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De mi Diario : Semana 16 / 2024

Rodenkirchen, 14.4.. Día de la República Española

Felicitación de cumpleaños a Antonio Félix, Bernardo y José María, mis  amigos nacidos los tres un 14 de Abril, única vez que escribo con mayúscula el nombre de un mes, pero es que el 14.4.1931 se proclamó la II.ª República Española, y el 25.4.1974 estalló en Portugal la Revolución de los Claveles. Abril no es para mí el mes más cruel de que hablaba Eliot, sino el mes más glorioso del almanaque, ¡que vivan Abril y la mare que lo parió! Y al que le pique, pos que se arrrasque, como decía mi abuela Remedios, la bella y sabia.

Olvidé consignar antier que Sirio me confirmó, hablando como médico, la buena reputación del Prof. Esser en materia de oftalmología. Me dijo textualmente que en ese terreno la Clínica Sr. Elizabeth es la mejor de Colonia, y también en materia urológica. Me alegré por Carlitos, es allí donde le tratan.

Vinieron juntas Angie y Montse y se llevaron en silla de ruedas a Diny, para después de almorzar sacarla a pasear por el Vringsveedel, el barrio arquetípico de Colonia y en el que vivimos de marzo 1969 a diciembre 1975. Nos mudamos a Weiß un mes y dos días tras la muerte del inferiocre.

Almorzamos en el chino, y en la mesa para dos al lado de la nuestra se sentó una pareja de ancianos que conocemos del Steep’s. Nos saludamos con afecto como de viejos conocidos, y cuando mis tres mujeres se fueron y yo me quedé para ir saboreando mi copa medio llena de Chardonnay, pegué la hebra con ellos y nos entretuvimos charlando una ½ hora. El hombre le preguntó a su mujer cuatro veces en ese poco tiempo que si ya le había pagado a la camarera. Con paciencia infinita (y encallecida, supongo) ella le contestó que sí las cuatro veces. Ay.

Rodenkirchen, 15.4.

El KStAnz dedica su titular principal a toda plana al Bayer 04 Leverkusen, que al ganar por un inapelable 5:0 en la jornada 29 se ha proclamado campeón de la Bundesliga con un récord inalcanzable de 79 puntos (25 victorias, 4 empates, ni una sola derrota). Y ello es la obra de Xavi Alonso, a quien los munícipes de Leverkusen ya andan pensando en dedicarle una avenida de la ciudad. Era hora de que el Leverkusen ganase el campeonato. Ha sido vicecampeón no sé cuántas veces, siempre a la cola del Bayern de Múnich o el Borussia Dortmund, o se ha quedado el tercero detrás de esos dos. A cambio, nuestro 1. FC Colonia, a cinco jornadas del fin de la temporada, puede volver a bajar a ese purgatorio que es la Segunda División para equipos de su solera, no en vano fue en 1964 el primer campeón de la Bundesliga, capitaneado por un campeón mundial (1954) de la talla de Schäfer, el mejor puntero izquierdo de su tiempo. Pero desde hace 60 años ha corrido mucha agua bajo los puentes del Rhin y el 1.FC se convirtió en un equipo ascensor entre ambas Divisiones. Ay.

Comemos en el Steep’s, donde saludamos de nuevo a Tom. Pidió Diny el menú del día (sopa de legumbres y un filete de cerdo con guarnición de papas asadas) y le comentó a Tom que estaba casi tan bueno como en La Petite Marie, piropo que Diny no prodiga. Tom se revanchó trayéndole el postre por cuenta de la casa. Al salir nos despedimos como viejos amigos de la pareja en la mesa vecina a la nuestra, ayer en el chino.

Breve visita de Oskar, pasadas las 8 pm, tengo que bajar a la Recepción para abrirle la puerta, que justamente cierran a las 8 en punto. Hablamos de bueyes perdidos y entre otras cosas me recomendó oír la música de un grupo latino que ha descubierto y le gusta mucho, se llama Aventura; cuando se marchó estuve cavilando de qué me suena ese nombre, porque la verdad es que sí me suena mucho, y al rato caí en la cuenta, Aventura es el nombre del barrio de Miami donde vive Pepe Prats. El bueno, como lo apoda Arzola.

Rodenkirchen, 16.4.

Estoy viendo de nuevo Pride and Prejudice [Orgullo y Prejuicio] (BBC 1995) en la versión española. Rolando me la regaló una vez en DVD, y yo se la regalé luego a Mónica al comprar el álbum con la versión original y la alemana. Por cierto, recuerdo que cuando Mónica acudió a nuestras bodas de oro, en el 2016, le puse el original de la declaración de Mr. Darcy a Lizzy en la rectoría de Mr. Collins, y me dijo que el original era muchísimo más fuerte que en el doblaje español. ¡Y tanto! En la edición comentada de la novela se dice del rechazo de Lizzy que son «palabras devastadoras». ¡Y tanto!

