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De mi Diario : Semana 11 / 2024

Rodenkirchen, 10.3.  

Volví a ver anoche Amor y otras drogas y me gustó tanto o más que la primera vez. Es una peli que tiene ese nosequé especial que la hace querible. Quizá sea por la buenísima química entre sus protagonistas. Y también quizá porque su acción no transcurre en Nueva York, Chicago, San Francisco o Los Ángeles, es otra América la que en ella se refleja. Lo dicho: quizá.

Vino Angie acompañada de Benno y fuimos a comer a Steep’s. Benno me ha caído muy bien. A sus 17 pasó un año en San Sebastián, como resultado de un intercambio: una de las chicas de la familia vasca con la cual convivió, vino acá asimismo por un año, viviendo con la familia de Benno. Y lo más formidable del caso es que en Donosti, con la familia vasca, Benno aprendió euskera (supongo que la variante batúa), es el primer extranjero que conozco que lo haya hecho. Además ha recorrido bastantes ciudades de Colombia: Bogotá, Medellín, Santa Marta, CaimanópolisY tuvo curiosidad por saber cómo es que vine a dar con mis huesos en Alemania. Es una historia que la he contado ya tantísimas veces en mi vida, no sé, tal vez debería escribirla e imprimirla, para entregarle un ejemplar a quien nuevamente quiera saber qué me hizo abandonar España en febrero 1963, y hasta la fecha. Ya lo hice con la historia de cómo y dónde nos conocímos Diny y yo, otra pregunta estándar que me hacen. También Benno.

Rodenkirchen, 11.3.

Vicente me escribió hace un par de días diciéndome que había vuelto a ver The Strange Love of Martha Ivers [El extraño amor de Martha Ivers], y como hace años que no la veo, conseguí echarle mano a una copia gratuita y anoche la vi de nuevo. Tiene una calificación 7,4 en la ficha de www.imdb y pienso que se la merece. Barbara Stanwyck está soberbia, creo –y así se lo dije a Vicente, quien también la adora– que fue la mejor actriz de su generación, donde no faltaron grandes divas. Lo extraño de la peli es su título: ¿de qué extraño amor se trata? No aparece ninguno a lo largo de sus casi 116’. Misterio.

Lo primero que hice al levantarme fue venir a la compu y buscar la lista de los Oscars. Otra vez una desilusión, Annette Bening se fue con las manos vacías. Cinco nominaciones (cuatro como actriz principal, una como actriz de reparto) y ni un solo Oscar. ¿A qué están esperando, a que cumpla 75 –ya tiene 65– para entregarle uno honorífico por toda su espléndida carrera? Hay precedentes: el más craso el de Barbara Stanwyck, cuatro nominaciones como actriz principal y un solo Oscar honorario a sus 75 años. Porca miseria. Y a propósito de Annette Bening, recuerdo que una vez dijo: «He perfeccionado el arte de poner los pies en el regazo de mi marido durante las ceremonias de entrega de premios para que me los frote». ¿También lo habrá hecho anoche?

Almorzamos en Steep’s, y Tom sigue ausente en Gran Canaria. Diny pidió el menú del día: sopa de lentejas y enrollado de col, y yo un filete empanado a la vienesa con pommes y arándanos rojos. Venían tantas pommes en el plato que de sólo verlas casi se me quita el apetito.

Me escribe Guglielmo y me habla de varias cosas, entre ellas de un artículo  de un prominente quídam sobre los gazapos de Gabo, y también, a propósito de mis dos artículos sobre la Weltliteratur y la aspirina, de una práctica médica popular en Colombia: «Los campesinos colombianos intuyeron la aspirina. Cuando tienen dolor de cabeza toman una infusión de hojas de sauce, cuyo nombre científico es Salix babylonica, y el de la aspirina ácido acetilsalicílico». Le respondo ipso fuckto: «Quién quita que Humboldt no se enterase de esa praxis campesina colombiana y la recogiera en su diario, y los científicos de la Bayer convirtieran tal sabiduría popular en la analgésica aspirina química. Humboldt murió en 1859 y la Bayer se fundó en 1863, es decir, la posibilidad está dada. En cuanto a ERQ, es un tipo divertido, pero Diny lo tuvo siempre en su lista negra, por algo será (sería, siempre me olvido de que al hablar de Diny estoy hablando de alguien que ya, ay, no existe)».

Rodenkirchen, 12.3.

