Rodenkirchen, 2.6.
Estuve viendo anoche Sleep My Love [Pacto tenebroso], rodada por Douglas Sirk con Claudette Colbert y Robert Cummngs, con una puntuación de 6,8 en imdb, creo que un poquito exagerada. Es una nueva versión del viejo tema del marido de una mujer rica que se quiere deshacer de ella para hacerse con su fortuna, pero la mano maestra de Sirk le da profundidad al metraje, y Claudette Colbert, ganadora del Oscar 1935 por su insuperable creación de Ellie Andrews en Sucedió una noche le hace honor a su capacidad interpretativa. Ya sólo por verla actuar valdría la pena asomarse a esta peli.
Oigo la charla que mantienen la asistenta que vino a asear y vestir a Diny, y cómo descubre bajo su almohada una revista con el “amigo” [novio] de Diny (así lo llama ella) en la portada. «¿Su amigo? –algo escandalizada– ¡Pero si usted está casada, Frau Hansen!» «¿Y qué? Se puede estar casada y tener un amigo». Me parece que es recién ahora cuando la chica (una mujer joven) se da cuenta de cuál es la enfermedad que padece Diny. Ay.
Vamos con Rebeca a almorzar en Steep’s, donde nos atiende Anna. Al volver al Maternus mantengo una conversación telefónica con Montse por el teléfono inteligente de Rebeca, nos vemos las caras. Se nota que contiene las lágrimas cuando le digo que quiero morirme. Soy un hijueputa, en ese momento es que me doy cuenta de que no tengo por qué hacer sufrir a nadie, ya basta con lo que estoy sufriendo yo.
Rodenkirchen, 3.6.
Donde la Dra. Pega–Wolter, mi otorrina, quien me somete, a unos tests, uno tras otro, para concluir que he perdido mucha capacidad auditiva y una vez más me vuelve a recomendar unos audífonos, a lo que me niego en redondo. Todas las noches oigo música en la compu con los auriculares puestos y puedo seguir hasta la última nota de la partitura. No llega mi desvergüenza al punto de proponerle a la Dra. que me haga un test oyendo la 7.ª de Beethoven, por la Concertgebow y el maestro Carlos Kleiber en el podio: ahí podría comprobar cómo la acompaña mi tarareo sin perder una sola nota.
Diny se decide por comer «donde Tom», quien le tiene ganado el corazón. Pero Tom no está, nos atiende la camarera rolliza. Diny pidió el menú del día; sopa de bróccoli y una carne de res asada. Yo sigo sin resignarme a dejar de comer mis espárragos cuando es la temporada. A lo peor el cuerpo me pasa factura de nuevo, pero de momento no lo parece. Oremus.
Estuve viendo anoche The Walls of Jericho [Las murallas de Jericó convertidas en Murallas humanas], peli de 1948, con Linda Darnell, Anne Baxter, Cornel Wilde y un convincente Kirk Douglas de 32 años. Tuve que buscar luego el original porque el final de la copia en castellano eso sí que no me convencía. Pero era el correcto. Siguió sin convencerme. Aunque debo precisar que creo que los productores calzaban otro número de zapatos que los de Siete novias para siete hermanos, que en principio se iba a titular El rapto de las sabinas. Un día llegó a los estudios uno de los productores y preguntó que quienes eran esas sabinas. Se lo explicaron y ordenó cambiarle a la peli el título por el otro. Y que dicho sea de paso, no está nada mal. En The Walls of Jericho se respetó el título la novela que la inspiró, como se respetaron las varias menciones de dichas murallas en los diálogos de Sucedió una noche, donde su no caída es una alusión irónica de Clark Gable a que, aunque ha dormido toda una noche en la misma habitación que Claudette Colbert, ha respetado su intimidad: las murallas vienen simbolizadas por una sábana que él tiende de un extremo al otro del cuarto para separar visualnente ambas camas. A veces los guionistas de Hollywood gastaban estas bromas y los productores se las permitían. Los dioses los bendigan, sobre todo en este caso, porque el hallazgo es formidable. Aun sin Josué.
Rodenkirchen, 4.6.
Vi anoche Leave Her To Heaven [Que el cielo la juzgue], peli de 1945 con dos bellezas como Linda Darnell y Jeanne Crain, siendo su galán Cornel Wilde. En la ficha de www.imdb puede leere al respecto: «Fue citada por el director Martin Scorsese como una de sus películas favoritas de todos los tiempos, y valoró a Gene Tierney como una de las actrices más infravaloradas de la Época Dorada». Lo firmo y lo rubrico, es decir, doy fe de lo acertado del juicio. Vean la peli y sabrán por qué lo digo.
