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Mientras tantoDe mi diario : Semana 2 / 2019

De mi diario : Semana 2 / 2019


 

Weiß/Colonia, 6.1.

Carles me mandó el regalo de Reyes más precioso que yo pudiera soñar. Debería estarle de lo más agradecido a la vida por los amigos que me ha hecho tener. Y se lo estoy. Lo que pasa es que a lo peor me quejo por vicio. Pero si fuese ecuánime, y en verdad lo intento, la vida me ha dado a manos llenas. Que mi cuerpo no resista la recta final no es culpa suya sino del tiempo y de mis despilfarros de energía y mis imprudencias en materia de salud. No valen subterfugios. Es la pura y puta verdad. Yo mismo soy el único culpable de mis desgracias presentes.

 

Comentándome la columna de Ettore hoy en El Espectador, José María me escribe: «No es muy difícil aliarse con la mayoría, cerrando la sesera al sentido común, para hacerle daño a quien vemos más grande y envidiamos de algún modo. Es propio y natural del animal «inteligente» que nos habita. Difícil es regresar a la senda de ese sentido común y a veces hace falta un guantazo en el rostro que lo «sugiera». Tremendo berenjenal en el que se metió HAF llevando al extremo, copiándose de ese mismo populismo que critica, para mostrar lo nefasto que es. La teoría sobre la Democracia habla que el constituyente primario, el que elige, es el que tiene la verdad y por eso elige a los más adecuados. Ocurre que no es que el constituyente primario se equivoque en su elección, sino que es traicionado por ese que fue elegido, y por lo tanto, sea como sea, ese constituyente primario, debe «sacarse el clavo» sea derrocándolo o haciéndole la vida imposible al elegido, como ocurre hoy en nuestro país y algunos otros. Cuando el poder es usado para maltratar, ultrajar y explotar al que lo dio, éste debe tomar las riendas de su derecho y hacerlo valer». Le contesto ipso fuckto: «Yo cada vez entiendo menos al mundo. En Francia, por ejemplo, pasaron de un entusiasmo por Macron que no sentían por sus políticos desde aquel bluf que fue Mitterrand, a un rechazo casi pleno. Y bueno, lo del Brexit es de mear y no echar gota. Y Bélgica ingobernable y cada vez más dividida a causa de la intolerancia flamenca, sabedora además de que tiene la sartén por el mango, «y el mango también», añadiría Alberto Cortez, cuya esposa, por cierto, es flamenca. Y en Alemania la extrema derecha ha hackeado las cuentas de los políticos y la prominencia social, publicando hasta los pins de sus tarjetas de crédito. Y en España crece como la espuma un partido que resucita a Franco. Y esto, todo, mi querido José María, sin salir de la Europa occidental modelo de naciones». Ay.

 

Salió en El Espectador mi artículo sobre Bach, y hay un lector que me lo elogia en el foro de la columna, pero al mismo tiempo me llama la atención sobre el hecho de que Wanda Landowska no tocaba el violonchelo sino el clavichembalo. Tiene toda la razón del mundo, se me fue el santo al cielo, si bien prefiero decir que WL tocaba el clavecín, porque asina me gusta más.

 

Weiß/Colonia, 7.1.

El calendario perpetuo me vuelve a recordar las bases para concursar al premio Bulwer Lytton a la peor frase para iniciar un libro. Y de nuevo no me atrevo a concursar aunque tengo una frase buenísima, es decir, malísima, para optar al premio [«Acabo de cumplir nueve meses, llevo fuera de mamá tanto tiempo como estuve dentro de ella, me parece que es hora de hacer balance»]. Pero como es obligatoria presentarla en inglés, no consigo que mis amigos expertos en ese idioma traduzcan algo que sea tan malo como el original. Esta es la penitencia que nos aguarda a los chapuceros verbales de cualesquier otra lengua: el idioma inglés, que todo lo ennoblece, la remilputísima madre que lo remilparió.

