Home Mientras tanto De mi Diario : Semana 14 / 2022

De mi Diario : Semana 14 / 2022

Weiß/Colonia, 3.4.

2:00 am : 25’ conversando por teléfono con José Luis, quien me cuenta sus experiencias en mis madriles. En especial no echó en saco roto mi recomendación de ir a comer a base de tapas en la barra de La Daniela, y enseguida trabó buena onda con Yina y Yamila (“la hermosa”, en árabe, y ella le hace honor a su nombre). Me entero así por José Luis de la muerte de Julio, para quien también le había encargado recuerdos. Y luego estuvo por Visor, donde invirtió en libros bastante más de los 150 € de sus colaboraciones en Árbol Invertido, que se los giré a la cuenta PayPal de la librería.

Le escribo a Yina para felicitarla por el nuevo cliente adquirido, y para darle a ella y a Yamila mi pésame por la muerte de Julio. Fue Julio, precisamente, quien primero me habló de Yina, que en esos momentos se encontraba de vacaciones en la Dominicana, su país, y a quien Julio admiraba y quería muchísimo. Luego vinieron mi internamiento en la clínica San Carlos y el apadrinamiento de Diny por el personal de La Daniela, que se convirtió en su sitio fijo para comer; y cuando me dieron de alta en la mañana de un sábado, al mediodía fuimos allí, donde me recibieron como al hijo pródigo. Pero antes de que se diesen cuenta de mi llegada, descubrí detrás del mostrador una nueva cara y la encaré sin vacilar: «Usted es Yina». Y ella quedó impresionada, le tuve que explicar cómo es que Julio, Marga y Yamila me habían hablado tanto de ella, así es que verla y reconocerla fue todo uno. La sonrisa de Yina es uno de los mejores premios que se le hayan concedido nunca a mi buena memoria.

13:00 : Almuerzo en Delphi, con Montse, Frank, Oskar, Henri, es nuestro regalo a Frank por su cumpleaños. Ha sido una comida opípara, con entremeses típicos griegos, Montse una dorada, igual que Ulli hace un par de semanas, Henri su ración de pommes frites, y yo mis boquerones; y a decir verdad no conseguí retener lo que encargaron Diny, Frank y Oskar, pero sí que dejaron sus platos sin dejar ni rastro. Montse contó que vio con Frank hace unas noches, en Netflix, una peli argentina que les gustó mucho, se titula Granizo y la pasaron en el original, con subtítulos alemanes. A la salida, Frank me comenta que de hecho el Delphi ha mejorado bastante en el ambiente y en el servicio, pero que le estragaba la obsequiosidad del camarero más viejo. «Lleva demasiado tiempo en Alemania», reza el severo juicio de Frank, que conoce bien Grecia y a los griegos.

Weiß/Colonia, 4.4.

2:15 am : Un nuevo episodio de MacDonald & Dobb: «La serie vive –como acertadamente dice el crítico de TV Movie– de la falta de química entre la pareja protagonista». Es tan asimétrica que hace gracia ya por ello mismo. Después, hasta ahora, he estado viendo un largo documental acerca de los crímenes del asesino serial inglés John Christie dentro de una serie acerca de la historia de la ciencia forense. Christie no dudó en dejar que ahorcasen a un inocente por dos crímenes que en realidad había cometido él. Casi me dan náuseas al verlo llorar entre el público de la venerable Corte de Justicia inglesa, cuando el juez pronuncia la sentencia de muerte; Christie no lloraba de pena por la horca que esperaba al inocente, sino de alegría por haberse librado de ella. Soy un abolicionista a tiempo completo de la pena de muerte, pero Christie se ganó luego la suya, a pulso. Hijueputa.

