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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 29 / 2019

De mi Diario : Semana 29 / 2019


Weiß/Colonia, 14.7.

Buscando un restaurante para la comida con toda la familia, con motivo del doble octogenario que nos aflige, descubrí uno portugués, en el Vringsveedel, en “el” barrio por antonomasia de Colonia. Se llama Alfama y la carta me convence. Fuimos y el ambiente nos convenció. Y las respectivos condumios nos convencieron: Diny, costillas de cordero a la brasa y papas fritas como las españolas, redondas y delgadas como hostias, crujientes; y yo un pincho de gambas digno de una foto en technicolor y 3D, amén de las papas fritas. Cuando viene el dueño a retirar los platos Diny le deja caer que soy español y él quiere saber que de dónde, y le digo que de la frontera con Portugal, en Huelva. Él es también fronterizo, de Vilar Formoso, muy cerca de Ciudad Rodrigo, en Salamanca. Pero cuando queremos encargar una mesa para 12 personas, el 18 de agosto, nos dice que ese es el día en que regresan de sus vacaciones en Portugal. Vamos a ver ahora si la familia acepta el cambio de la fecha al 25 de agosto (¡espero que sí!) pero si no, y sea como fuere, al Alfama vamos a volver.

Me escribe NS para agradecerme «la recomendación de La guerra de Galio, que conseguí en Amazon y me tiene atrapada. Estoy llena de trabajos de lectura, pero he hecho un paréntesis diario para deleitarme con esa novelaza.  Es mi recreo cada día. Abrazo fuerte y bendito sea Héctor por su pluma». Le contesto: «No podés saber cuánto celebro haberte dado a conocer la existencia de La guerra de Galio. Y estaba totalmente convencido de que te iba a gustar. Lo único que me resulta, no sé cómo decírtelo, raro, por decir lo menos, es lo de que comprases el libro vía Amazon. No sé hasta qué punto se conocen estas cosas en tu país, pero Amazon tiene en su catálogo todo el repertorio de objetos (entre ellos libros) nazis. Acá en Alemania está montada una polémica muy ardua sobre el tema. Y de lo menos que se acusa a Amazon es de hipocresía, porque se lavan las manos diciendo que no es oferta propia sino de terceros que utilizan su plataforma para vender. ¿Y qué tal si bloquearan su plataforma a tales ofertas?, le responden con razón las voces críticas. Ah, poderoso caballero es Don Dinero, la divisa que sin lugar a dudas debería campear en el escudo de Gringolandia».

Weiß/Colonia, 15.7.

0:10 am : Muerte en las Shetlands. Pasaron el tercer capítulo del nuevo episodio y es el mejor de los tres y, hasta ahora, el mejor de todos los de la saga de Jimmy Perez. En esta saga no se puede decir qué vale más, si el soporte libro o el soporte TV. Lo cual habla en favor de ambos los dos (© by Cantinflas). Y después de una pequeña obra maestra de la pequeña pantalla, una gran obra maestra de la pantalla grande, El tambor de hojalata, en el Director’s Cut, que es una joya. A mí me divierten mucho los críticos que hablan de la influencia de García Márquez y del realismo mágico en Günter Grass. Parecen olvidar que El tambor de hojalata fue publicada en 1963, en la primera traducción al español, obra de Carlos Gerhard y que fue editada por Joaquín Mortizen Ciudad de Mèxico, allí donde vivìa García Márquez, cuyos Cien años de soledad se editaron en Buenos Aires recién en 1967.  En el Director’s Cut de Schlöndorff le hace un guiño divertido a la ascensión de Remedios la bella en cuerpo y alma al cielo (¡¡què sadismo, pobre mujer!!), de la que hay un precedente en El tambor de hojalata. Publicada cuatro años antes, ¡y en la Ciudad de México!, ¡ay!, ¿qué tal la influencia de GGM en Günter Grass? Curiosamente, lo que creo es que la mayor influencia en Grass viene de la traducción alemana del Lazarillo de Tormes. Y me consta, por charlas personales, que Grass conocía la picaresca española del Siglo de Oro. Algo, dicho sea de paso, anterior al montaje del realismo mágico. ¡El boooooooom!