 

Investigando materiales para el artículo sobre Rosa Luxemburg que me han pedido de Nexos, redescubro su alegato durante el juicio donde la condenan a prisión, la noticia de su asesinato en el diario de Käthe Kollwitz, una carta suya publicada póstuma –como homenaje– por Karl Kraus en Die Fackel, y el ensayo de Hannah Arendt en Men in Dark Times. ¡Y ese poema de Paul Celan que es casi un reportaje del asesinato! Con semejantes mimbres, y por muy poca que sea mi destreza, difícil es que me salga un adefesio. Amén de que sería hacerle un feo a mis involuntarios colaboradores. ¡No en mis días, vive Dios!

 

Weiß/Colonia, 8.1.

Día desapacible, lluvioso, ventoso. Pero mientras almorzamos en La Modicana se diría que los elementos llegaron a un armisticio con nuestras latitudes, y aunque no luce el sol, al este sí luce un cielo libre de nubes. En cuanto a la comida, de mis spaghetti pescatore tan sólo me comí los tropezanes de pescado y pulpo, y la cuarta parte de la pasta. Cada vez tengo menos apetito. Y en la charla de hoy, cuando dije que no entendía cómo es que hubo mujeres gringas que votaron a the fake president, Carlitos sugirió una de sus desopilantes teorías, la de que lo hicieron para joder a sus maridos, a lo cual me bastó responderle que los maridos de las mujeres que votaron a tke fake president también son partidarios de ese fanfarrón analfabeto. Ay, además de cada vez menos apetito, cada vez veo más negro el futuro que nos espera, agazapado, emboscado ¿Si será que lo segundo condiciona lo primero?

 

Desde Karakogrado, capital de Venezuelistán, me recomienda Marcos que no olvide, al escribir mi artículo sobre Rosa Luxemburgo, el bello texto que le dedicó Lina Alonso a sus herbolarios, o herbarios, y que se publicó el año pasado en El Malpensante. ¡Y tanto que no voy a olvidarlo! Si justamente lo tengo pensado como introducción al poema de Paul Celan. Y además, ahora, después de leer el ensayo que le dedicó Hannah Arendt, puedo completar la información con los nombres del soldado que le asestó un culatazo, en el Hotel Eden, y del teniente que le disparó a la cabeza y arrojó el cadáver al canal Landwehr. Hace un par de meses, cuando las exequias de Dieter en Berlín, el almuerzo que siguió lo hicimos en un barco–restaurante anclado muy cerca del lugar donde la arrojaron al canal, desde el puente Cornelius en la Lützowufer. Hice una vez una foto muy bonita del lugar, una sobreimpresión donde el puente aparecía enmarcado por el monumento a Rosa en Berlín occidental, su nombre en letras mayúsculas tridimensionales a la orilla del canal. Anda a saber si consigo encontrar esa foto, sería la foto ideal para ilustrar mi artículo.

 

Weiß/Colonia, 9.1.

Después del desayuno he pasado dos largas horas rebuscando en las gavetas donde archivo mis fotos y he descubierto algunas divertidas, otras colmadas de nostalgia, otras donde desconozco a la persona retratada (y en algunas ocasiones hasta soy yo, riéndome, cosa más rara avis que un perro verde), otras con lápidas fúnebres que parecen estar esperando a que venga Juan Rulfo para meter esos nombres en un cuento, como la de Milagro Ignoto en el cementerio de Fregenal de la Sierra pero la que no encuentro es la que busco, la del monumento a Rosa Luxemburgo en la Orilla Lützow del Canal de Landwehr, en Berlín, enmarcando en doble exposición el puente Cornelius. Ojalá mi deuda estherna tenga una copia y me la mande escaneada.