Anoche estuve viendo El dúo de “La Africana“ en una muy deleitable puesta en escena del Teatro Lírico Andaluz. Es la tercera vez que la veo y oigo, Las otras dos fueron en la Zarzuela, Madrid, con una espléndida dirección de José Luis Alonso; y años después en el Real, el 31.12.2003, cuando alguien pensó aclimatar en Nochevieja la escenificación de una obra, igual que sucede en el ámbito alemán con El murciélago, de Strauss: no sé si la idea llegó a cuajar, tengo que preguntarle a mi san Tribulete del alma. En esta versión andaluza se echó mano del mismo recurso que en el Real, y es el de alargar la duración de la función con (en este caso) dos audiciones de Querubini: de su hija, Amina, y del bajo. El bajo se lució con “Despierta, negro”, la romanza de Simpson en La tabernera del puerto, pero más se lució Amina, nada menos que con el aria de la Reina de la Noche, de La flauta mágica, que es todo un tour de force para las sopranos de coloratura: en esta versión fue un regalo inesperado. La “zarzuela de los coros”, según se la suele llamar, suena en la puesta en escena del TLA tan fresca y tan atractiva como en su triunfal estreno de 1893.

Vino Rebeca, y Diny quiso que fuésemos al Primo Piano, pero mi Rebeota se decidió por el chino. A la mesa vecina llegaron dos mujeres muy elegantes, casi señoriales, madre e hija, supongo. Y españolas. Se pasaron todo el tiempo charla que te charla y la verdad es que me intrigaron, pero tiré de mis riendas y sólo les hablé en español para desearles buen provecho y, al despedirnos, que tuvieran un buen día. Contestaron breve y cortésmente, pero sin dejar de continuar con su charla. Sigo intrigado; si vuelvo a encontrarlas, seguro que las abordaré.

Rodenkirchen, 13.3.

The Scarlet and the Black [Escarlata y negro] se títula el telefilm que vi anoche, es de 1983 y en realidad debería titularse Púrpura y negro, que son los colores de las vestiduras de monseñor Hugh O’Flaherty. Este sacerdote irlandés pasó a la Historia como “el Pimpinela Escarlata” del Vaticano, quien gracias a poseer un pasaporte diplomático de dicho Estado se las valió para salvar a miles de judíos y de prisioneros ingleses: su vida y milagros los contó J.P. Gallagher (de quien no logro averiguar si es autor o autora) y el telefilm es una adaptación de su obra. Gregory Peck está soberbio en su encarnación del monseñor, también Christopher Plummer en la del coronel de la SS Herbert Kappler (con el que monseñor juega al gato y al ratón, hasta que el gato decide que no existe otra posibilidad de impedir las hazañas del ratón a no ser asesinándolo); y ni qué decir tiene que John Gielgud, un homosexuak ateo, borda la suya de Pio XII. Y el resto del reparto tuvo un castin de lujo. Es tan bueno, 7,5 lo califica el imdb.com, que lo quiero volver a ver, pero no esta noche.

He pasado prácticamente toda la mañana clasificando y archivando el papelerío que se ha ido acumulando desde principios de febrero, y también tratando de poner al día la contabilidad doméstica, pero para esto último necesito un par de días más. Es una tarea agotadora y sin esperanzas de que nadie me ayude en ella, todos ellos, mis hijos y mis tres nietos mayores, tienen sus propias vidas y sus problemas, no puedo cargarlos con un trabajo que a decir verdad sólo lo puedo hacer yo. Me toca joderme, paciencia y barajar.

Fuimos Diny y yo a almorzar en el Bistro Verde y avisar a Petra de que no nos reserve nuestra mesa para el sábado, es posible que el sábado almorcemos en el Primo Piano, con Ulli & Carlitos, que festejan el 17.º aniversario de su boda. Una boda que en verdad en verdad os digo que es obra mía, si fuera por ellos seguirían Ulli soltera y Carlitos malcasado con una canaria en su juventud, y de la que nunca se divorció, de modo que al morirse la pensión de viudedad iría a parar a manos de su olvidada esposa, y Ulli vistiendo santos. Me dije que eso no podía pasar, y no paré hasta que pude divorciarlo a él y casarlos a los dos. Diny pidió hoy su ensalada renana de papa con una Frikadelle, yo una cazuela de camarones en salsa de tomate. De chuparse los dedos.

Del portal TodoMail.com me llegó un email conteniendo «16 Cosas Extrañas Que Existen En La Naturaleza». Les escribo ipso fuckto: «Lo más extraño que existe en la Naturaleza es el ser humano. Se reconoce en el hecho de que aun siendo parte de ella la quiere destruir, y ya va muy adelantado en su empeño». No creo que me respondan.

Rodenkirchen, 14.3.

