Weiß/Colonia, 13.6.
A las 12:00 en punto, inaugurando el mediodía, me saludan las sirenas de la alarma antiaérea, activadas para comprobar que siguen funcionando. Como siempre en estos casos, espero y deseo que los asistentes sociales hayan avisado del hecho a los refugiados de países en guerra (Siria, por ejemplo), para quienes oír esta alarma puede significar un trauma si no saben de antemano que se trata de un simple chequeo de su funcionalidad. Ojalá no me equivoque.
Como buen masoquista, todos los domingos, tras desayunar, leo la nueva entrada de mi diario en la página web de Fronterad, para descubrir los gazapos de no logré detectar antes de subir el texto allí. Esta vez sólo hallé dos, pero compruebo que se me olvidó reseñar que en esos días vi dos pelis, es decir, volví a ver Shepherds and Butchers [Guardián y verdugo] y vi por primera vez un telefilm francés titulado Noces d’Or [Bodas de oro]. El telefilm es entretenido, algo así como una screwball comedy à la française, y punto. La peli sudafricana volvió a impresionarme como la primera vez, no sólo por su alegato contra la pena de muerte sino también porque no deja lugar a dudas de que el apartheid, además de su infame ideología, era un régimen asesino.
Juan Carlos me escribe desde sus asturias, y entre otras cosas me dice que en una rebaja compró en Oviedo por un euro la novela de Galeano Días y noches de amor y guerra. Le contesto ipso fuckto: «Te cuento que cuando Eduardo publicó esa novela, me mandó un ejemplar con una dedicatoria muy cariñosa. Yo leí el libro y le escribí explicándole de manera muy drástica por qué no me gustó, a lo que él me contestó, literalmente, todavía desde Buenos Aires, adonde había llegado huyendo de la dictadura uruguaya: “Hay que tener un par de huevos para escribirle a un autor amigo una carta como la tuya». Pocos meses después se refugió en esta casa nuestra, huyendo de las amenazas de muerte de la lúgubre Triple A. Nuestra amistad nunca sufrió por aquella carta, pero se notó que le había afectado. Él firmaba siempre todas sus cartas, hasta sus mensajes breves, con un cerdito con una margarita en el hocico. La carta que me envió contestando a la mía de que te hablo, es la única suya que existe donde falta el cerdito. [Él no se lo quería creer, me aseguró que nunca firmó una carta sin el cerdito con su margarita. Sólo se convenció cuando le pasé una copia]. Y ese libro es el único que no me gusta entre los suyos».
Para la cena ragú de ternera en nidos de hojaldre con una gotica de Angostura y un chorrito de jugo de soja. Es una de mis comidas favoritas, y fue mi primer descubrimiento culinario acá, un fin de semana de los que pasaba en Bonn y por primera vez en Alemania entré a almorzar en un restaurante. Pedí el plato por su nombre alemán, Königinpastetchen [pastelillos de la reina], sin saber de qué se trataba, y estaban de rechupete. Como los que hoy cocinó Diny. Y es uno de los platos más sencillos de preparar. Prueba al canto: ¡hasta yo me los he guisado a veces!
Weiß/Colonia, 14.6.
2:00 am : Pasaron en el canal Arte un documental sobre Jodie Foster, una de las personalidades más interesantes y al mismo tiempo enigmáticas del mundo del cine, al que mantiene a distancia, una que le debe inspirar la higiene moral. Y a renglón seguido vino una peli, Writen on Water, que, bueno, hay que amar mucho el ballet para dedicarle los 81’ que dura. Yo le acabo de dedicar 15 y me doy por satisfecho.
