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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 12 / 2013

De mi Diario: Semana 12 / 2013


 

Weiß/Colonia, 17.3.

Me escribe José Luis después de leer mi diario: «Lo peor de los gestos de Bergoglio es que mucha gente se los está tragando. Hasta los llamados de izquierda se babean con eso de que anda en metro. Es mucho más peligroso que Wojtila». Le contesto: «Pues ya verás lo popular que se va a volver cuando reforme la Eucaristía y sustituya las hostias por empanadas salteñas».

 

Borges, según Bioy, 19.10.1965: «Es erróneo el enseñar, como si fuera nuestra, toda la literatura española; somos herederos, como los mismos españoles, de la literatura producida hasta 1810, pero la posterior a esa fecha no es más nuestra que la francesa, y si bien tenemos que resignarnos al pobre siglo XVIII español, no tenemos por qué cargar con el XIX. En la decaída España de entonces nadie escribía libros comparables al Martín Fierro, al Mataderoal Facundo, ni versos como los de Ascasubi». Borges deja asomar demasiadas veces la oreja nacionalista en sus juicios sobre España, lo español y los españoles, y confieso que su multa mala lactae me divierte. Pero hay veces como esta en que hace pichí bastante lejos del tacho. Comparables a los tres libros que cita son –al  menos– la 1ª serie de los Episodios Nacionales, Fortunata y Jacinta y La Regenta. Parece además que se hubiese olvidado por completo de su admirado Bécquer. Y aún quedaría, por mi parte, una pregunta con tanta mala leche como la suya: ¿quién es Ascasubi?

 

Hace mucho que lo pienso pero nunca lo he escrito hasta ahora que acabo de volverla a ver (y a doblarme de la risa viéndola): ¿para qué perder el tiempo de una manera tan, tan lastimosa, con La guerra de las galaxias, si se puede uno divertir a costa de ella con Spaceballs? Como dijo en su día Daphne Zúñiga [=Princesa Vespa]: «La parte más difícil del rodaje en La loca historia de las galaxias era no echarse a reír al oír la palabra “¡Acción!”».

 

Weiß/Colonia, 18.3.

Voy en Rodenkirchen a la oficina postal a hacer unos envíos: Berlín, Valladolid, Valenciennes, Caracas, Asunción/Paraguay… Compro además 10 estampillas para envíos al extranjero. 20.08 € en total, me dice la joven empleada que me atiende. Pago sin rechistar y pido factura para mi declaración de impuestos como gasto desgravable. Luego, camino de la parada del bus, echo cuentas jugando con todas las variantes de las tarifas postales, y o bien se ha equivocado y eran 22.08 €, en cuyo caso salí ganando, o bien eran 19.38 €, en cuyo caso salí perdiendo. Como ese parece ser mi destino natural, apuesto por la segunda posibilidad.

 

No hay anotación ninguna el 2.7.66 en el Borges, de Bioy. Pero incluso esa ausencia me hace recordar una de las dos mejores anécdotas del día de mi boda, y es que a ella acudieron todos mis compañeros de la redacción, viajaron en un par de autos desde Colonia, y les describí bien el camino para salir de la autopista y llegar a Beek, el pueblo de Diny, donde un par de km antes estaba la frontera, y en 1966 aún se controlaba, y ellos eran uruguayos, alemanes, bolivianos, un brasileñoy un argentino, Roque Guillermet, y a todos los dejaban pasar menos a Roque, porque un par de días antes hubo un golpe de Estado en Argentina (el de Onganía) y La Haya todavía no había reconocido al nuevo gobierno en Buenos Aires. Hasta que Roque exclamó desesperado: «¡Pero si sólo vengo a la boda de Ricardo Bada y Diny Hansen!», y uno de los guardas fronterizos holandeses, primo lejano de Diny, oyó su nombre, fue y le preguntó, Roque le mostró la invitación a la boda y el guarda le dijo a sus colegas que lo dejaran pasar, que venía a la boda de la hija mayor del viejo Hendrik Hansen. Y de ese modo informalísimo el Reino de los Países Bajos reconoció tácitamente la legalidad de un nuevo golpe de Estado en Argentina.