Encontré en Youtube El dúo de “La Africana“ del que fuimos espectadores en el Real de Madrid aquel 31.12.2003. Es una producción realmente buena, si bien el vídeo no le hace honor, o tal vez se trate del programa de mi compu. En todo caso registro con cierta sorpresa que cuando se escuchan aplausos, los de Diny y míos deben estar entre ellos. Lo pasamos muy bien aquella tarde, y luego, desde la claraboya de la mansarda de Javier Vilaltella en Pontejos 1, la casa de la Jacinta de Galdós y donde siempre nos hospedábamos en Madrid, por primera y única vez en nuestras vidas vimos caer en vivo la bola del reloj de la Puerta del Sol: las azoteas estaban llenas de vecinos que bailaban y bebían a  la salud del 2004, nos unimos a ellos brindando. Y bnscando he encontrado una foto hecha desde el costado norte de la Puerta, abarrotada un 31.12., donde detrás y la derecha del edificio de la Real Casa de Correos, se ven los pisos superiores de la casa de Pontejos 1. O sea, que estábamos en primera fila.

A las 11:00 am en punto atruenan el aire las alarmas aéreas (tres veces, con dos intervalos) y, como siempre, pienso en los refugiados más recientes, los de Ucrania, los palestinos, y deseo que sus celadores hayan tenido la precaución de avisarles, porque esos aullidos de loba herida seguro que los devuelven por unos minutos a sus tierras bombardeadas. Ojalá los hayan alertado.

Hemos ido a almorzar al Primo Piano y nos atendió Gabriela (así creo ahora que se llama), nos sentamos a “nuestra” mesa, en el rincón detrás del mostrador. Diny pidió el menú: ministrone de entrada, y luego albóndigas de carne de res con su guarnición de zanahoria, judías verdes y arroz. Yo una pizza scampi, o sea, con gambas, de la que no dejé ni rastro. Antes tuvimos el aperitivo de este lugar, que ya sólo por él vale la pena venir a comer acá: unas rebanaditas de un pan de esos que los alemanes llaman rústicos. Tiene forma de baguette pero es de muy otra consistencia: la corteza muy crocante, la miga muy esponjosa. Rociado con aceite de oliva virgen y sal es un manjar de los dioses. Le digo a Gabriela que es demasiado joven como para conocer la peli Pane, amore e fantasia, que sucede en un pequeño pueblo italiano del interior, y el marescallo Carotenuto [Vittorio de Sica] ve a un pobre hombre comiendo pan sentado en la calle y le pregunta qué está comiendo. El hombre le dice que pan. El marescallo le pregunta que con qué. Y el pobre hombre abre las dos mitades del pan, no hay nada entre ellas, y dice: «Fantasía, commendatore, fantasía». «Si el pan hubiera sido como este –le dije yo a Gabriela–, el hombre estaría satisfecho sólo con él». Gabriela sonríe.

Rodenkirchen, 15.3.

En su reseña de Love Affair (1994), Roger Ebert, el primer crítico de cine en conseguir el Premio Pulitzer, concluía así: «Hasta hace poco, la historia de amor parecía ser un género amenazado en Hollywood. Las mujeres eran más propensas a apuñalarte que a besarte. Luego llegaron Sleepless in Seattle, Only You y ahora Love Affair, todas ellas películas sobre gente agradable que se ve envuelta en malentendidos tontos porque se quieren mucho. Hay que estar de buen humor para disfrutar de este tipo de películas. O puede que ellas te pongan de buen humor». De las tres me faltaba conocer Only you y anoche la vi y me dejó una agradable impresión. Pero quiero verla de nuevo esta noche para decir algo más que esta simple impresión. Estuve investigando en Google acerca de la peli y sus intérpretes, y encontré una frase recordable de Marisa Tomei: «No se puede ser viejo en Los Ángeles, es como un delito».

En Huelvared, que Vicente me envía con puntualidad suiza, leo que Troglodia va a ser la protagonista de una serie de RTVE sobre el barrio Reina Victoria y unos espías durante la 2.ª guerra mundial. Como pionero en el descubrimiento de lo que ahora pomposamente llaman “legado británico”, me alegro, pero eso de llamar “barrio inglés” a mi precioso “barrio obrero”, y no su bonito nombre original, no sé yo qué decir. Lagarto, lagarto.

Apareció mi columna en EE y al poco de subir a la red un lector dejó en su foro el comentario de que Annette Bening tenía este año una fuerte competencia. Le respondo ipso fuckto: «En el 2000 también; Hillary Swank (la ganadora) Meryl Streep y Julianne Moore. Y en el 2005 también; de nuevo Hillary Swank (su segundo Oscar), Catalina Sandino Moreno y Kate Winslet. Como asimismo en el 2011: Natalie Portman (la ganadora), Nicole Kidman, Jennifer Lawrence y Michelle Williams. Las cinco que llegan al final no son sino la flor y nata. Pero en cualquiera de las tres ocasiones hubiera podido serlo Annette Bening, y el Oscar tampoco (repito: tampoco) hubiera sido injusto». Y luego el comentario de un señor que firma como Atenas y cuya profesión parece ser visitador de las columnas de EE, quien dice: «luego del bombo de la película Oppenheimer y de los premios q’ obtuvo, esperaba ver al actor ppal, C.Murphy, igual premiado, y quedé desilusionado». Le respondo asimismo ipso fuckto y sin piedad: «Infórmese mejor, don Atenas, y hágale honor a su apodo: Cilllian Murphy sí ganó el Oscar al mejor actor».