Me hice suscriptor de EE porque estaba harto de no poder leer las columnas y los artículos que me interesan, y he leído sonriendo la columna de ayer del editor de mis columnas, Fernando Araújo, quien cuenta en ella sus desdichas de niño que hacía goles en los partidos barriales pero siempre se los anulaban o no reconocían, y me ha hecho recordar que mi problema fue justamente el contrario del suyo: por ser tocayo del que dicen que ha sido el mejor arquero de todos los tiempos, Ricardo Zamora, el guardameta de la furia roja (como llamaron a la selección española en los JJ.OO. de Amberes, 1923, donde «La Roja», como la llaman ahora, ganó la medalla de plata), pues siempre me tocó ser el arquero del equipo infantil de mi calle, la antigua calle de los Tumbados, según todavía recordaba una loseta debajo del letrero con el nombre actual: Alonso Sánchez. O sea: mi destino se cifró no en hacer goles sino en atajarlos, y debo decir con toda la inmodestia del caso que me hicieron muy poquísimos y  más de uno más que dudoso, por la falta de palos y travesaño (aunque por mi estatura y mis reflejos, goles por alto no me hicieron ninguno, que yo recuerde). Le mando a FA por email el enlace con un texto mío sobre mi tocayo inmortal en el blog que mantengo en EE. Cómo sería de grande su fama fuera de España, que Lev Yashin, la Araña Negra, hasta el único portero que ha obtenido el Balón de Oro, cuando llegó a Barcelona en 1964 con la selección soviética para disputar la Eurocopa, lo primero que quiso hacer fue conocer a Zamora. Y Yashin sólo tenía 9 años cuando el Divino se retiró en 1938, después de haber sido reconocido como el mejor arquero del Mundial de 1934, donde estuvo a punto de aguarle la fiesta a Mussolini; tanto, que en el encuentro para el desempate con Italia, el Duce exigió que La Roja alinease a un portero distinto. Ganó Italia por 1:0 y a España le anularon dos goles. Fue un Mundial ganado por Mussolini, no por la squadra azzurra. Para mí, ella sólo ha ganado tres Mundiales, y si el Calcio italiano tuviera vergüenza, hace 65 años que habría renunciado a este título amañado con compras y amenazas a los árbitros.

13’ despidiéndome por teléfono de José Luis, que mañana vuela de regreso a Managua. Lo pasó muy bien en sus madriles, que también son los míos, y visitó de nuevo La Daniela. Pero como parece que no se le da bien la lectura de planos y mapas, no pasó a ver la farmacia de Malasaña, en la esquina de San Andrés con San Vicente Ferrer, le mando una foto por email. Y mañana se nos va. Ojalá presente su postulación a una beca de la Casa Heinrich Böll, y la obtenga, y lo tengamos pronto rondando por estos pagos. Mis mejores deseos lo acompañan a la tremenda Nicaragua de la dupla Ortega/Murillo, homicidas programados del futuro de su país. Después de ellos el diluvio, no tienen otra ideología. Aunque ¿no es excesiva condescendencia suponer que posean algo relacionado con una “idea”?

Weiß/Colonia, 5.4.

2:00 am : Prosigo mi lectura demorada del libro sobre Juan Ramón y sus relaciones con los del 27, y la figura de mi paisano se me agranda más y más, es inaudito lo que el instinto cinegético de José Antonio Expósito ha descubierto de inspiración y a veces hasta copia (hoy seguramente la llamarían “intertextualidad” u otra martingala por el estilo) en las obras de los “veintisietes”.

En La Modicana hoy con Claudia. En la mesa redonda junto a la chimenea, porque junto a “nuestra” mesa, al fondo, hay una reunión de valetudinarios cuyas voces ya son un martirio para Carlitos sin necesidad de tenerlas a menos de 1 m de distancia.

A la ardiente defensa de Ucrania en la pluma de Arcángeles, en Nexos, le dejo este comentario en su foro: «Gógol no sólo era ucraniano, sino que es el paradigma inequívoco del humor ruso porque, en busca de una mayor universalidad, escribió en el idioma de Pushkin. Y Putin es el paradigma del malhumor soviético, un ex espía de la KGB que no vacila en recurrir al asesinato para deshacerse de sus adversarios. Esta vez, sin embargo, se le fue la mano. No pasará».

Weiß/Colonia, 6.4.

2:30 am : Primero estuve leyendo tres capítulos más de libro sobre Juan Ramón y los veintisietes, luego programé el DVD de la peli Pride and Prejudice protagonizada por Keira Knightley, y de pronto me acordé de una sección que había (no sé si la sigue habiendo) en las Selecciones del Reader’s Digest, donde se condensaba en unas veinte páginas una novela de la literatura universal. En broma, yo aseguraba que le encargaron a Hemingway hacer la “reducción” de Moby Dick, y lo que resultó de ello fue El viejo y el mar. Y eso es lo que me parece esta versión para el cine de Pride and Prejudice: una jibarización de la novela, pero que no le fue encargada a un Hemingway. Está tan plagado de fallos y faltas el guion que no hay por donde agarrarlo. Sólo las actuaciones de Brenda Blethyn y Donald Sutherland salvan un poco el conjunto. KK tampoco está mal, aunque le falta la soberana ironía serena de Jennifer Ehle en la adaptación modélica de la BBC 1995.