Tal día como hoy, hace 38 años, se inauguró La Modicana, a la que llevamos viniendo unos 19 años. La signora acudió a saludarnos al final y nos obsequió con una ronda de grappa, la pareja asimétrica ya se había ido, estábamos sólo Ulli, Carlitos y yo, y naturalmente Minou y la signora, A la pareja asimétrica no se le ofreció una ronda de nada.

Recibo una circular con el siguiente texto: «Mañana tendrá lugar una nueva sesión de la segunda parte del ciclo sobre Kafka que hemos organizado en colaboración con el Institut d’Humanitats de Barcelona en el CCCB. La podrán seguir de forma presencial o online». ¿”O online”? ¿Adónde han desaparecido a la conjunción disyuntiva “u” en lugar de “o” ante palabras que empiezan por “o” o por “ho”: Diez u once, belga u holandés? ¡Por Dios!, como exclamaba Mutis en estos casos. Aún recuerdo cuando al final de las facturas en la fábrica de mi padre yo escribía «Total, s.e. u o.», o sea, «Total salvo error u omisión».  O tempora, o Mariano Mores!

Rodenkirchen, 17.4.

Después del desayuno y hasta ya bien pasado el mediodía me quedo en la cama sintiéndome mal. Tengo la sospecha de que debe ser algo sicosomático porque mis nervios  no son de acero y estoy sometido a una presión enorme, imposible de aliviar tal como están las cosas. Me tocó bailar con la más fea, y es público y notorio que, para más inri, no sé bailar.

Vamos alrededor de las 3 pm al Bistro Verde y Petra nos recibe afectuosa pero un tanto extrañada: «¿Qué horas de venir son estas, Herr Bada?» Le encargo unos espárragos con papas emperejiladas y sin salsa ninguna. Diny por su parte los encarga también, pero con huevos revueltos y mantequilla fundida (¿se dirá así?) Pese al malestar que, al igual que la proverbial procesión, me sigue desfilando por  dentro, como con apetito.

Esta noche habrá concierto en el BV. Han despejado el fondo de la sala y van llegando los músicos o los técnicos, para instalar el equipo y hacer ensayos con los micrófonos, el piano, el keyboard, el xilófono Uno de los técnicos, o a lo mejor es el propio pianista, insiste en tocar la misma tecla mientras manipula el micrófono manoseándolo de todas las formas imaginables. Cundo nos vamos, un comensal sentado en un taburete a una de las mesas altas, nos dice: «¡Hasta el sábado!» Lo miro sorprendido y me dice: «¿No vienen ustedes todos los sábados y se sientan siempre a la misma mesa, aquella del fondo?» Le contesto que sí y me cuenta que es parroquiano viejo del BV y ya nos registró en su disco duro como parroquianos fijos. Nos damos la mano y antes de irme le ruego: «Dígale al pianista que no va a mejorar el sonido sólo porque masturbe el micrófono». Se ríe y me asegura que así lo hará.

Rodenkirchen, 18.4.

Terminé de ver Pride and Prejudice, BBC 1995, que me abrió las ganas de ver una vez más la versión original. Lo haré uno de estos días. Por cierto, hubo un momento en que creí adivinar la razón de que Mark Twain aborreciera las obras de Jane Austen y, pensándolo bien, no creo ir tan desencaminado. Para él tiene que haber sido bien penoso darse cuenta de que una solterona inglesa sabìa ser, de una manera sutil, harto más irónica que él mismo.

Almorzamos en el Primo Piano. Diny pide espárragos con papas y legumbres y yo unos tortellini de la casa, rellenos de crema de espárragos. El Lugana parece que lo vendimiaron especialmente para acompañarlos. Hmmm

Al irnos del PP y bajar el escalón a la gran sala, para abrir el andador de Diny plegado junto al mostrador, la rodilla izquierda se hizo sentir con un esguince que me sigue doliendo aquí, ya de regreso en el Maternus. Al perro sarnoso todo se le vuelven pulgas, comentaría mi abuela Remedios.

Oskar nos dijo el lunes que nos pasaría a ver hoy e iría a almorzar con nosotros al Primo Piano, pero a las 12 lo llamé para decirle que salíamos para allá y me dijo que mejor nos veíamos más tarde, a partir de las 6 pm. Son las 8 pm cuando lo llamo para ver qué pasa y se disculpa, tendrá que ser otro día porque del nuevo trabajo donde debía empezar el lunes lo llamaron con urgencia para decirle que tendría que empezar hoy, pero que si puede se va a acercar cuando dé de mano. Veremos, como dijo Homero plagiando a Borges.

Rodenkirchen, 19.4.

La misma historia de antier. Después de desayunar otra vez a la cama hasta más allá del mediodía. Diny insiste en que vaya al médico. Se enfada incluso, pero a decir verdad me importa un bledo su enfado, sé de sobra que mañana ya lo habrá olvidado, sé también de sobra que aquello que padezco no lo cura ningún médico, a qué hacerle perder el tiempo y que me recete un antidepresivo o me diga que acuda a la consulta de un siquiatra, un sicólogo. Recuerdo dos de los aforismos de Karl Kraus que traduje años ha: «La sicología es un ómnibus que acompaña el vuelo de un zepelín». Y este: «El sicoanálisis es la enfermedad que cree ser su terapia».