Metido de hoz y de coz en la lectura del diario de Humboldt, para un artículo que debo entregar este sábado en la redacción de Nexos. Yo lo tenía programado para entregarlo el 30, pero hace un par de días me escribió mi querida Phoebe pidiéndomelo para el 20 y me acortó en toda una semana el tiempo de la lectura. Así es que hoy, desde después del desayuno, a las 10:30, estuve enfrascado en esa lectura, que me resulta sumamente provechosa. Voy tomando notas, además de ir seleccionando fragmentos con los que quiero componer una muestra del discurso del gran sabio doblado de agudo escritor. Por ejemplo este fragmento sobre demografía indígena: «Los misioneros han observado que las indígenas que no viven a orillas de los ríos y que tienen poca agua son más fértiles que las ribereñas. Creen, con razón, que el eterno y temprano baño (frío) debilita a las hembras. En El Pilar, con 2.000 habitantes, se dan 200 nacimientos, lo que hace un nacimiento por cada 10 [habitantes]. En el Alto Orinoco las hembras se esterilizan por medio de hierbas, para disfrutar ellas y no tener que soportar las incomodidades de los niños. Así todas las indígenas. En Otaheiti (Tahití) existen comunidades de hembras que abortan todos sus embarazos. En el Alto Orinoco, y en todas partes donde los indígenas están más apegados a sus viejas costumbres, nunca se ven mellizos». La corrección polìtica me haría traducir “mujeres” y no “hembras”, pero no hay caso, Humboldt escribe “Weiber” y no “Frauen”.

Weiß/Colonia, 16.7.

Hoy en mi blog he subido un texto sobre Luis Fayad. Muchos emails felicitándome por él y deseosos de leer a Luis. A veces hay que tirar la piedra al centro del estanque, para que las ondas concéntricas sean cada vez más grandes.

El jueves le escribí a ZD, en Cámaralentolandia: «Aunque creo que no te gusta el fútbol te paso este enlace porque la sabia ironía con que el columnista desmonta el mito del no–fútbol femenino es algo chispeante». Me contesta hoy: «Me encantó. «Lo digo y no me corro» [© by César Vallejo]. Vi en la tele el recibimiento que le hicieron en Nueva York  al equipo de las gringas, y las declaraciones de su capitana, que habla sin pelos en la lengua, denuncia lo que hay que denunciar y le da un leñazo al baboso que tiene el país en la Casa Blanca. Me alegra ver gente joven con ese arranque, ese autodominio y esa fuerza. Entre tanto discurso bíblico  y  propaganda ultraderechista que estamos viviendo, al menos aquí, enterarte de estas cosas es como agua de mayo. Vos, con ese mundial, recuperaste la alegría de ver jugar al fútbol, yo recupero la esperanza en un mundo más vivible». Y con razón; mujeres como Greta Thunberg, Megan Rapinoe y Carola Rackete son la levadura de la humanidad. Que los dioses de todas las cosmogonías les deparen una larga y fructífera vida. Enter!

Hoy en La Modicana con Ulli. Ella y Carlitos piden el menú completo, ensalada de rúcola y saltimboca a la romana con carne de pollo; yo una pizza con salame picante y gorgonzola. No dejamos ni rastro de lo servido. La persianita nos recompensa con un expreso para Ulli así como sendas copas de grappa para Carlitos y yo. Y la plática fue una fiesta, adornada con citas del Testamento del Paisa y recuerdos de los años escolares. O tempora, o mariano mores!

Vacaciones escolares. Henri en casa, me muestra la hoja de calificación con sus notas en la escuela. Le doy un beso y 10 €. Se los ganó a pulso con esa hoja de calificación de tan buenas notas menos en Religión. La manzana no cae lejos del árbol, como se dice en alemán, es decir: De tal palo, tal astilla. ¡La menos religión posible, sobra y basta con la de los fanatizados!

Weiß/Colonia, 17.7.

2:00 am : Acabo de ver Big Eyes [Grandes ojos] que narra la vida de Margaret Keane, criatura de un destino semejante al de Camille Claudel, María de la O Lejárraga, Colette o Gerda Taro, muchas de cuyas obras figuran como hechas por sus respectivos compañeros. Christian Waltz, a quien considero un gran actor, acá se olvidó del freno de mano, y al director –por respeto o por falta de sensibilidad hacia el personaje– se le nubló la responsabilidad del producto final, que es la peli, y mientras Amy Adams entrega una actuación digna de un Oscar, el buen Waltz a todo a lo que podría haber aspirado, y hasta puede que ni siquiera a eso, sería a un Limón de Oro; qué lamentable, qué histriónica (en el sentido negativo) su actuación.

