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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 27 / 2022

De mi Diario : Semana 27 / 2022


 

Weiß/Colonia, 3.7.

1:45 am : Estuve buscando el original ruso o la traducción inglesa de las palabras de Pasternak en el libro familiar de los Kluitman, porque esa traducción no me suena a Pasternak, y descubrí una cita que me hizo reflexionar en la disparidad de los destinos humanos. Dijo don Pasternak: «Salir de las fronteras de mi país equivale para mí a la muerte». Y yo pienso que si en 1963 me hubiese quedado a vivir en España habría terminado muriéndome de asco. En el 75, cuando por fin murió el inferiocre, yo habría complido los 36 y sería un cuarentón amargado y sin fuelle para remontar cuatro décadas de paz de los cementerios. Otros lo consiguieron. Yo, conociéndome como me conozco, sé que no habría sido mi caso, ya estaría muerto por dentro. // Y otra cita de Pasternak que descubrí: «Ningún hombre malo puede ser un buen poeta». ¿Seguro? Pienso tan sólo en Quevedo, pero la lista contraria iniciada por él sería laaaarga, muy laaaaarga. Me late que Pasternak pecó de ingenuidad en este caso.

Vino Rebeca a hacerle compañía a Diny, y me extrañó que no salieran a pasear con el buen día que hace, no más que cuando las dos pegan la hebra sobre cualquier tema lo pasan retebién platicando, y no quise hacerle publicidad al Padre Febo porque se me hubiesen reído a carcajadas. Tan luego yo

Estuve viendo un nuevo episodio de la serie policial danesa de Dan Sommerdahl y me dije que una policial escandinava donde no aparezcan un par de tomas aéreas enfocando un denso, interminable bosque atravesado en línea recta por una carretera, pues qué sé yo, me daría la impresión de que el presupuesto de la producción les obligó a filmar poco menos que en el desierto de Almería.

Weiß/Colonia, 4.7.

1:10 am : Estuve disfrutando a medias el concierto de despedida de la temporada, de la Filarmónica de Berlín, en la Waldbühne [el Anfiteatro del Bosque]. A medias porque no acabo de acostumbrarme a la falta de educación musical que consiste en aplaudir al final de cada movimiento de un concierto o de una sinfonía, interrumpiendo la concentración del solista, del director y de la orquesta. ¡Y nada menos que en Berlín! Cuando digo que es provincia sé de lo que hablo, carajo. Lo más positivo de este concierto es que se programó completo con música rusa, y el público lo oyó (si exceptúo tales aplausos extemporáneos) con el respetuoso silencio que exige la música, sea cual sea su procedencia.

Publica mi compadre en su cuenta T mi tuit sobre el aborto, y tanto MM como José Luis me comentan unísono que «Si los hombres pudieran embarazarse el aborto sería un sacramento». Al parecer se trata de un aforismo formulado por feministas españolas o chilenas. Qué tendencia al parecer inerradicable la de cristianar tantos hechos profanos de nuestras vidas, es como una cadena que nos ataran al cuello cuando nacemos y no logramos sacudírnosla, el idioma (de por sí tan cristianizado) nos la impone.

Me manda un email Esperanza esperanzada desde Valladolid: «Tengo una pregunta que hacerte: ¿Has recibido El maravilloso viaje de Dante? Te lo envié hace ya más de una semana por correo normal y corriente. Me extraña que no hayas acusado recibo con lo cortés que eres para estas cosas». Le contesto: «En cuanto al libro, apenas leí tu email me dije «De hoy no pasa que me lo traiga el cartero», como así ha sido, es un mecanismo que no suele fallar, como cuando estás esperando el bus y te impacientas y te dices (o le dices a quien te acompaña) «El bus se atrasa», y en ese mismísimo instante lo ves doblar la esquina y poner proa a tu parada. Es un objeto precioso, y la idea lo es más. Milyuna gracias. Lo que me extraña es la dedicatoria de Cintia, «Para Ricardo Bada, un infierno pequeño»: ¿acaso le hablaste del grande en el que vivo?  De todos modos, dale las gracias en mi nombre. Y lo de que tus nietos pasen con vosotros el mes de julio me recuerda que a nuestros hijos, todos los años, al llegar las vacaciones de verano, los dejábamos en el aeropuerto de Colonia con sus «escapularios» de Lufthansa colgados del respectivo cuello, y mis padres se hacían cargo de los tres durante seis semanas después de recogerlos en el viejo aeropuerto de San Pablo, antes de la Expo ’92. Hoy, la menor de los tres es madre de tres hijos el mayor de los cuales tiene 25 años. Sic transit juventutem nostra»

Weiß/Colonia, 5.7.