Como todos los viernes, hoy íríamos a comer en el chino, pero no me siento con arrestos suficientes para caminar hasta allá, así que lo dejamos para  el domingo y vamos hoy al Steep’s, que lo tenemos tan cerca. Tom nos saluda y le propone a Diny el menú del día, con sopa y plato fuerte, que Diny acepta, mientras yo me contento con dos mitades de un Röggelchen (panecillo horneado con harina de centeno), la una con salchicha fresca, la otra con paté de Colonia. Riquísimas, Además, el bueno de Tom nos obsequia a los dos con un postre, natillas con mermelada de cerezas, riquísimo también. Sea como fuere, me sorprende algo sentirme restaurado con tan pocos alimentos.

Ni rastro de Oskar. Ni responde a las llamadas a su móvil. En cambio llama Paul desde Bélgica para decirme que está allí con un par de amigos y no puede acudir mañana a nuestro encuentro poco menos que habitual de los sábados en el Bistro Verde. Sea, pero mañana nos visitará Rebeca, tendremos almuerzo en compañía.

Rodenkirchen, 20.4.

Antier, Vicente me envió su columna acerca de The House on Telegraph Hill [La casa de la colina], peli de 1951 dirigida por Robert Wise. Un melodrama que arranca en el campo de concentración nazi en Belsen. Con las actuaciones de Valentina Cortese (a quien en los créditos y en el cartel presentan llamándola Cortesa) y Richard Basehart, el inolvidable Loco de La Strada, así como ella fue la inolvidable Sèverine de La noche americana, de Truffaut, siendo nominada para el Oscar a la mejor actriz de reparto. Alude Vicente en su reseña a que los críticos han señalado, en La casa de la colina, la influencia de Hitchcock, de dos de sus films en concreto, Rebeca y Sospecha. No sé, a mí más bien me ha hecho recordar Gaslight [Luz que agoniza], que cuando la vi, a mis seis o siete años, en el cine Colón de Huelva, sentado junto a mi tía Joaquina, me provocó un odio irreprimible contra Charles Boyer, el infame marido que para encubrir un crimen cometido años atrás quiere volver loca a su mujer (la gran Ingrid Bergman, Globo de Oro y Oscar por su desempeño). En aquellos tiempos no sabía yo separar  todavía lo vivo de lo pintado, aun sin poder expresarlo en palabras las pelis eran para mí filmaciones de la realidad. Los hechos que veía en la pantalla los vivían los actores que los interpretaban, y no los personajes a los que daban vida. De todas maneras, le agradezco a Vicente que me pasara el dato de La casa de la colina, siempre me gustaron mucho sus dos protagonistas. Recuerdo de ella sobre todo su papel en Calabuch, dirigida por Berlanga. Y cuando Ingrid Bergman ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por su papel en Asesinato en el Orient Exprés, dijo en su discurso improvisado que quien merecía ese Oscar era la Cortese por La noche americana. Noblesse oblige!

Compro una contera para mi bastón en la tienda de artículos ortopédicos en la Maternusplatz, así me saco de encima las indirectas del Sr. B., que me incordia con que su esposa, al oír mi bastón, le anuncia que estoy pasando por delante de su apartamento. Lo hace cordialmente, sí, pero es eso que en alemán se llama “decirlo a través de la flor”, o sea, en buen castellano, una elegante evasiva.

En el Bistro Verde con Diny y Rebeca. Ella no quiere comer porque esta noche cena con Montse y Chico, en el Barrio Belga. Diny y yo pedimos espárragos, Diny con huevos revueltos, yo sólo con papas emperejiladas. Tenemos una larga y sabrosa sobremesa con recuerdos de mi familia en Huelva, en especial de mi padre, a quien Rebeca y Diny adoraban y siguen adorando. Pero también hablan ellas de la rabiosa enemistad entre mi madre y la tía Joaquina, que yo trato de explicar poniendo como ejemplo el de las cuatro chicas Bennet en Orgullo y prejuicio, quienes se quedan prácticamente para vestir santos cuando la alocada Lydia huye con Wickham. No de otro modo debe haberlo sentido mi tía cuando mi madre huyó de Fregenal con mi padre, yéndose a vivir con él en Huelva. En cualquier caso, depositó todo su amor en sus tres sobrinos, en especial en mí, que también era el nieto predilecto de mi abuela Remedios. Y yo le pagué a mi vez prefiriéndola, y con mucho, a mi madre. Conste que no me remuerde escribirlo.

Al salir del BV le pregunto al cliente sentado a la mesa alta, a quien saludo ya como un viejo conocido, si le pasó al pianista mi mensaje del miércoles. Se ríe y me dice que no, que se marchó enseguida porque no pudo soportar tanto tintinear con la dichosa tecla. Y pensar que Napoleón dijo que la música era el menos molesto de los ruidos

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