Recibimos una visita inesperada de Chico y Vincent, que se encuentran todos los miércoles y esta vez decidieron espontáneamente pasar a saludarnos. Mientras conversamos, una urraca se posa en el árbol delante del ventanal del comedor, hace meses y meses que no veía ninguna. Verlas despeglar el vuelo es todo un espectáculo. Les cuento que antes se veían por aquí muchos estorninos, urracas y ese otro pájaro que se parece mucho al estornino pero sin pintas blancas en el cuerpo. Chico y Vincent confiesan paladinamente que no reconocerían a un estornino si lo viesen, y debo recurrir a la antología de los mejores cuentos de la literatura en alemán para recordar el nombre del pájaro que tanto se le parece y cuyo nombre es el título de un precioso cuento de Musil: ¡el mirlo! Y de ahí pasamos a la Literatura porque Vini está leyendo Crimen y castigo y platicamos de Dostoiewski, Tolstói, Pasternak, le presto el DVD del telefilm con Ben Kingsley en el papel del juez Porfirio Petróvich.

Sale en Árbol Invertido mi artículo sobre los alemanes y nuestra lengua, y Santi me dejó en el foro un comentario que contesto así: «Gracias por leerme y comentar, querido Santi, y a decir verdad no creo que el idioma castellano que se habla en México y en Colombia sea más bello que el que se habla en España. ¿Qué es más bello: el canto del ruiseñor o el del sinsonte? ¿qué vuelo es más bello: el de las majestuosas urracas, esos Concordes de la Ornitología, o el de los prodigiosos colibríes, los hambrientos helicóperos de la misma escudería? Sencillamente creo que cada uno de los castellanos de América tiene su belleza propia, como la tiene el de España.La fonética hispanoamericana, idéntica pese a los diferentes acentos por país, es la hija predilecta de la fonética andaluza. Pero el léxico súper enriquecedor del idioma, ese es 100% aborigen, incluso cuando usa la misma palabra que en la península. Una vez un español ganó el premio mayor de la lotería chilena y los titulares de los diarios santiagueños rezaban UN ESPAÑOL SE SACÓ LA POLLA. Excuso decirte que no creo que exista una sola rioplatense que se llame Conchita. Y si se te antoja comer papaya en La Habana, mejor es que encargues una frutabomba. Personalmente, el verbo «platicar» fue la ganzúa mágica que me abrió las puertas del palique con Juan Rulfo, cuando me negó una entrevista que le pedí, en Las Palmas de Gran Canaria, mayo 1979. «¿Pero platicar, maestro, sí podemos?» Y tanto que pudimos»

Weiß/Colonia, 7.4.

2:00 am : Continúo la lectura de Ecos de una voz, el libro sobre Juan Ramón. Es uno que le hubiese gustado a mi paisano; llevo bien avanzada su lectura y no encontré hasta ahora más que tres erratas. Pero hay algo que a JRJ no le habría gustado nada: todo un párrafo repetido entre las pgs. 132 y 134.

Tormenta de viento racheado que ulula por las junturas de las ventanas y de las puertas. Pero no nos arredramos por ello y acudimos donde el notario a formalizar los poderes para Rebeca. El verbo es el correcto, porque se trata de una mera formalidad. El notario nos entrega copias para que sigamos su lectura en voz alta y demos nuestra conformidad, tanto a la escritura de los poderes como a nuestras declaraciones de última voluntad. Firmamos por triplicado, pero no como en el chiste (o no chiste) de los leperos que pusieron tres veces su firma al pie de una sola copia del documento. No, nosotros somos más serios.

Les mandé a Anotota y a mi compadre José María la transcripción del texto de la fonocarta que me envió Cortázar en el otoño de 1976, la parte en que me habla del milenario del idioma castellano, que se celebró en 1977, y en qué medida América Latina ha influido en su desarrollo. Los dos se quedan admirados de la fluidez del texto. Les escribo a los dos prácticamente lo mismo, que en cuanto a la fluidez del texto de Julio, lo más admirable del mismo es que se trata de un texto oral, es decir, improvisado. En la casete original se notan las veces que ha detenido la grabación, sea para prender un faso [=cigarrillo], tomar un trago, qué sé yo, pero en todo caso se nota también que grabó de una sola tirada y que estaba improvisando lo que decía. Se distingue bastante de la primera parte de la fonocarta, donde lee de unas antiguas notas tomadas en su juventud argentina, después de leer un libro de Hesse, y que había descubierto hacía poco en un sobre con papeles viejos. Les envío también la transcripción de esta primera mitad para que tengan casi el 100% del texto de la fonocarta.

