un calzado que usa ella en Casablanca. A mi padre le cayó bien la idea y lo cierto es que de ese modelo vendimos muchos pares en aquella temporada. Todas las mujeres querían ser Ingrid Bergman. O Ilse Lund.

Vuelvo al tema de las direcciones callejeras nicas y ticas porque en ese aspecto Centroamérica es un microcosmos creativo 100%. En Nicaragua, a los que llaman «muertos» en Costa Rica se les llama «policías acostados», curiosamente igual que en los Países Bajos. De manera que alguien te puede citar en su casa diciéndote: «En esa esquina donde está la librería [en realidad las librerías nicaragüenses son simples papelerías], vas a encontrar un policía acostado, y a 20 varas a la derecha está mi casa». Ya no es sólo que te sorprenda que los policías nicas trabajen así (eso hasta podría ser fruto del realismo mágico), lo peor es que no tienes ni la más remota idea de cuánto mide una varay nadie te lo sabrá decir, a no ser Miss Hortensia Google: 0,84 m. Y por lo que sé, en el país sigue en uso otra dirección muy sorprendente para los fuereños: «De donde fue el arbolito, 2 cuadras abajo 1 cuadra al Lago». Pasa que en esa calle sin nombre, como casi todas, hubo un arbolito en plena bocacalle, era la seña más popular para identificarla. Además, «arriba» y «abajo» equivalen al este y el oeste respectivamente, y esa es una noción prehispánica: el punto por donde el sol sube p’arriba y el punto por donde baja p’abajo, mientras que «al Lago» es al norte. Así pues, el único punto cardinal que conserva su nombre es el sur. Sí que sí, de lo más pintoresco y complejo son estos callejeros mesoamericanos. Pura vida, dicen los ticos.

Weiß/Colonia, 13.3.

1:00 am : Pasaron el segundo capítulo del primer episodio de una serie policial noruega, cuyo protagonista es el comisario Wisting. En este episodio, la trama se centra en la búsqueda de un asesino serial gringo de ascendencia noruega, que el FBI anda persiguiendo desde hace más de 20 años y al fin localizan en el país de sus ancestros. Una subtrama es la guerra declarada entre el comisario y su hija periodista, que en busca de un reportaje acierta a dar con uno de los crímenes del asesino serial. La producción tiene ese toque escandinavo que me encanta, por más que, a la larga, vaya convirtiéndose si es que todavía no se convirtió en un déjà vu. En este episodio, lo novedoso es la cooperación a la trágala entre la calmosa policía noruega y el expeditivo FBI. Al final ganan los noruegos, faltaría más, aunque sólo sea por puntos.

Enttre las esquelas fúnebres del KStAnz de hoy encuentro mientras desayuno la de un Dr. Günter Krebber (inequívocamente alemán), debajo de cuyo nombre leo que era «Officier dans l‘ordre des palmes académiques», y sobre su nombre el siguiente epígrafe: «Tranquilla sia l’onda [En calma esté la ola]». Como me suena, recurro a los buenos oficios de mi amiga Miss Hortensia Google y, en efecto, es una cita del trío de Così fan tutte: y la esquela trilingüe un homenaje a ese trío.

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