 

Llegó Nexos con el correo quelonio y, animal de costumbres como soy, lo leo en soporte papel aunque desde hace 18 días hubiese podido leerlo en pantalla; pero la tradición es la tradición, y nunca la irrespeto, porque si irrespetamos las tradiciones que merecen conservarse, el día menos pensado este mundo se irá a la mierda cansado de nosotros. Y en el # de marzo de Nexos hay una columna de Ángeles sobre el hambre, y en ella una perspicacísima observación: que en las novelas del XIX, al describir a una mujer fea, se postulaba que se le veían los huesos (en España creo que se decía «las costillas»). Y que Twiggy, para nuestra Miss Austen, sería un esperpento. Yo hubiera escrito «adefesio», que me suena más décimonónico y no tan valleinclanesco como «esperpento», pero sea. Lo cierto es que el ideal de belleza de los Galdós, Zola, Fontane, Tolstoi e tutti quanti era una Venus metidita en carnes, que tuviera donde agarrarse uno. Pillines.

 

Weiß/Colonia, 19.3.

Andrea vino a casa a las 12 para conocer mi biblioteca y llevarse un buen surtido de libros. Le tenía hecha una selección equilibrada, una especie de muestra transversal de latinoamericanos: Ibargüengoitia, Anacristina Rossi, Mutis, las Historias de cronopios y de famas (que ya estaba  ansiosa por leer), la última novela de Rolando, Los amigos de Becky, y el volumen de crónicas Los malditos. Le pregunté si le gustaba leer policiales, y al decirme que sí añadí al lote la última de Guelbenzu, de la saga de Mariana de Marco, para que también hubiera un español en la muestra. Después llegó Carlos y la invitamos a almorzar en La Modicana. Feliz Andrea, la ha conocido antes que tantos que saben de su existencia sólo como leyenda, por leer este diario.

 

Weiß/Colonia, 20.3.

Ralph Giordano cumple hoy 90 años. En la edición dominical del magazin del diario había una larga entrevista con él. Registré en especial la respuesta a la pregunta de si esperaba volver a ver, tras la muerte, a su difunta esposa: «No, querido amigo. No, no. Toda mi vida me he dedicado a estudiar la religión. La considero “el” error histórico–intelectual de la Humanidad. Dios, los dioses, son una proyección del ser humano, una que se pierde en el vacío del universo. Todas las oraciones que los hombres hayan elevado alguna vez a un dios, han ido a parar a un buzón obsoleto. Y cuanto más viejo me he ido haciendo, tanto mayor fue mi ira contra la religión, en cuyo nombre han sucedido las cosas más espantosas». «Pero también las más hermosas…». «Eso es cierto. Pero no me siento capaz de llevar a cabo esa transación compensatoria. Una mujer a la que queman en la hoguera por ser bruja, ¿cómo contabilizo su cruel destino al lado del altar de Lochner en la catedral de Colonia

 

[Lo del “buzón obsoleto” me ha costado once llamadas, todas infructuosas, a España. Estoy seguro de haber visto la expresión “buzón fantasma” en la única novela de John Le Carré que he leído en castellano, pero no puedo fiarme de la memoria. Es curioso el caso de esas palabras que en un idioma te dan ya la imagen gráfica de lo que significa: uno oye o lee en alemán “toter Briefkasten” y puede ver en la pantalla interior al espía dejando o sacando mensajes en ese buzón; “buzón fantasma” no sé si da la imagen. Es como con las cartas o los mensajes sacados clandestinamente de una prisión, que en español necesitamos seis palabras para decirlo –a no ser que en el argot carcelario haya alguna especial para nombrarlos–, y en alemán basta con una, “Kassiber”, que es además muy hermosa. Finalmente me decidí a usar «buzón obsoleto», o bien «cancelado», porque aunque el «toter Briefkasten» (=buzón muerto) es el concepto que emplea Giordano, y es el del mundo del espionaje, en realidad él ha usado la expresión sin darse cuenta de que si las oraciones fueron enviadas a un buzón de ese tipo, en tal caso no puede excluirse la posibilidad de que algún dios abriese alguna vez el buzón para recogerlas. Creo que no pensó a fondo el uso de la expresión, y yo quiero salvar más lo que quiso decir que lo que dijo, en este caso. Sin ir más lejos, como añadiría el impertérrito locutor de Les Luthiers].