Vino el Dr. Ruppert, me extrajo sangre, conversamos. Nos conocemos desde el 11.6.2006, ya más de trece años, cuando vino a casa como médico de urgencia para tratarme un ataque agudo de gota en el dedo gordo del pie derecho. Estaba recién llegado a Colonia y al extenderme la primera receta de Allopurinol que he recibido en mi vida, me dijo que no dejase de contactar a mi médico de cabecera. Le dije que no tenía ninguno y sin dudarlo se postuló para serlo. Y lo es, desde entonces. Le tengo afecto y respeto. Es uno de esos luchadores, con toda seguridad falto de codos para abrirse paso hacia arriba. Entre los médicos hay mucho Dr. Knock suelto.

Leído en Testamento del Paisa, en el capítulo “Agüeros y supersticiones”: «Cuando la candela del cigarrillo se va de lao, y este no prende parejo, es que uno se va a casar con una viuda». No tengo más remedio que reírme al recordar la bazofia que fumábamos en los años de la autarquía del inferiocre: Ideales, caldo de gallina, Bubi, Timonel, Bisonte, los Celtas cortosTendría que haberme casado ya con unas mil viudas, por lo menos. Fueron aquellos años donde en esquinas estratégicas se apostaban los vendedores callejeros de cigarrillos de contrabando, mercándolos por unidades, pero haciendo una rebaja si comprábamos tres o cinco, no recuerdo bien: Lucky Strike, Philip Morris, Camel, Chesterfield eran las marcas más habituales, alguna vez también Player’s Navy Cut, cuyo logo le inspiraría una página inolvidable a Ian Fleming, en Octopussy, si mal no me acuerdo. Y claro que bien me acuerdo de los vendedores, en especial de uno al que le llamaba El Múo –aunque no lo era 100%, algo farfullaba–, en la esquina del Bar El Tupi, la de la calle Berdigón con Alfonso XII, a tres pasos del portal de mi Colegio San Ramón (Lema: El que entra bueno, sinvergüenza sale. Eccomi!)

Weiß/Colonia, 18.7.

Llega Diny de la operación en lo de la dermatóloga, con un apósito al lado de la comisura derecha, que le levantarán esta tarde. Me dice que ha sido algo por completo indoloro, con rayo láser. Imagino que si a mí me tuvieran que operar todas las manchas repartidas por mi cuerpo, tendrían que hacerlo con una campana láser.

Concluyo la redacción de mi texto sobre Humboldt y quedo contento con el resultado, aunque no sea como para echar a repicar las campanas y organizar concursos populares de bailes del condado de Kent. Me he abstenido, eso sí, de meterme en camisa de once varas y hablar de sus descubrimientos científicos, materia en la que soy un completo lego. Pero creo que le atiné a la persona Humboldt, ese ser todavía tan misterioso. Y he resaltado algo que creo que se conoce poco: el hecho de que la famosa expedición por las tierras de América la pagó Humboldt de su propio bolsillo, le costó ⅓ de su fortuna. Por cierto, he descubierto gracias a este espléndido Libro de los encuentros que Humboldt era un guarismadicto a carta cabal, igual que lo soy yo, me encanta escribir números y quebrados, aunque no sé si llegaría al extremo de escribir, como él en su diario, «Encontramos 1 persona». A tanto creo que no llega mi amor por las cifras.

Weiß/Colonia, 19.7.

0:50 am : Pasaron el episodio de la saga de Jack Taylor que tiene que ver con el escándalo de las monjas magdalenienses en Irlanda. Yo las únicas monjas que he conocido en mi vida son las Hermanitas de la Cruz, en mi barrio de la Plaza Niña de Huelva: unas monjitas recatadas y que cuidaban a los enfermos en el Hospital Provincial, que entonces estaba al lado de la catedral de la Merced (¡menuda catedral improvisada!) y luego fue un tiempo sede de la Universidad, y en estos momentos de repente es la Lonja del Pescao. He tenido una prima, en Fregenal, que nadie entendió por qué se metió a monja, cuando era un cascabel, y que al cabo se salió del convento, para felicidad de todos. Y la hija de nuestro casero, Elisa, también fue monja y llegó a abadesa, pero poco sé de ella. Ahora bien: de las magdalenienses de Irlanda sí que sé, y si ellas fueron esposas de Cristo, creo –dentro de la escatología cristiana– que Jesús eligió morir en la cruz para que no le acusaran de maridaje con semejantes hijas de puta. Ellas. No sus pupilas.