1:30 am : Programé el CD de Short Cuts [Vidas cruzadas] y admiré de nuevo este fresco de Altman. Sus films corales son como cuadros de El Bosco y los gozo como tales. Siempre recordaré la primera vez que vi “El jardín de las delicias”. Yo tenía pase de pernocta y vivía en la Pensión Gómez, en el 50 de Santa Engracia, la casa con el altorrelieve donde se informa de que allí vivió y murió mi paisano José Nogales, el gran desconocido de la generación del 98. Compartía una habitación con Alberto, quien se ganaba la vida diseñando ropa para Cortefiel, y el día del fin de semana (no recuerdo si el sábado o el domingo) en que se podía visitar gratis el Prado, después de desayunar nos íbamos allá y Alberto decidía «Hoy veremos los zurbaranes» (o los vandykes o los italianos, cada vez un sector distinto), pero “Las Meninas” y “El jardín de las delicias” eran visitas obligadas todas las veces. Como lo han sido siempre que he visitado el Prado a lo largo de los muchos años.

Hoy, en La Modicana, nos recibe la persianita, después de tres semanas de vacaciones en el Algarbe con su marido portugués. Ulli encarga una ensalada con mozzarella, Diny otra con sandía, y Carlitos y yo ravioles de queso en salsa de limón. Y Ulli nos anuncia que el martes próximo almorzará Marta con nosotros, llamó por teléfono avisando de su llegada este fin de semana. Al volver a casa le mando un email urgente pidiéndole que me compre en la librería del aeropuerto de Chilangópolis (supongo que la habrá) un ejemplar de Ninguna eternidad como la mía, la novela de Arcángeles, que la acaban de reeditar y que en algún momento presté y nunca me devolvieron. Como tantos otros libros, ay

El correo quelonio me trajo ayer el libro de Esperanza, que he leído ahora y es una verdadera delicia para los ojos y para la lectura. Esperanza tiene muy buena mano para los alejandrinos en que ya se acercó a la Comedia con su versión congenial del fragmento del Canto V del “Infierno”, allí donde Dante se encuentra con los desgraciados amantes Francesca de Rímini y su Paolo.

Weiß/Colonia, 6.7.

Donde la pedicura, esta vez con Alona, la rusa. Es la segunda vez con ella y, como ya me conoce, la charla se trenza enseguida: es una buenísima oyente. Con lo que acabo de afirmar, subcutáneamente, que el peso de la charla corrió a mi cargo. Pero soy consciente de ello, y además ya conozco de sobra las virtudes terapéuticas que se  derivan de ese confiarse a una persona extraña con quien mantienes una relación tan personalizada como la que nos liga con un médico, un abogado, una pedicura, profesionalmente obligados al secreto.

Esperando el bus en la parada frente al ayuntamiento de Rodenkirchen, y observando con atención los personajes que desfilan por la calle, y lo que hacen,  se me ocurre pensar que contrariamente a lo que pudiera creerse, una aspiradora municipal no es una candidata a la alcaldía sino un vehículo de la limpieza urbana.

Todo el día tratando de echar balones fuera para despejar unos cuatro días libres de engorros, porque de esta semana no puede pasar que comience (¡ya sólo comenzar sería un acontecimiento!) a poner en orden y organizar todo el papelerío para las dos declaraciones a Hacienda que tengo pendientes, las del 2020 y el 2021. Para la primera de ellas, dispongo de un plazo improrrogable que termina el 31 de agosto, y ese día, en mis circunstancias actuales, está a la vuelta de la esquina, la “dangerous corner” de la que hablaba Priestley. ¿Quién leerá todavía su Faraway [Isla lejana]? Pero la que sigue siendo una obra maestra y por completo atemporal, mal que le pese a don Einstein, es Llama un inspector.