El sábado, en Copenhague, en el encuentro de la Eurocopa Dinamarca vs. Finlandia, poco antes de terminar el primer tiempo, el jugador Christian Eriksen, danés, cayó desplomado al suelo. De inmediato, Simón Kjær, capitán del equipo, le prestó los primeros auxilios, colocando de costado el cuerpo de su compañero y acomodándole la lengua para que no se asfixiara con ella, amén de que ordenó a todos los jugadores del equipo que rodearan al caído para alejar la nauseabunda escopofilia de fotógrafos y cámaras de TV. Y en ese estadio donde reinaba un silencio de plomo acongojado, y con esa entonación peculiar de los locutores de los estadios cuando van leyendo la alineación del equipo local (primero el nombre propio para que los fans griten el apellido), de pronto los fans finlandeses gritaron a todo pulmón: CHRISTIAN! Y los fans daneses, dándose cuenta, corearon a su vez: ERIKSEN! El estadio revivió por obra y gracia de una inspìración genial de la hinchada finlandesa. Todo eso se lo perdieron los telespectadores alemanes, porque el canal ZDF que televisaba el partido, con una falta de sensibilidad que ni las piedras, canceló la transmisión y puso en antena uno de los episodios de esas mediocres series que transcurren en clínicas y hospitales. Yo me vengo a enterar recién hoy por un artículo en el KStAnzeiger, del escritor danés Michel Birbæk, quien vive en Colonia desde hace 30 años, y que al darse cuenta de la burrada cometida (con perdón de los burros) por la ZDF, zapeó hasta la TV danesa, donde la transmisión continuaba desde el estadio. Luego he tenido que reírme al buscar un video de lo sucedido, y el primero que encontré fue uno de un canal de TV peruano, cuyo reportero consigue el inefable milagro de llamar Copengagüe a la capital de reino de Dinamarca. [Entretanto, el video que lo documentaba lo ha retirado piadosamente el canal peruano de los dominios de Miss Hortensia Google, pero de que el reportero dijo Copengagüe, doy fe. Tengo muy buen oído].
María José Furió publicó en Vasos Comunicantes un interesantísimo estudio sobre los subtítulos en El conformista, y comme d’habitude lo repartí urbi et interneti a todos los enlistados en mi directorio Cine. La primera reacción me llegó de Vicente, desde Huelva: «Me encantó la novela y me gustó mucho la película de Bertolucci. Adoro esa secuencia en que las niñas que venden violetas cantan la Internacional». Le contesto ipso fuckto: «Es una peli inolvidable. Como casi todo Bertolucci. Y sí, la escena de la violetera con sus dos hijas cantando «La Internacional» es parangonable con la del canto de «La Marsellesa» en Casablanca, o la canción alemana «Es war einmal ein treuer Husar [Érase una vez un húsar fiel]» con que la futura Mrs. Kubrik cierra Senderos de gloria. Y de las tres es la única al aire libre y con la cámara acompañando a los personajes. ¿Cómo olvidar esa escena?: «¿Son realmente de Parma?» «Sí, lo son». «Deme una»».
Weiß/Colonia, 15.6.
1’45” am : Zapeando en busca de algo potable para ver en la tele, caigo en un canal donde están pasando los créditos iniciales de Escape Plan [Plan de escape] y me digo que nunca he visto una peli de Stallone ni tampoco de Schwarzenegger. Sobre todo a causa de un prejuicio que me nació viendo cine de verano en Huelva, allá por los años 50, en un programa doble donde en una de las dos pelis, italiana, El gigante del Valle de los Reyes, el protagonista Maciste, cuyo nombre se me quedó grabado en el disco curo, era un cretino grande como un armario normando (así dicen los alemanes), y me prometí que no volvería a ver estupideces de ese tamaño. Dejé a un lado el viejo prejuicio esta noche y vi Plan de escape, y no está tan mal, pero con la fama que sus intérpretes tienen la verdad es que yo esperaba más. Sólo que tampoco importa mucho. No pienso ver en los años que me quedan ninguna peli más dellos, como decimos los clásicos.
En el chiste del día, de Heiko Sakurai, en el KStAnzeiger, se ve parte de una mesa redonda de deliberaciones y a Biden leyendo el siguiente comunicado: «Como miembros de la OTAN nos obligan nuestros valores comunes a tomar una clara posición contra los AUTÓCRATAS…» y en otro globo «…exceptuando como es natural a LOS PRESENTES». Ni Macron ni la Merkel ni Johnson ni Stoltenberg miran a Erdogan, sentado al final del chiste, a la derecha.