 

Desde que me levanté de la siesta y hasta ahora, 10:15 pm, todo el tiempo dedicado al borrador de mi artículo sobre Rosa Luxemburgo, con la sola interrupción de la cena. Para mi agradable sorpresa como con apetito, puntas de solomillo de cerdo ibérico con una ensalada de tomate, pepino, queso y aguacate. Releo el borrador antes de levantarme de este asiento y posicionarme frente al televisor para ver una nueva serie inglesa. Lo doy por bueno, a falta de dos o tres pases de castigo antes de cuadrarlo para la estocada final. Lo envío, pues, a mi consejo asesor.

 

Weiß/Colonia, 10.1.

Me dice mi deuda estherna, tras leer el borrador de mi artículo sobre Rosa Luxemburgo, que le gusta que haya puesto el acento en su extranjería. Le contesto: «Gracias, Esther, y sí, lo de su extranjería fue un dato esencial para mí, apoyándome además nada menos que en el ensayo de la Arendt, que es espectacular. (Mencioné el título de su libro en inglés, Men in Dark Times, porque me niego a traducir Hombres en tiempos tenebrosos como título a un libro en el que hay ensayos dedicados a Rosa Luxemburgo, a Isak Dinesen y a Nathalie Sarraute)».

 

Le escribo a César a propósito de Kathyushka, que con ella, «al correr de los años, he entablado una entrañable amistad, aunque sólo sea epistolar. (¿Qué significa exactamente «aunque sólo sea epistolar»?, me pregunto después de escribirlo, pero no lo borro, lo dejo como señal de que estoy esperando que pase la yunta de las 3 p.m., para uncirme a ella)».

 

A Alfonso le regalé la traducción de un tuit alemán («Odio la publicidad que nos deja la Policía debajo de los parabrisas del auto») y me dice que la subirá a su cuenta Twitter, pero corregida así: «Odio la publicidad que nos deja la Policía debajo de los limpiaparabrisas del auto». A lo cual no puedo sino contestarle: «Jamás he tenido auto, Alfonso, así es que imagínate lo que fue para mí la lectura de Las uvas de la ira. Gracias por desasnarme». Y es la pura verdad, se trata del único libro de Steinbeck que nunca he releído: leyéndolo hace más de medio siglo me quedé con la impresión de ser un analfabeto sin remedio, al enfrentarme con las páginas y páginas que Steinbeck le dedica a los achaques del auto de la familia Joad en su odisea desde Oklahoma a California. Hasta puede que ellas incidieran en mi decisión de no tener jamás un auto. Con eso lo digo todo. Aunque eso no es todo: de Las uvas de la ira me quedó asimismo impresa en la memoria la poderosa escena en la que Rose of Sharon amamanta a un vagabundo hambriento: una escena narrada que parecía un trasunto de las Pietàs renacentistas, o aquella que recrearían Ingmar Bergman y Sven Nykvist en una escena inolvidable de Gritos y susurros. 

 

Weiß/Colonia, 11.1.

2:00 am : Volver a ver Rosa Luxemburg, la peli de Margarethe van Trotta, me valió para añadir un párrafo incendiario al texto que debo enviar al mediodía a Nexos, en México. Pero también para penetrar más y mejor en el alma de Rosa, que Barbara Sukowa logró plasmar de un modo contagioso en su actuación. Oyéndola, viéndola, uno estaría dispuesto a salir a la calle y asaltar, erradicándolas, esas metástasis del poder que hoy llamamos cómodamente “el establecimiento”.

 

ZD me escribe desde Cámaralentolandia: «Hoy me llegó este aviso de mi tarjeta de crédito«Nos complace recordarle que con la renovación, usted dispone de nuevas coberturas en muerte accidental y cobertura de incapacidad total y permanente o desmembración por accidente sin costo adicional». Aparte de lo siniestro del asunto, cabe preguntarse cómo una compañía se puede complacer en recordarle a alguien algo tan espeluznante como la cobertura para una «desmembración por accidente», y que encima te lo anuncien como un servicio «sin costo adicional». A ratos pienso que el mundo de los negocios se acerca bastante al del cine de terror». Y sí, a mí este aviso me recuerda un cartel que vi alguna vez en unas obras en construcción aquí en Colonia, en el Ring [=Anillo]. Decía:

 

¡¡¡NO PASAR, PELIGRO DE MUERTE!!!