Weiß/Colonia, 8.4.

2:15 am : En Ecos de mi voz una nueva arremetida de Juan Ramón en contra de Pirandello. Como ya conocía la primera, esta vez no me agarró desprevenido. Algo de lo mismo me pasó cuando descubrí que uno de mis autores favoritos, Mark Twain, detestaba a mi autora predilecta, Jane Austen. Igual que con JRJ y Pirandello, sigo siendo devoto de ambos. Y después de un par de capítulos del libro volví a ver L’avenir [El porvenir], una preciosa peli de Mia Hansen–Løve donde Isabelle Huppert vuelve a dar una lección del arte de interpretar. No consigo recordar una peli suya en que no lo haga.

Montse pasó a buscar a Diny y la acompañó al neurólogo, a Diny le hacen allá una punción lumbar para diagnosticar si su mal es la demencia o un alzhéimer. El resultado lo sabremos dentro de dos semanas. Luego de irse Montse vino Rebeca para hacerle compañía a la madre. Chico, por su parte, gestiona el complicado proceso y el inacabable papelerío que implica conseguir la asistencia social. Nunca sabré cómo agradecer esta solidaridad de mis hijos con su madre.

Una frase del forense de la Brigada Criminal de Fráncfort en la saga policial de Rosa Ribas que protagoniza la detective Cornelia Weber Tejero («Sólo se puede determinar la hora de la muerte de una persona si la ha atropellado un tren suizo») me abre el apetito para leer toda la saga.

Weiß/Colonia, 9.4.

2;00 am : Por mor de la exhaustividad vuelvo a ver Pride and Prejudice [Más fuerte que el orgullo], la versión de 1940, con guion de nadie menos que Aldous Huxley e interpretada por Greer Garson y  Laurence Olivier. Acá sí es de justicia decir que la novela es infinitamente mejor que la peli, y los 36 otoños de la Garson le van a una Lizzy Bennet de 20 primaveras como al santo cristo las proverbiales dos pistolas. Y en cuanto al guion del que mi admirado Huxley fue coautor, no le añade ninguna pluma a su sombrero. Algún crítico lo consideró “brillante”, señal indudable de que no conocía la novela.

Vamos con Pia y Chico al Bistro Verde, para festejar el cumplesantos de Pia. No conocían el lugar y les han encantado el lugar, la comida y el servicio. Qué mejor regalo, pues, para esta segunda nuera a la que, no por piropearla, le digo que parece una escolar quinceañera. Se rio cuando se lo dije, pero es una verdad como la copa de un pino.

Al repasar ahora (22:30) los apuntes de la semana antes de subirlos a Fronterad de repente me acordé que el martes, en La Modicana, por Claudia, que lo supo por Javier, me enteré de que murió Enrique Pinti. Era uno de los humoristas argentinos que más me divertían, junto a Les Luthiers. Recuerdo un chiste suyo muy bueno acerca de las cataratas del Iguazú. Dice en esencia lo siguiente: »Las cataratas son nuestras pero los que hacían el negocio eran los brasileños. Hasta que un día construimos toda la infraestructura para verlas también desde nuestro lado¿Y qué hicieron las hijas de puta de las cataratas? ¡Se secaron las hijas de puta, se secaron! Ahora, ¿vos creés que los tanos [=italianos] se hubieran desesperado como lo hicimos nosotros? Nooooooooo, mijo, no, los tanos hubieran cobrado doble por verlas así con el argumento de que verlas caer sería lo normal, «ma senza acqua é un mirácolo! [¡pero sin agua es un milagro!]»» Descanse en paz este hombre al que le debemos tantísima risa de buena ley. Inolvidable su relato de la conquista de Granada por Isabel la Católica, quien había prometido no cambiarse de camisa hasta vencer al rey nazarí, Boadil, y a fines de diciembre de 1491 abrió sus brazos a la vista de la ciudad: «Se secaron los ríos, murieron los pájaros en vuelo, fue la primera guerra bacteriológica de la Historia».

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