Llegó antes la mujer de la limpieza, como cada primero y cada tercero martes de cada mes, y poco después Montse, quien se llevó a Diny al almorzar en el pequeño italiano de la Maternus Platz. Yo salí un par de minutos más tarde para encontrarme con Ulli y Carlitos, e ir juntos a La Modicana. No recuerdo lo que pìdieron ellos pero yo pedí espaguetis marinara, y hasta ópticamente creo que el pescado y el marisco estaban en mayor cantidad que la pasta. No pude pasar de comer más allá de la ½, la otra se la llevó Carlitos a casa para la cena.
Larga siesta y nada más digno de destacar. Me dispongo a ver 39 Steps.
Rodenkirchen, 5.6.
Vi anoche 39 Steps [39 escalones], de 1936, de la que pensé en principio que era La escalera de caracol, de 1946, hasta que recordé su cartel en la calle Rascón, con la imagen de Dorothy McGuire casi enfrente de Calzados La Infantil, la tienda de Reposo, la amiga de mi padre, quien con su gran experiencia la salvó de no pocos percances económicos. La peli de Hitchcock es casi perfecta, pero yo tengo un poco ajustada las cuentas con él desde Los pájaros: la novela de Daphne du Maurier (de quien Hitchcock llegó a filmar tres) es de 1952, la peli de 1963 y creo recordar que la vi en Sevilla con Manolito García, a quien Javier y yo llamábamos Manolito Prólogo por una novelita que escribió y gracias a los dioses quedó inédita y la había titulado El umbral, la típica novela que de puro autobiográfico era reciclable con sólo cambiarle los nombres a los personajes. Ocurre que cuando estoy esperando el bus en la Maternus Platz, miro a la acera de enfrente y un edificio con un piso de mansardas, cada una con su ventana saliente coronada por una barandilla cuya finalidad se me escapa y a veces está completa la fila de las palomas posadas en ellas, es como un fotograma de Los pájaros, y desde que vi la peli me pareció falsa: siguiendo a DdM, la autora de la novela, el guion nos enviaba un mensaje tan catastrofista, como el de que si los millones, miles de millones de pájaros que pueblan los aires se rebelasen contra nosotros, llevábamos todas las de perder. ¡Cuándo es justo lo contrario de lo que está pasando, que se lo pregunten a los ornitólogos de todo el mundo, cuántas especies llevamos exterminadas! ¡Ay Hitchcock!
Vamos con Luciano a almorzar al Steeps y habla él casi todo el tiempo. me pone al día de lo que significan las elecciones al Parlamento Europeo del domingo, al menos en Alemania, con la derecha ultrarracista y xenófoba ante portas de la mayoría. Si gana, en su programa incluye la repatriación de cinco millones de extranjeros. Con razón estaba Montse tan preocupada ayer cuando me preguntó si ya había votado en Huelva, por carta, y le dije que no, que no había votado ni una sola vez en mi vida, no lo iba a hacer ahora, a la vejez. Luciano me dice que No Problem porque la derecha española es europeísta. Menos mal. Ah, y amén de ello me contó que ya había concluido la catalogación de los libros que doné al Centro Antonio Machado ¡y son más de cuatro mil! ¡Me quedé por debajo en mi cálculo y en nada menos que mil volúmenes!
«Un minuto antes era invierno en Ohio». Así comienzan las Crónicas marcianas de Bradbury. Y sí. Alrededor de las 6 pm sonó el timbre de la puerta y me dije que quién sería a esa hora. Diny también oyó el timbre y acudió a abrir la puerta, oí un breve diálogo que no entendí y a dos personas que se iban. Le pregunté a Diny que quiénes habían sido y me contestó que la asistenta cubana y una joven practicante, que venían a empijamarla. Añadió que las despachó porque Tom nos había invitado a cenar y yo tenía que dejar la cama y acicalarme para volver donde Tom, seis horas después del almuerzo que hicimos allí. Como no sabía de esa invitación le dije que no fantasease, que si Tom nos quería invitar a cenar me lo habría dicho a mí también, que no soñase con que íbamos a ir de nuevo a la Brauhaus [el Steep’s], llamé por teléfono allí y me confimaron que Tom había terminado su turno y se había ido a casa. Se lo dije a Diny. Se enfureciò y al sentarse a la mesa le arreó un puñetazo gritando que Tom le había propuesto que se casaran y que tenía que ir al Steep’s. Me quedé sin habla, hasta que tras un par de minutos de mirarla de hito en hito logré decirle que Tom, por lo que sé de él, está felizmente casado. Y llamé a la Asistencia para que volviesen la cubana y la practicante, lo que hicieron en seguida. Después, las asistentas se marcharon muy apenadas conmigo, y luego llamé a Montse, le conté resumida la situación y la desesperación y el desconsuelo en que me hallaba. Me pidió que le pasara el teléfono a Diny, lo hice, y al rato apareció Diny (eran ya las 6:50 pm), me dijo lacónica que se iba a dormir y cerró la puerta de su cuarto. Yo me tendí en mi cama (me derrumbé en ella) y le pedí a los dioses un sueño misericordioso y definitivo. Bien se ve que no me oyen. Y sí, «un minuto antes era invierno en Ohio». Lo que me dice Montse suena de lo más racional y razonable, pero la situación en que vivo a partir de las 6 pm es, en el más estricto sentido de la palabra, demencial, irracional a todo trapo.
