Weiß/Colonia, 9.1., primeras horas del día
Estuvimos cenando en Linz, en casa de los Bayer. El Rhin viene muy crecido pero Marlies nos llamó para avisarnos de que la costanera estaba todavía abierta, podíamos llegar hasta Linz “a pie enjuto”, como los israelitas atravesaron el Mar Rojo. Lo cierto es que cuando bajamos de la autorruta a la costanera, frente a la basílica de san Apolinar, en Rodenkirchen, el agua ya lamía el borde del asfalto. Y en Linz, el transbordador de Bad Kripp no tenía necesidad de bajar la planchada para dejar pasar los autos, estaban al mismo nivel planchada y costanera. Sea como fuere, la hospitalidad de los Bayer sigue al mismo nivel de toda la vida, y las artes culinarias de Marlies volvieron a lucirse con un lomo de cerdo rehogado en mermeladas de frambuesas, una pura delicia. Como la charla antes, durante y después de la cena, cuando Osvaldo y un servidor desvirgamos la botella de un whisky de 18 años que llevé para pagar la apuesta que perdí la vez pasada. Rolando se mantuvo fiel al prosecco. Y a Carlos, que tenía que traernos sanos y salvos de vuelta a Colonia, le dimos a oler el corcho de las botellas.
Weiß/Colonia, 9.1. (1)
Descubro por un azar que el Troglodytes troglodytes, el nombre que yo le asignaba in petto a una peculiar tribu sudibérica del así llamado homo sapiens, pues sí, no sólo existe en la realidad, sino que además designa ornitológicamente a un pájaro que los diccionarios comunes y silvestres conocen como “chochín”. ¡Qué horror, por lo menos en alemán su nombre no es tan plebeyo! En la lengua de Goethe se lo llama “Zaunkönig”, esto es: el rey de las cercas (o de las vallas). ¡Ave!, como seguramente añadiría José Miguel Ullán, tan aficionado a estos juegos de palabras.
Weiß/Colonia, 9.1. (2)
Le acabo de escribir a un amigo que los escritores mercenarios, acostumbrados como estamos a que la mayor parte de nuestra producción termine en las papeleras de las redacciones, tenemos las espaldas más anchas que los escritores vocacionales, y hasta callosas de tanto ninguneo. Me parece que es una observación harto atinada, pero debo reconocer que hasta los callos duelen.
Weiß/Colonia, 9.1. (3)
A las 7.15 p.m. en el canal Arte la retransmisión de la 7ª de Beethoven, mi predilecta entre las suyas, desde el Concertgebouw de Ámsterdam, conduciendo Mariss Jansons. Algo grandioso, una eclosión de energía indomable su cuarto movimiento, los músicos se veían arrebatados por el látigo que chasqueaba desde el podio. Pocas veces he oído una 7ª como esta. Lo único que recuerdo comparable es un Bolero, de Ravel, magistralmente resuelto por Celibidache.
Weiß/Colonia, 10.1.
Nunca dejo pasar la ocasión de ver una peli cuya temática esté relacionada con la pena de muerte. Soy un abolicionista sin el menor resquicio a la duda. Pero La viuda de Saint-Pierre no pude verla cuando se estrenó, y hoy es la primera vez que la han pasado en la tele alemana. Por cierto que no se mencionó el hecho de que “la viuda” era el nombre popular de la guillotina. Me conmovió esta peli tan calma, tan sosegada, tan humana, tan poco peli. Juliette Binoche y Daniel Auteuil componen una pareja que nos gana el corazón, así como Emir Kusturica, en el papel de condenado a muerte en esa pequeña isla francesa a la desembocadura del canadiense San Lorenzo, y a quien no pueden ejecutar por falta de guillotina y de verdugo. Podría haber salido de ahí una tragedia grotesca a lo Carlos Arniches, pero no fue así, gracias a los dioses del olimpo cinematográfico francés. Pasaban luego Los puentes de Madison, que Milan Paulović, mi crítico predilecto, presentó así en el diario: «Los fabricantes de pañuelos siempre se alegran cuando se transmite este melodrama, en el que una honesta ama de casa ítalo-americana, Meryl Streep (aún mejor que siempre), se encuentra separada cuatro días de su familia y tiene una relación con un fotógrafo trotamundos (Clint Eastwood, más sensible que nunca)». Pero me decanté por la versión de “La ronda de noche” de Rembrandt revisitada por Peter Greenaway, que Rolando no conocía y que le entusiasmó. Yo ya la he visto cuatro o cinco veces y no me canso de verla cada vez que la reponen en los canales alemanes, o en Arte, como esta noche. Es una de esas pelis que rompen las fronteras del género, así como “Las Meninas” y también la propia “Ronda nocturna” rompieron las de la pintura.
Weiß/Colonia, 11.1.