 

Estuve en lo del Dr. Ruppert (para un examen de rutina, con sesión conde Drácula incluida) y al volver me recibió Diny con la noticia de que Joserre ganó el premio Alfaguara. Gran alegría en esta casa donde, haciendo memoria, Joserre apareció un día ya lejano con sus primeros cuentos bajo el brazo, y otro día, un par de años después, le predije que su primer libro publicado sería uno que se lo iban a pagar, y así fue, en 1995, por una recomendación a Valentí en Destino; ese Bruselas, de la serie Las Ciudades, que nos envió con su dedicatoria ad hoc. El resto es historia.

 

Weiß/Colonia, 21.3.

1:30 am: Soy un anciano irremediable para quien una buena peli en blanco y negro de la serie B de los años 50 vale más que tres Tarantinos puestos en fila india. Así esta noche, con The Blue Gardenia, donde a la dirección de Fritz Lang se añade congenialmente la actuación de Anne Baxter, y de propina hay una secuencia completa con Nat King Cole interpretando la canción homónima de la peli. La solución del enigma, a cargo de la música de Wagner, es un hallazgo de los mejores en este género, pero cómo no siendo director Lang, que contaba en su filmografía la saga de los nibelungos, así que era cabrita que tira al monte. Y ya que estoy en ello anotaré que, como cantante, Nat King Cole siempre me gustó más que Frank Sinatra. No pongo en duda que la voz de Sinatra sea mejor, pero la del rey te llega al corazón, lo que con Sinatra no sucede.

 

Para almorzar, Diny cocinó unas platijas exquisitas, con champiñones a la plancha. Por curiosidá consulto el diccionario de la RAE y allí dice que platija es «un pez teleósteo marino, anacanto, semejante al lenguado, pero de escamas más fuertes y unidas, y color pardo con manchas amarillas en la cara superior. Vive en el fondo de las desembocaduras de los ríos al norte de España y su carne es poco apreciada». Bueno, esas serán las platijas que viven en el fondo de las desembocaduras de los ríos al norte de España; las que mueren en las redes de los pescadores del Mar del Norte son inapreciablemente deliciosas. Y guisadas por Diny, hmmmmmmmmm…

 

[Bernardo, cocinero impar, a quien le paso este anticipo de mi diario, me contesta ipso fuckto«Mi querido maese Bada, la primera vez que leo que la platija sea un pescado de carne poco apreciada. Es un pez plano que tiene buena textura y sabor por lo general. Si es el mismo que la solla asturiana es un tipo de lenguado parecido al rodaballo, muy apreciado en el norte de España. En Huelva no hay sollas que yo sepa, aunque me parece a mí que el parracho es la solla o platija o lenguado de Moisés. Al menos tienen bastante parecido, y en mi opinión es una carne extraordinaria la del parracho (y la de la solla, que he probado en Asturias). La que ha preparado Diny seguro que estaba estupenda. Tomo la idea y mañana me voy a la plaza y me encajo en un puesto en el que sé que tienen siempre lenguados y parrachos. Me ligo uno y lo acompaño con unos gurumelitos en salsa de limón y ajos con su poquito de perejil. Lo haré a la plancha y a ver qué sale. En fin, tronco, un abrazo y recuerda que lo que digan los diccionarios no tiene siempre por qué ser cierto, con que sea aproximado es suficiente, el resto ya lo comprobaremos nosotros tal como tú lo has comprobado por obra, gracia y arte de Diny». Ecco! Y buen provecho].