Weiß/Colonia, 7.7., san Fermín

No dormí casi nada, pendiente del reloj para acudir entre las 7:00 y las 9:00 am donde mi médico de cabecera a una extracción de sangre, exactamente dos meses después de que, a la vista de los valores hepáticos del análisis anterior, me prescribiese dos meses de abstemiaque he cumplido al pie de la letra en lo que se refiere a los whiskies nocturnos, pero no el ¼ de vino blanco con el almuerzo de los martes. Veremos cuál será el resultado de esta cura de caballo. Aproveché que ya estaba allí, en el consultorio, para pedir que me pincharan con la cuarta dosis de la vacuna antiCovid19. Y mientras esperaba leí en la sección miscelánea del Spiegel esta joya de gazapo: «Jeder elfte Unfalltote aufs Rad unterwegs [Cada undécima víctima mortal de un accidente, de camino con su bici]ۛ»

De nuevo el cartero con un libro, uno que sus colegas le han dedicado a Miguel con motivo de sus 90 años. Como le dije a él cuando me escribió pidiéndome que le confirmase mi dirección de correo quelonio, a fin de enviarme un ejemplar, me duele recibir un liber amicorum dedicado a su persona y sin un aporte mío, pero supongo que este es uno de los muchos peajes que debe pagar un autoexiliado, y en todo caso me alegro de que la flor y nata de la trujamanería española le rinda este homenaje que se merece con toda justicia. ¡Loor al maestro!

Diny decidió ir de compras a ReWe a pesar de que Angie & Vincent se habían anunciado para pasar por acá y hacer las compras que se necesitasen. Como estoy adormilado a causa de no haber dormido casi nada esta noche, me acuesto a dormir la siesta después de tomar un vaso de leche. Me despierta la urgencia de unos timbrazos, salto de la cama, abro la puerta del piso y oigo voces de mis vecinos subiendo por la escalera. Por suerte estaban en el patio de garajes cuando Diny regresó de su compra, con dos bolsas y el bastón, y tropezó en uno de los dos escalones de la rampa hacia el camino de nuestra casa; tiene una herida muy cerca del ojo izquierdo y la muñeca del brazo izquierdo, sobre el que cayó con todo su peso, está muy hinchada, pudiera ser que se hubiese roto algún hueso. Nuestros dos vecinos son de la opinión que hay que llamar al 112 y pedir una ambulancia. Llamo, y en menos de 10’ llega la ambulancia y se llevan a Diny a la clínica San Antonio, muy cerca del Rhin. Agarro de nuevo el teléfono y llamo a Chico, para que acuda a la clínica y, caso necesario, traiga a Diny de regreso a casa. Pero quien la trae de vuelta es Montse, con un taxi. A Diny le han entablillado el brazo y deberá acudir el domingo a la clínica para que le hagan el test del Covid19, ya que quieren operarla el lunes, las radiografías de la muñeca a lo que más se parecen es a un puzzle, el hueso se ha roto por todas partes. No gano para sustos.

A propósito del despropósito de Marine le Pen, que quiere desterrar todas las palabras extranjeras de la publicidad, le cuento a José Luis que allá por el 1995 escribí para mi informativo de la Deutsche Welle una glosa vitriólica sobre un ministro francés que quiso hacer lo mismo que madame Le PenOlvidándose (¡oh padrecito Freud!) de que él mismo se apellidaba Pasqua. Y José Luis me escribe que le gustaría leer esa glosa, sólo que no puedo darle ese gusto: «Lo siento, pero debe estar en las cajas con mis archivos de 35 años en la Deutsche Welle, cuatro (o cinco) cartones grandes con los archivadores Leitz que conocerás de tu paso por acá. Y estoy lleno de problemas (Diny se cayó hoy, se accidentó y habrá que operarla el lunes, tiene los huesos de la muñeca izquierda fracturados como si fuesen un puzzle), no tengo tiempo para ocuparme de eso, máxime que Montse se va de vacaciones con su familia, y Rebeca y Chico tienen horarios laborales incompatibles con la atención a la madre. Así es la vida, mio caro. Creo que voy a patentar el día de 36 horas, a ver si levanto cabeza».

Weiß/Colonia, 8.7.