Llegan Ulli & Carlitos, y pisándoles los talones la mensajera del Bistro Verde con una ensalada de melón «Château des Alpilles» [un famoso restaurante provenzal] para Ulli, ravioles vegetales para Diny, ratatouille para Carlitos, y para mí un filete de solla (“porquiño do río” la llaman en Galicia), empanado y a la manera de Finkenwerder, está exquisito. Y el tema del día no es otro que el hecho de que ya estamos vacunados los cuatro, así es que con permiso de la autoridá y si er tiempo no lo impide, el próximo martes vamos a regresar a nuestros reales en La Modicana. Ulli & Diny piensan que deberíamos llevarle unas flores a la signora. On verra!
Weiß/Colonia, 16.6.
1:45 am : Pasaron una larga entrevista con Mel Brooks, con intervención de muchos personajes que han tenido participación importante en su vida y en sus obras, teatrales y de cine. Su musical sobre Hitler es una joya, y no digamos ya su Historia del Mundo, que es directamente el sueño de cualquier espectador de cine medianamente inteligente (el espectador, no el cine). Qué bueno que la tele alemana le dedique tanto tiempo a estos monstruos sagrados de Hollywood.
Hoy descubro, yendo a la busca de otro dato por completo distinto, que la Marina indonesia ha bautizado con el nombre de Multatuli uno de sus barcos de guerra. No sé yo si a Multatuli le gustaría semejante homenaje, pero como él mismo diría, «La historia de los errores es la historia del género humano». Pero es que, además, él era de por sí muy combativo.
Me escribe Arcángeles y me manda una cita de una publicación donde puede leerse: «Las seis principales novelas que Jane Austen escribió antes de su muerte a los 41 años, en julio de 1817, son obras con una mirada aguda sobre la naturaleza humana y las relaciones, no están fijadas en eventos actuales». Me pregunta Arcángeles: «¿Quién escribe novelas después de muerto? Ojalá y yo porque ya no me va a dar tiempo, mientras estoy viva, de escribir mucho más». Le respondo: «No sé dónde has encontrado ese gazapo genial, pero yo tengo uno muy bueno aparecido en un diario de Huelva en relación con la obra de un poeta local (y dicho sea de paso, fundador en el exilio de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, en Nueva York; sí, era de un pueblo, Rociana del Condado, de la provincia de Huelva). Te lo copio de mi diario de aquel año, y me despido con un beso y un apapacho: “Numerosos escolares recuerdan al poeta rocianero Odón Betanzos con una lectura de sus poemas. Al emotivo acto no faltó su difunta esposa”».
Weiß/Colonia, 17.6.
1:45 am : Estuve viendo de nuevo, al cabo de los años mil, La chambre verte [La habitación verde], que es la última peli donde François Truffaut intervino como actor (la penúltima fue Encuentros en la tercera fase, interpretándose a si mismo). La habitación verde tiene dos puntos a su favor, amén de las actuaciones de FT y la dulce Nathalie Baye: estar basada en tres novelas breves de Henry James + la poderosa cámara de Néstor Almendros. Me encantó volverla a ver.
Al estudiar la ficha de www.imdb de La habitación verde descubrí que Henry James es uno de los autores cuyas obras han sido más filmadas en la historia del cine: nada menos que 195 tìtulos –me entretuve en contarlos– abarca su filmografía, desde La plaza de Berkeley en 1933 hasta Owen Wingrave en 2020. A ojo de buen cubero, creo que sólo Shakespeare debe superarlo, pero no llevo mi curiosidad al extremo de consultar la ficha imdb del Bardo.