 

Todo el día sintiéndome mal (menos durante el almuerzo) y con ganas de tenderme en la cama y no volverme a levantar nunca más. No sé a qué atribuirlo, me agarró a las 6:40 am, cuando me levanté para ir al baño, y desde entonces me ha tenido agarrotado hasta bien entrada la noche. Programaré un DVD súper kitsch como somnífero, con harto whisky para apoyar la terapia.

 

Weiß/Colonia, 22.3.

Fui con la bici a la oficina postal del pueblo, a recoger un libro certificado y con acuse de recibo que me envía Raúl Figueroa desde Guatemala y el cartero lo trajo el martes, mientras estaba con Andrea y Carlitos en La Modicana. De vuelta a casa recuerdo que hace unos veinte años escribí en mi cuento “Amos y perros”: «esta bicicleta mía sólo es cinco años menor que la menor de mis hijas, y si por mí fuera, ¡y por ella!, nos acompañaríamos hasta que la muerte nos separe». Nunca pude imaginar entonces que llegaría el día en que tuviese que escribir que nos acompañaríamos hasta que mis achaques nos separen. Ha sido una verdadera tortura, ir y venir entre esta casa y la oficina postal. No creo que lo vuelva a repetir, mejor agarrar el bastón e ir paseando lentamente hasta allá. Qué tremenda impotencia, y cuánta rabia, saberse tan mísero y tan escacharrado.

 

La pobreza parece estar de moda en la religión cristiana. A renglón seguido del show Bergoglio, la iglesia anglicana elige a Justin Welby como primado, esto es, como arzobispo de Canterbury, y el buen hombre declara que se siente extraño en la sede histórica de Lambeth: «Jesús no vivía en un palacio. En realidad hay indicios de que quienes vivían en los palacios estaban más bien inclinados a matarlo». Nada más cierto. Entiendo que si el arzobispo Welby fuese congruente, debería irse a vivir a un hogar para los sintecho. Y Bergoglio a alguna villa miseria romana.

 

Weiß/Colonia, 23.3.

50° cumpleaños de Julio. Es decir, cumplesantos, como dicen ellos, los peruanos, y al menos por lo que respecta a las mujeres resulta menos agresivo que cumpleaños. Vamos con  Carlitos a la aldea de Nettetal donde vive con Jana y los niños, a unos 90 km de Colonia; se llama Schaag, y ya la doble vocal indica que estamos a un tiro de piedra de la frontera neerlandesa. Es una fiesta íntima, con los padres de Jana y una pareja que figura también, con seguridad, entre sus amigos más allegados. La comida la guisó Julio, y se ve que los Mendívil tienen muy buena mano para cocinar, y el postre, tarta helada, se debió a Jana, que también tiene muy buena mano para ello. Regado por un excelente Cariñena, ha sido un día de lo más agradable excepto por 1: la nevada que nos agarró en el camino de ida, llegando a Mönchengladbach, y nos acompañó hasta Schaag; y excepto por 2: la barrera bajada en un paso a nivel donde a las puertas de Schaag nos detuvo un tren que parecía que hubiesen bajado la barrera recién cuando salió de Colonia, la remilputa que lo recontramilparió. Pero luego todo fue de lo mejor, la comida y la charla de sobremesa, y lo que más me gustó fue la compinchería con Diego, sentado entre Diny y yo, y que a sus cinco años me daba la ilusión de estar con un Henri algo mayor: la felicidad fue completa cuando me preguntó si quería conocer su cuarto, y me llevó allá y me enseñó su cinturón blanco de karateca y sus dos ratoncitos, Sol y Caramelo. Pensaba, todo el tiempo, que el miércoles será la primera vez que me tocará ir a buscar a Henri y traerlo del Kindergarten a casa, hasta que pase a buscarlo su mamá. Desde ayer que lo sé, siento una alegría tan grande que no es para descrita en palabras.

 

***********FIN***********

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