Carlitos y yo hemos almorzado hoy, canónico el martes como referencia, en La Modicana. Con Rolando y con una amiga de Carlitos, que es profesora de la Uni de Colonia y se llama Silvia Volckmann y está yendo de vacaciones a Buenos Aires en febrero, por tres semanas. Carlitos pensó que yo podría pasarle un par de buenos datos, de los que no están en las publicidades de las agencias de turismo, así es que lo primero que le pregunté fue cuál era su primer propósito en Baires, y cuando me contestó que visitar librerías y comprar libros, desde ya la destiné a ser otra víctima propiciatoria de mi querida Susana. También quiere ir la profesora Volckmann al Iguaçú y a Ushuaia. Los dioses la acompañen. Jamás he sido turista, de manera que me falta ese nervio sensible para entenderlos. Recuerdo cuando Trini me habló un día, entusiasmada, de su viaje a Egipto, y otra vez a la India, y a mí me recorrían escalofríos de terror pensando en esos lugares. No cabe ni la menor duda. Además de no turista, seguramente debo de ser un racista que algún día tendrá que salir del armario. Lo jodido del caso es que el comienzo de mi odisea personal, del por qué me fui de España y decidí no volver, fue porque la censura me suspendió el derecho a escribir y opinar el día en que dije, en Radio Popular de Huelva, con toda la mala leche de que pude echar mano, aquello de que «Los españoles no somos racistas porque gracias a Dios todos somos blancos». Hay que joderse.
Weiß/Colonia, 12.1., primeras horas del día
Mientras Rolando ve Trade, que no conocía, avanzo en un texto que estoy pergeñando y echo mano de Miss Google para una consulta acerca de Felipe. Entre los 2.810 resultados aparece en segundo lugar una seguidilla de fotos bajo el rótulo Imágenes sobre Felipe Boso: incluye dos reproducciones facsímiles del poema “Isla” así como tres de distintas versiones de “Lluvia”… y un retrato de Paul Celan. Quien no haya conocido a ninguno de los dos, pensará que es una foto de mi buen Felipe. Pero seguramente a él no le importaría. Hasta quizás se sintiera orgulloso.
Weiß/Colonia, 12.1. (1)
Fallé por dos días en mi sencillo cálculo del 29 del mes pasado, que me permitió deducir que si un paquete UPS despachado en Madrid tardó 14 días, y uno urgente desde Alicante tardó 11, un paquete certificado el 2.12. en el Correo argentino, en Baires, iba a tardar entre unas tres a cuatro veces más que desde España, o sea, que me llegaría allá por el 14 de enero, festividad de san Malaquías, profeta. Me ha llegado hoy, festividad de los santos Modesto, Rogato, Cástulo y otros soldados, mártires, y de santa Taciana, mártir (pero no virgen, ay, ay). A veces, la mirada al calendario de Fray Ramón, ermitaño de los Pirineos, me depara historias tan misteriosas como esta de los soldados mártires. ¿Quiénes serían y por qué la Iglesia los subió a sus altares?
Weiß/Colonia, 12.1. (2)
No me lo creía hasta que no lo he visto, un musical chino, Ru guo·Ai [Perhaps Love], en el canal Arte, una verdadera golosina para un cinéfilo tan apasionado como yo. Hay escenas suyas que no se me van a despintar nunca de la retina, como por ejemplo la de los dos trapecistas al final de la filmación de la peli que va dentro de la peli. A Takeshi Kaneshiro lo tengo en mi DVDteca con La casa de las dagas voladoras, que es una que no me canso de ver nunca, y a la que quiero aficionar a mi Oskar, si su mamá me da permiso; pero ahora tengo que buscar además Perhaps Love. Mientras la disfrutaba en la pantalla me pregunté qué tal le estaría yendo a Rolando en Hamburgo, con su conferencia. Ahora, ya a toro pasado, puedo decir que me vino de perlas el malentendido que me permitió escaquearme de viajar con él del Rhin al Elba, para presentarlo, porque así he podido trabajar todo el día y además ver esta peli, que recién la estrenaban hoy y mucho me temo que no la pasarán tan a menudo. No hay mal que por bien no venga.
Weiß/Colonia, 13.1.
Un día sin historia, despachando correspondencia e inventándome limericks sobre topónimos antioqueños. El que más me gustó, hasta ahora, es este :
Érase una gamina en San Jerónimo
que se encamaba siempre con seudónimo,
y en ello era una experta:
sabía a ciencia cierta
que el fornicio mejor es el anónimo.
Weiß/Colonia, 14.1., primeras horas del día
Miranda July es una de las cineastas que más me interesan, como en su tiempo Agnès Varda (¡La bonheur es una peli que nunca olvidaremos, y que nunca te podremos pagar como te lo mereces, Agnès, gracias!) Esta noche, en el canal WDR 3, acaban de pasar Me and You and Everyone We Know [Tú, yo y todos los demás], que Rolando no conocía, bueno, lo cierto es que ni siquiera le decía nada el nombre de la guionista, actriz y directora de la peli, que para más inri es gringa, y eso sí que dice mucho acerca de lo desconocido que es el cine indie dentro de los propios Estados Unidos. La he gozado minuto a minuto. Y las escenas en la tienda de calzados me han retrotraído a los años en que trabajé en la fábrica y en las zapaterías de mi padre, y a su filosofía sobre la venta de calzado a las mujeres. No era machista, simplemente objetivo. Imelda Marcos lo hubiera hecho ministro a mi padre, de haber nacido él en las Filipinas.