1:45 am : A las 11:11 pm, hora canónica de los colonienses, decreté la inconstitucionalidad de la Ley Seca, regando la fasta sentencia con cuatro whiskies bien servidos.  Cheers!

Hoy debía acompañar a Diny a la Caja de Ahorros, en la sucursal de Sürth, donde está domiciliada su cuenta corriente. Llamo por teléfono y una voz pregrabada me informa de que me llamarán a la hora que yo mismo elija, a partir de las 10:50 am. Elijo esa hora y la llamada me llega puntual, pero no se trata de la sucursal en Sürth de la Caja de Ahorros de  Colonia y Bonn, sino del servicio centralizado de información de la Caja, que muy bien pudiera funcionar en Anatolia o en Bombay. Expongo cuál es mi caso a la funcionaria que me atiende y ella misma se encargará de anular la cita. Ni siquiera se le ocurrió desear una rápida recuperación de mi esposa, tras la operación. No estando muy seguro de la eficacia del sistema busco la dirección email de la funcionaria con quien Montse había concertado la cita y le escribo explicándole las razones de su cancelación. Una hora después tengo su respuesta, y en ella el deseo de que Diny se recupere pronto de la operación. Le escribo agradeciéndoselo y al mismo tiempo le vuelco una vagoneta de mierda a la funcionaria que me atendió en Anatolia, o en Bombay, o quién sabe si en la misma Colonia, o en Bonn. Espero que la queja llegue a su destino y que la dirección de la institución le baje la mano como debe ser.

Todo el día como alma en pena por la casa, sin ganas de leer, ni de oír música, ni de ver la tele, sólo con un deseo desesperado de que pase de mí este cáliz. No estoy síquicamente implementado para apurarlo hasta las heces.

Weiß/Colonia, 9.7.

2:00 am : Tomo mis whiskies viendo documentales acerca de la construcción de la muralla china, el muro de Berlín, un par de mezquitas espectaculares y luego cambio al canal ARD para volver a ver uno de los episodios de la saga de Jimmy Perez, el detective de las islas Shetland descendiente de uno de los marinos náufragos de la Armada Invencible. La saga en soporte papel se cerró en el 2018 con la octava entrega (Wild Fire) y es una de las mejor construidas que conozco: la teleserie no es mala, todo lo contrario, pero las novelas son bastante superiores a sus episodios. Y en estos falta la figura decisiva de la DCI Willow Reeves, que se convertirá en el centro de la vida del detective.

Vino Rebeca a echar una mano a Diny, que con el brazo izquierdo en cabestrillo casi no puede hacer nada. Me anuncia Rebeca, además, que por fin el jueves tendremos visita de la Asistencia Social, para determinar el grado de la que debe recibir Diny. Mis deseos de poner al día la contabilidad doméstica para hacer por fin mis declaraciones a Hacienda tendré que posponerlos una semana más. Y el 31 de agosto está a la vuelta de la esquina. Ay. Ayayayayayayay

En el KStAnz, que leo desayunando, encuentro una esquela fúnebre con un texto desconcertante: «A pesar de los altibajos, los años contigo fueron los más hermosos. Nada de aburrimiento, los superamos y los dominamos. No reconocí ni entendí ni interpreté tus palabras («Te irá mejor en la vida»). No hablamos de lo que ocurre o debe hacerse después de una despedida. Simplemente te fuiste. Tomé la decisión en el momento en que se produjo.Durante 61 más 3 años celebramos y vivimos juntos muchas ocasiones, fiestas, cumpleaños, etc. Ya no estás con nosotros. Comienza una nueva era. Puedo dar forma de nuevo a mi vida actual. Siempre estarás con nosotros en nuestros corazones, conmigo y con nuestra hija». Como vino Angie para encargarse de hacer más compras, les hago leer el texto a ella y a Rebeca. Tampoco ellas desentrañan el misterio que encierra. Un misterio que se agranda por el hecho de que en la esquela no figura ningún nombre, ni el de la finada ni los de su viudo y su huérfana. Sólo una foto levemente desenfocada en fondo al texto, de una señora de unos 70 años, el pelo cano, la cabeza erguida, la mano derecha apoyada suave entre el mentón y la mejilla.  Miro intensamente sus ojos negros. Pero no me revelan nada. Descanse en paz. (Feliz ella).

*******************THE END******************

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