El calendario perpetuo colgado en la cocina de esta casa, mi primera lectura del día, me avisa de que hoy era (sería) el cumpleaños de Paco Pérez. En nuestro comedor, todas las mañanas, cuando me siento a desayunar leyendo el Kölner Stadt Anzeiger, miro un cuadro de Pedro Gómez, pintado sobre un cuarterón de una puerta vieja, o bien un postigo de ventana. Está colgado exactamente enfrente del sitio donde me siento. Un Pedro Gómez, sí, pero inusual, pues aun siendo una vista del Conquero faltan sus colores característicos, los verdes, los azules, los rojos, los blancos. Es un Pedro Gómez oscuro. Nos lo regaló Paco Pérez una noche, en Huelva, para que tuviésemos un Pedro Gómez por el que en Troglodia nadie daría una perra gorda, pero era distinto de todos los que colgaban en las casas de las familias ricas del lugar. Nada más eso, y que lo seguimos recordando, a nuestro querido capitán de las dunas.

Encontronazo con la corrección política en la carta del restaurante Quetsch, en Rodenkirchen, donde se ofrece un plato que se llama, traducido, “escalope a la manera de una minoría étnica nómada”, esto es, lo que en buen alemán venía siendo un “Zigeunerschnitzel” [=escalope a lo gitano]. Y entonces ¿por qué conservar en la carta el “Jägerschnitzel” [=escalope a lo cazador]? ¿por qué no llamarlo “escalope a la manera de una minoría aborigen con licencia para matar animales”? Ojalá no se trate más que de una broma. De mal gusto, pero broma.

Weiß/Colonia, 20.7.

1:00 am : Una vez más In the Heat of the Night, con dos colosos de la actuación, Sidney Poitier y Rod Steiger. La peli vive de ellos dos. Aunque es buena en todos los rubros: guion, reparto, música, ambientación. Cada vez me convenzo más de que Gene Hackman la vio un par de veces para componer su personaje de Mississippi Burning en base al de Steiger aquí. Y siempre que veo esta peli me acuerdo de que fui uno de los fundadores de la Radio Popular de Huelva, en mayo de 1960, e inauguré aun espacio de comentario a la noticia más destacada del “parte”, del diario hablado de Radio Nacional, con el que todas las emisoras estábamos obligadas a conectar: die Gleichschaltung, como le dicen los alemanes, la sincronización en modo Big Brother. Yo escuchaba el comienzo del “parte” y elegía del resumen de su contenido una noticia para comentar, me sentaba a la máquina y ametrallaba las 45 líneas a 60 pulsaciones que son 3’ en el cronometraje de la radio. Y de allí me iba al micrófono y leía mi texto, lo que fue una auténtica revolución y un imán de oyentes de primera categoría. Hasta que un día, al comentar un tema de la descolonización en África y los problemas de las metrópolis con sus ciudadanos de otro color que de repente se les presentaban en París y Londres, concluí mi comentario diciendo que los españoles no tendríamos tales problemas ya que no somos racistas (y añadí, literalmente:) «porque gracias a Dios todos somos blancos». Ahí llegó de inmediato la llamada de la censura, advirtiéndome que a la siguiente iba la vencida. Como así fue, en febrero  de 1961, cuando en mi comentario se limité a leer la definición académica de “cochinada” y decir a renglón seguido que el mejor ejemplo de ella era la invasión de Bahía Cochinos. Se me quitó el programa y se me prohibió seguir escribiendo. La consecuencia fue que decidí, apenas terminase mi servicio militar, abandonar España, al menos hasta que acabase el régimen cutre y  oprobioso del inferiocre.  Pero aquí sigo, aunque esa, como diría don Rudyard Kipling, esa es otra historia.

Como contribución a mis lecturas de Testimonio del Paisa, el paisa José María me mandó esta cuarteta sobre Adán y Eva: «La primera la hizo dios / y se tiró al pobre Adán. / Si esa fue la que dios hizo, / ¿las otras cómo serán?» Por mi parte, en el Testamento descubrí otra, un chiste de confesionario y que tampoco tiene pierde: «–Yo, padre, besé a una muerta. –¡¿Cómo?! ¡¿A un cadáver profanas?! –No, padre, fue a la Ruperta, / que estaba muerta de ganas».

*****************THE END*****************

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