Rodenkirchen, 6.6.
Anoche vi The Spiral Staircase [La escalera de caracol]: buenísima. Creo que tenía razón quien dijo que ni Hitchcock la hubiese filmado mejor. Y además no importa que muy pronto nos demos cuenta de que el criminal no puede aquel en quien recaen todas las sospechas. Es de lo mejor de Siodmak que he visto en mi vida. Valieron la pena los 83’ invertidos en verla, y a esa Dorothy McGuire, ¡y a esa fabulosa Ethel Barrymore, nominada al Oscar para la mejor actriz de reparto! Viva el lujo y etc. Gracias, don Siodmak por hacer que olvidase durante 83’ la miseria en la que vivo, esta pesadilla.
Le envío este email colectivo a mis hijos y nietos: « Hola. / Heredé el móvil que tenía hasta hace unas semanas de una o uno de vosotros. Montse me compró uno que me permite conservar mi número. Ayer hice mi última llamada a Rebeca a las 21:20h. Esta mañana estaba inactivo y la pantalla decía: “No hay tarjeta disponible». Y cuando he tecleado un número y he llamado lo que aparecía en la pantalla era sólo para números de emergencia, pero cuando lo he intentado no ha pasado nada. / No descubrí a nadie en el Maternus que pudiera ayudarme, la tienda Telekom de al lado cierra los jueves y el todoterreno persa de la electrónica en la tiendita de objetos electrónicos del otro lado de la calle principal, con quien tengo cierta buena relación (y me regaló un ejemplar de su último libro publicado), me dijo que él entendía casi todo de aparatos electrónicos… excepto de teléfonos móviles, si tenía un problema con el suyo, sus hijos se lo solucionaban. / Por fin, en el Phono-Metropole de la Maternus Platz, un amable afgano me pidió el PIN-Nummer del Handy y no pude dárselo porque nunca lo he sabido. / Por favor, una o uno de vosotros ha sido el primer propietario del Handy y en alguna parte debe haber anotado ese PIN-Nummer sin el cual no se lo puede reactivar, y lo necesito con urgencia para varias llamadas inexcusables. Os pido que lo busquéis y me lo envíéis, todavía tenemos días días para conseguir reactivarlo. / Gracias milyuna, como las célebres noches de Arabia. / Ricardo senior». [Leo lo que acabo de escribir y constato que está escrito de manera notarial, para nada se trasunta ahí la desesperación en la que vivo y a la que ahora se añade la de estar incomunicado. «Al perro sarnoso todo se le vuelven pulgas», diría mi abuela Remedios, y no tengo nada contra las pulgas, pero tantas, mare mía de mi arma, tantas y todas a la vez>…]
Almuerzo con Diny en el Bistro Verde. Para seguir tradiciones personales, Diny encarga la ensalada renana de papa con una Frikadelle, yo mis Rösti con salmón ahumado. Hablo mucho, Diny me escucha en silencio y, aunque no lo debe notar de manera consciente, debe sufrir con la catarata de desdichas que se abate sobre mí desde hace unos días. Volvemos al Maternus y me tiendo hasta hace poco, a las 7 pm. No tengo ganas de hacer nada en absoluto. Es decir: nada de nada.
Rodenkirhen, 7.6.
Vi de nuevo anoche Love Affair [Un asunto de amor], de 1994, en el original inglés, y que me aspen si no es la declaración de amor más larga en la historia del cine y hasta del género humano. Y la despedida y homenaje más bellos que se le hayan hecho a un monstruo sagrado del cine. Antes, al leer el guion, quizá lo pensó, pero en el estudio al actuarlo se nota que lo sintió: cuando Annette Bening se acerca a Katherine Hepburn para despedirse de ella, es consciente de que esta será la última vez que se vea a la gran Hepburn actuando delante de una cámara. Momentos así llegan al tuétano del alma.