Con Montse fuimos a almorzar al chino y charlamos mucho sobre cine y sobre Somerset Maugham, le encarecí que no dejase de leer Servidumbre humana, que tanto le gustó a Paul. Me dijo que a quien quiere leer pronto es a Camus, porque no leyó todavía nada de él y encontró una frase suya que le impresionó mucho, me la citó de memoria: «Para vivir se necesita tiempo». Ah, y nos contó también que Henri está leyendo ¡nada menos que la Biblia! Cosas veredes, myo Cid

Rodenkirchen, 16.3.

Así pues, anoche vi de nuevo Only You [Sólo tú]. Siquiera nada más fuese por ver sus paisajes italianos (Venecia, Roma, Positano y los trayectos intermedios) ya valdría la pena ver esta peli. Pero es mucho más. Es un guion tan disparatado que resulta natural y lógico. Unas actuaciones estelares que convencen sin tener que esforzarse mucho porque se adaptan al guion como un guante a la mano. Un fondo musical al que si acaso puede reprochársele algo es que eligieran “O sole mío!”, canción napolitana por antonomasia, para la secuencia de Venecia. Y una cámara que sabe sacar el mejor partido de los paisajes urbanos y campesinos, y de la buena química entre los actores. Eso sí: la he visto doblada a lo que llaman un español latino y tengo que buscar una versión en castellano porque me rompe las bolas que el sacrosanto nombre de Goethe sea pronunciado Guét, y que de un podólogo –el prometido de Faith, la protagonista– se diga que es un podiatra: ya tuve susto bastante cuando un colega boliviano dijo en la redacción que en su país a los oculistas los llaman ojistas. Yo soy el último en oponerme a los giros ultramarinos del idioma, de hecho los uso mucho –hablando y por escrito– pero todo tiene un límite. ¡Ojista, podiatra! ¡Cielos!, diría un mexicano.

Ulli & Carlitos nos invitaron a almorzar en el Primo Piano, que no conocían sino por mis referencias, y les cayeron muy bien el lugar, el servicio y la comida. Por cierto que Diny quería comer hígado de ternera alla veneziana, pero se equivocó al señalar el plato en la carta, le trajeron un lenguado de padre y muy señor mío, y al principio se resistió, sólo decidió aceptarlo cuando le dije que pensase que era una acedía lectora de Nietzsche, las acedías de Huelva las come con avidez; lo que también sucedió con el lenguado porque no dejó sino la espina, la cabeza  y la cola. Ulli encargó una chuleta de cerdo ibérico con guarnición botánica, Carlitos una lasaña boloñesa y yo una pizza con atún, de la que Carlitos comió dos de las ocho cuñas porque yo estaba muy entretenido contándoles el guion de Only You. Luego vinieron los expresos para ellos tres y de repente Carlitos se acordó de algo y pidió la carta de postres y encargó una crema catalana. Cuando el camarero nos preguntó al principio qué ibamos a beber, al llegar a mí le dije que le preguntase a Gabriela: poco después llegó ella con una sonrisa y mi copa de Lugana, que a Ulli también le hizo tilín. La africana nos despidió al irnos, con su elegancia natural. Un almuerzo redondo.

Mis diálogos con Diny le encantarían al autor de Esperando a Godot. Hoy, a eso de las 11 am llega y me dice: «Ricardo ¿mañana es 1 de enero?» «¿1 de enero, de dónde sacas eso?» «Del almanaque en el recibidor». «Espera todavía nueve meses». A las 5 pm interrumpí mi siesta para aliviar la vejiga y me preguntó: «¿Hay huevos en la nevera?» «No, no hay». «¿Y por qué no los compraste al ir a ReWe?» «Porque te pregunté qué necesitabas y me dijiste que nada, solamente el periódico». «Entonces iré mañana temprano a comprarlos yo». «Mañana es domingo, ReWe estará cerrado». «Entonces no tenemos nada para comer aquí». «Tenemos pan, queso, salchichón, tomatitos, yogures, en la nevera, y bizcochos y cualquier cantidad de sopas en la alacena». «Sí, pero no tenemos nada para comer». ¡Beckett nuestro que estás en los cielos!

*******************THE END*****************

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