LOS INFRACTORES SUPERVIVIENTES SERÁN PERSEGUIDOS POR VÍA JUDICIAL

 

A tozudo no me gana ni Benedicto XIII encastillado en Peñíscola. Antier perdí un par de horas buscando la foto del monumento a Rosa Luxemburgo en Berlín, a la orilla del Canal Landwehr, y hoy, después de cenar (¡hay de nuevo bacalao de las Lofoten!), decidí embarcarme en la poco menos que imposible tarea de encontrar su negativo en mi archivo de los mismos. Y hete aquí que mi prolijidad rotulando los sobres con negativos ha dado fruto, ¡lo encontré! Ahora creo que es tarde para hacer una copia positivada y escanearla a fin de poderla enviar a Nexos, pero ya veré mañana en Rodenkirchen si es factible o no.

 

Salió mi nueva columna en El Espectador y apareció en el foro una sarta de comentarios a cual más disparatado y sinsentido. Los he contestado todos, al menos los que llegaron hasta ahora, haciendo aquello que en términos taurinos se llama “faenas de aliño”. Que si el toro es marrajo y no apto para la lidia, se le prepara desde el primer muletazo para la estocada, y ya. Y si tiene suerte el toro y le toca un matador de primera categoría (como Manolete, que salía a estocada por toro, hasta ese Islero que lo mató), pues entonces, para el toro, subproducto de la libación de las abejas encima del despectivo diminutivo femenino plural de una parte de los árboles.

 

Weiß/Colonia, 12.1.

Al levantarme lo hice con tan mala fortuna que me caí a los pies de la cama, y Diny me dice que anoche me fui a acostar a las 4:30 am, pero no me acuerdo sino de que empecé a ver una peli francesa bastante divertida. Es la viejez, como dice Diny. Lo cierto es que debía ir a R’kirchen a ver si conseguía la foto que quiero como ilustración para mi artículo sobre Rosa Luxemburgo, y le pedí a Diny por favor que me acompañara. En la parada del bus, esperando como nosotros, un hombre viejo, de barba canosa, leyendo un libro de bolsillo que no puedo ver cuál es. En lo del fotógrafo no tardamos ni 10’, el hombre tiene un equipo electrónico súper y me entrega la foto insertada en el USB que traje. Es una fotocomposición que imaginé –mediante doble exposición– del monumento a RL (recién inaugurado) a la orilla del canal, y en el centro el puente desde el cual la arrojaron al mismo. Parece como si ella emergiese de las aguas:

 

 

De nuevo en la parada del bus, para volver a Weiß, y sentado en ella el mismo viejo del libro de bolsillo. Esta vez sì alcanzo a ver que se trata de Ahasver, la novela de Stefan Heym basada en la leyenda del judío errante. Pero lo que me seduce del hecho es que el hombre viejo la tiene abierta por la primera página. Y que es como si la mirase sin verla. Me encantaría charlar con él, y preguntarle, tantas cosas, pero mi timidez es más grande que mi curiosidad.

 

Tuvimos visita de los Reyes Magos infantiles, que van recorriendo casa por casa recolectando dinero con que ayudar a niños necesitados de otros países. Hay una novedad: antes escribían con tiza blanca en el dintel de las puertas, testimoniando que esa familia había donado; ahora traen unas tiras negras adhesivas con el testimonio en letras blancas: «20*C+M+B+19», donde la C es por Gaspar, Caspar en alemán. Cuando los críos siguen su camino (al piso de arriba), busco en la página web de la iniciativa y me entero de que la cuestación de este año es en favor de niños con discapacidades físicas en el Perú, un proyecto llamado Yancana Huasy. Deles Dios buen galardón a estos pequeños Reyes Magos.

 

*****************THE END*****************

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