Bronca conyugal matutina. Diny no escucha lo que le digo, ni aunque se lo diga bien claro y silabeado, ni me responda a mi pregunta que sí me entendió. No es así. Sólo entendió lo que ella quería entender que yo le estaba diciendo. Ahora volvió a salir con el domingo 7 de que quiere irse de aquí, y cuando le pregunto que adónde me contesta que con Harry. En el pueblo natal de ambos. Quiero saber por qué con Harry y responde que porque ahora que ha muerto Thea, tiene tarea de sobra con los doce críos que le caen encima. Harry tiene seis nietos, de los que una, Tosca, vive con sus padres en Italia. ¿De quién serán los cinco críos que faltan? Lo dejo por imposible.
Primer almuerzo en el Primo Piano tras un largo paréntesis. Se nos recibe como a unos hijos pródigos. Hasta la africana, dueña (o gerente) del lugar, acude a saludarnos efusivamente, no es nada actuado sino espontáneo, se nos echaba de menos. Diny come su hígado de ternera a la veneciana y yo unos espárragos con jamón entreverado de romero y papitas tempranas.
Llama Sirio, quien ha regresado antes de lo previsto y me alegra infinito oír de nuevo su voz. Quería ya encontrarse conmigo el lunes, pero le explico que es mi cumpleaños y vamos a almorzar con nuestras dos hijas, y el martes con Ovidio, a quien no veo desde el 31.12.1999, día de mi jubilación, poco antes de la suya y de que se retirase a sus montañas de León. Quedo con Sirio para el miércoles y desde ahora me tiene alegre el reencuentro con él.
Rodenkirchen, 8.6.
Quise ver de nuevo This Above All [estrenada en español con un título que es una cita de Shakespeare¨: Sé fiel a ti mismo]. Aún recuerdo el cartel de cuando cuando siendo yo muy jovencito la volvieron a pasar en los cines de verano, fue en el más cercano a casa, el Colón, en la esquina de la Alameda Sundheim con la calle cuyo nombre siempre se nos olvidaba y la llamábamos “la calle antes del Velódromo”, el viejo –requeteviejo– campo de fútbol del Recre. Creo que hasta ese momento no habia leído, del Bardo, nada más que La fierecilla domada, aunque me parece recordar que con el título La doma de la bravía. De una manera oscura que no me atrevo ahora a diagnosticar, aún no me sentía maduro para Hamlet y sus principales dramas, pero lo de ser fiel a uno mismo me tocó una fibra sensible. Lo que pasa con la copia que consigo es que su sonido es debilísimo, ni poniendo a tope el volumen de los auriculares consigo oír otra cosa que susurros lejanos. La peli que le sigue es Compulsion, con Orson Welles. Pero de repente me doy cuenta de que lo que necesito es una comedia romántica, lo abandono todo para volver a la Sabrina buena, la de 1994, que cada vez me gusta más.
Sábado en el Bistro Verde sin Paul, pero nos tienen reservada nuestra mesa, que es para cuatro, cinco, en caso necesario seis personas. Le digo a Liviu que sólo vamos a ser dos hoy, pero me dice que hoy no vendrá mucha gente. Lo que de hecho sucede, al menos mientras estamos allá. Diny parece haberse calmado tras la predecible bronca matutina, es lo único bueno que tiene su enfermedad. Pidió una sopa de tomate y su ya habitual ensalada renana de papa. Yo mi cazuelita de gambas. Al regreso al Maternus, Diny sube directamente a nuestro apartamento y yo hago compras en ReWe, sobre todo agua mineral embotellada, que es casi nuestro alimento primario. Cuando subo, me encuentro con Dórota, pregunta cómo me siento, no le miento en mi respuesta y me dice que luego tiene que pasar por el 230 para empijamar a Diny y me quiere hablar.
Dórota acaba de marcharse, son las 8:12 pm. Me dedicó ½ hora de su tiempo libre para bienaconsejarme en mi relación con Diny. Hoy hemos ganado mucho en intimidad mutua. Le hablé de Nausica y de cómo creo que ese episodio es el que repica sin pausa en la enemistad, incluso hostilidad, con que Diny me trata, cuando se subleva. Dórota me habla de su primer matrimonio deshecho al cabo de 25 años, de su actual felicidad con un hombre con quien convive desde hace ya nueve años. Esta mujer es como un bálsamo de Fierabrás para mi alma, que todos los dioses de todas las cosmogonías –habidas y por haber– la bendigan.
**********THE END**********