Weiß/Colonia, 14.1.
Tuve que ir a la ciudad y al subir al bus en mi parada me encontré con Montserrat, que iba a Rodenkirchen. Me cuenta que Henri ya está diciendo rudimentariamente “Mamá” y “Papá”. Pero por la noche, cuando Diny regresa de la casa de Montse, donde es presencia fija todos los viernes, me entero de la primera hazaña verdadera de mi Henri en el mundo del conocimiento relacionado: “Mamá” y “Papá” son conquistas banales, apenas proceso de identificación de dos vocablos nominativos con dos personas. En cambio decir “bü” (contracción de “bügeln” al nivel verbal de un niño de un año y diez días), eso sí que tiene mérito. Henri, hoy, al ver llegar a su abuela Diny empezó a decir “bü, bü, bü”, relacionando su presencia con el hecho de que ella es la única persona en su casa a quien ha visto planchar [=bügeln].
Weiß/Colonia, 15.1., primeras horas del día
Before Night Falls, en la tele. Diny, agotada, se va a dormir justamente un minuto antes de que aparezcan en la peli Margarita y Jorge Camacho, nuestros queridos amigos, con quienes hemos compartido tanta buena comida, tanto buen trago y tanta buena plática debajo del limonero en el patio de Bernardo, en Huelva. De otra parte, oyendo la banda sonora de la sincronización en alemán, qué maravilla comunicar de este modo con la tersa, tensa, intensa prosa de la traducción de Monika. Mi pobre, querida Monika, que junto con Fritz Vogelgsang compuso la mejor pareja posible de traductores de español a tedesco que se haya dado en la historia de esta lengua. Y ya que hablo de la banda sonora, esta semana he tenido la mala suerte de tener que escuchar dos veces la voz de Fidel, primero hace un par de noches en un largo reportaje con Monika Krause, la llamada “reina del condón”, la alemana de la RDA que fue la educadora sexual por radio y TV de los cubanos de la Revolución; y ahora de nuevo la voz de Fidel en otra cita durante la peli. Ay esos discursos de Fidel, esa oratoria de cartón piedra: aunque su elocuencia sea tan, tan distinta de la de Hitler, cómo es que ambos consiguen el milagro de producir náuseas iguales.
Weiß/Colonia, 15.1. (1)
A las 9.50 llegó Carlitos a buscar a Rolando para llevarlo al aeropuerto, y Diny & I enrumbamos a Saturn para comprarle yo a ella –pero eligiéndolo ella– su regalo del International Gift Day: una compu portátil. Me llevo para leer durante el camino otro libro de cartas de Juan Ramón que tengo en mi biblioteca, y que me confirman, mientras avanzo en su lectura, que se trata del más grande autor de nuestra lengua, al lado de Cervantes. Y cuantísima humanidad la que se respira en estas cartas… Cuando le pasa factura a Archer M. Huntington, de la Hispanic Society of America, de Nueva York, por la edición de un libro en Madrid, financiada por dicha institución y que había estado a su cargo, al hablarle de sus honorarios le dice que «queda el asunto a gusto de usted: sólo le digo que me parecerá muy bien lo que usted crea que deba darme». Pero a renglón seguido le urge a que haga «en cuanto le sea posible» la transferencia por el importe de las facturas «a fin de no hacer esperar a los obreros». Eso se llama ser un poeta con sentido de la responsabilidad social, y no los que componen odas “proletarias”. La madre que los parió.
Weiß/Colonia, 15.1. (3)
Llama Willy para consultarme una duda sobre la traducción de unos versos en un poema de Borges. La edición en neerlandés de su poesía completa está a cargo de Willy, y desde hace meses vivo con las obras completas de Borges a la mano porque Willy me llama en cualquier momento y no quiero tener que levantarme cada vez e ir a buscarlas. Ahora se trataba del poema “1929” en El oro de los tigres, y la duda es acerca de «Hablan de cosas / que no alcanza, de arqueros y de cuadros». Willy quiere saber qué significan “arqueros” y “cuadros” y, sin releer el poema, le contesto espontáneamente que “Bogenschütze [flecheros]” y “Gemälde [pinturas]”. Willy me pregunta si estoy seguro y le pido que espere a que relea el poema. Lo releo y me doy cuenta de mi error, le digo que tomando en cuenta todo el poema no puede ser otra cosa sino que los arqueros son porteros, y los cuadros, equipos de fútbol. Willy respira aliviado, porque lo que pasa es que el traductor había traducido eso, y a él le parecía raro ver términos futbolísticos en un poema de Borges. Pero pensándolo bien, es que “arquero” y “cuadro” son vocablos poéticos, mientras que “portero” y “equipo” son prosa común y silvestre. Y cuando cuelgo, contagiado, me continúan fluyendo naturalmente limericks antioqueños, la toponimia de esa región es una curiosa mezcla de nombres indígenas y españolísimos. Esta vez me fijé en el de Zaragoza y…
Si alguna vez me pierdo en Zaragoza
me encontrarán en casa de una moza
que sabe hasta latín:
o me parece asín
porque grita “¡Aleluya!” mientras goza.
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