Estamos por encima de los 30º, lo que en estos pagos significa que hasta el aire se adormece. Termino de desayunar y no tengo la más mínima gana de hacer nada, a no ser leer, o releer, y oír música. Me siento desmadejado hasta decir basta. Menos mal que casi no me ha llegado correo a la estafeta virtual, pero contemplo avergonzado 5 emails que debería haber respondido hace por lo menos una semana. Y de repente, de la pura nada, me llega la idea para componer la versión definitiva de un cuento que escribí hace al menos quince años. Es una vuelta de tuerca a uno de los libros que más amo, La Regenta, y me ilusionó tanto escribirlo que lo envié al concurso de cuentos creo que más antiguo que hay en España, en La Felguera, Asturias, con la vaga esperanza de que un cuento que le da una vuelta de tuerca a la novela más famosa ambientada allí iba a ser leído por un jurado complaciente. Pero luego se me impuso la reflexión de que hasta el jurado más favorablemente dispuesto hacia mi cuento terminaría por decirse qué sentido tendría premiar un relato que sólo pueden saborearlo quienes conozcan bien La Regenta. Y desde luego no gané el premio y el texto fue a parar a una de las infinitas gavetas de esta compu. Hasta este mediodía, y me di cuenta de que tenía que poner manos a la obra de inmediato, impedir que la galbana se apoderase de mi ánimo y me avasallara. Estuve trabajando dos horas y lo volví a leer después de la siesta y la cena. Voy a enviar el archivo ahora a las 17 personas enlistadas en mi directorio Lektorat, a ver qué les parece. Y si les convence a ⅔ de la lista, lo mandaré a Nexos.
Buscando materiales para mi remesa semanal de tuits alemanes descubrí en una cuenta una cita de un empresario inglés, Steve Garrood, donde enumera el comportamiento de Simon Kjær, el capitán del equipo danés que atendió a su compañero Christian Eriksen, proporcionándole los primeros auxilios vitales tras un paro cardíaco, formando una valla humana alrededor del caído para frustrar la morbosidad enfermiza de los fotógrafos y la TV («shocking highligths trending across social media»), y consolando a la esposa, y madre de los dos hijos, de Eriksen. El texto termina diciendo: «Queridos padres, a partir de hoy, no le pidáis a Dios que vuestro hijo o hija sean un joven Messi o Ronaldo. Por favor, pedidle un Simon Kjær». Enter!, es decir: Amén.
Weiß/Colonia, 18.6.
2:15 am : Estuve viendo Haywire [Indomable], de Steven Soderbergh, porque es de Soderbergh y porque tenía curiosidad por esa nueva actriz, Gina Carano. Resumiendo, ya que la cosa no merece más: es un Soderbergh relegado a Segunda División, y la Carano me parece OK para vídeoclips de artes marciales, pero en cuanto a su expresividad como actriz, tiene más una cara de palo.
A mediodía, cuando me levanté, lucían 29,6º en el termómetro del cuarto de baño. Ahora, 7:15 pm andamos por los 31,1º. Entremedias hemos pasado los 33º. La canícula en la Renania nos recuerda implacable la etimología del sustantivo: es un tiempo de perros.
Después de leer mi diario me escribe Costanza desde Cambridge, Massachussets: «10 años antes de tu estancia en Olivos yo vivía a diez cuadras, en Azcuénaga». Le contesto a vuelta de correos: «En mi camino de casa a la estación de Olivos, para tomar el tren a Retiro, cruzaba por delante de la estación Borges, en ese tiempo comida por los yuyos y abandonada, y en su pared leí por primera vez una pintada antisemita en Baires: ¡FUERA MÓICHELES! ¡Qué de recuerdos!»
Weiß/Colonia, 19.6.
Está claro que si de 17 amistades sólo me responden 4, y dellas una en contra, mi cuento no vale un carajo, así es que no tiene sentido mandárselo ni a Nexos ni al lucero del alba. Sic transit etc… Aunque desde luego sigo pensando que el cuento es bueno. A contrapelo.
Otro día como el de ayer, y amenaza de tormenta para esta noche. Una tormenta no vendría mal, para refrescar el aire y aplacar los ánimos: la canícula despierta la agresividad, y luego de casi un año y medio de pandemia y de medidas restrictivas de la libertad de movimientos y de andar con mascarilla, los nervios andan a flor de piel. Quienes como yo llevan además la procesión por dentro, se dejan ir fácilmente al nirvana de la abulia. Mi compadre José María se admiraba hace poco de mi serenidad enfrentando los años que me restan de mi plazo; le contesté la verdad, que no se trata de ninguna clase de serenidad, sino de una desesperada resignación. Soportando 33º a la sombra y en Colonia, lo más próximo a un círculo del Inferno que nunca imaginó el Dante.
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