Home Mientras tanto De mi diario : Semana 31 / 2017

De mi diario : Semana 31 / 2017

 

Weiß/Colonia, 30.7.

Lillian, después de leer en mi diario que al calabobos lo llaman en Escocia smirr y en Euzkadi sirimiri, me informa de que en México a esa llovizna pertinaz la bautizaron (¡qué imagen ésta, ¿no?, la de bautizar la lluvia!) como chipichipi, que es una voz náhuatl. La busco y la encuentro en el mamotreto ad hoc y le contesto a doña Lillian: «Don Santamaría, en su Diccionario de Mejicanismos [sic], después de definirla como «llovizna continuada”, nos añade que «en Jalapa, donde es frecuente y dura días enteros, la llaman «la salud del pueblo»».

 

Me escribe Ibsen para comunicarme su nueva dirección electrónica, y añade: «He vuelto con don Roberto Luis. Anoche me fui a la cama con una novela suya que no conocía (Traficantes de naufragios, en inglés The Wrecker) y me desveló gozosamente». Le contesto: «Si alguna vez vienes a Alemania y es a Hamburgo o cerca, no dejes de ir a Cuxhaven, en la desembocadura del Elba (se puede ir y volver en un día). Allì se encuentra uno de los museos más hermosos (y al mismo tiempo trágicos) que conozco: el Museo de Pecios [=restos de naufragios]. Es la obra personal de un hombre que se empeñó en rescatar tales restos en esa zona del Mar del Norte, tan rica en ellos. Hay verdaderas joyas. Y la más impresionante de todas se expone en el jardín del museo: es nada más y nada menos que un submarino de bolsillo, biplaza o monoplaza, no recuerdo bien. Algo alucinante. Se llama oficialmente Wrackmuseum [=Museo de Pecios]».

 

Con Susana, a quien me une una amistad fraterna, hace ya años que nos tratamos, yo a ella de Susanita y ella a mí de Manolito, “el de lalmacén” [sic]. Así que de vez en vez, en mis emails, le hago ofertas del mismo, como ayer: «He descubierto en el fondo de lalmacén unas latas de conservas de sardinas del año de tu matrimonio. Me da la impresión de que deben de estar todavía comestibles. Las sardinas, no las latas. Te las dejaría a un buen precio, en honor a la efeméride». Me responde hoy con una lección muy linda de geografía humana: «Cuando  empecé a trabajar en una oficina ni bien llegué a Londres allá por el año, una compañera trajo un trozo de torta para convidarnos diciendo que era la torta de su casamiento. ¿¿Cómo?? Pregunté sabiendo que llevaba cerca de tres años de casada. Y me contaron que es costumbre (era por ese entonces, ¡ya hace 35 años!) que la última capa de la torta de bodas, la que está arriba de todo sobre las columnitas de yeso (cachá detalle si los hay), está confeccionada de tal manera que se puede guardar durante años y ella la puso en una lata y en cada aniversario come con su marido un pedacito. Así que, hermano, yo podría llegar a aceptarte esas latas delalmacén siempre que me las dejes a buen precio de liquidación». La petisa me ha dado una idea: ofrecerlas en Amazon a matrimonios británicos que se casaran en la fecha de caducidad de las latas de sardinas y se hayan quedado sin restos de su tarta nupcial. Si la idea me falla, entonces sí le haré una buena oferta.

 

Weiß/Colonia, 31.7.

Termino de leer el 16.º episodio de la saga de John Rebus y encuentro una nota del autor con los agradecimientos de rigor, pero cuya última frase me aperpleja, dice así: «El chiste de Rebus sobre el separatismo vasco se lo tomé “prestado”, con su permiso, a Peter Ross, del Sunday Herald». Santo y bueno, pero no he detectado ni un solo chiste sobre el separatismo vasco en todo el libro. Repaso concienzudamente sus 586 páginas fijándome sólo en los diálogos donde participa Rebus, y nada. Señal de que en la edición alemana ha intervenido una tijera. Qué raro. Pero más rara todavía la chapuza de no amputar esa frase en la nota de agradecimiento.

 

Con tres de los cuatro nietos en vacaciones (Oskar y Henri en Croacia, Vincent en Cádiz), como que falta un elemento vital en el día a día. Porque a Paul no se le ve el pelo, y cuando se le ve es para exasperar a Diny con el caos que encuentra en casa de Montse las veces que va allá para planchar o cualquiera de las otras tareas que ella misma se asigna o Montse le dejó encargadas.

 

Costanza, que es lectora mía desde hace luengos años, puso un comentario al pie de mi artículo en Nexos dedicado a Gerta Taro, cuyas fotos, dice, «me impactaron mucho en una exposión del  MNAC de Barcelona. No sabía que murió tan joven. Fué un talento y un ejemplo de coraje y de compromiso en su documentación de la Guerra Civil. Tan sólo ahora, después de 80 años, se empieza a “dejar” que mujeres se pongan en primera linea de peligro en el ejercito americano (Special Forces), cuando ella lo hizo por propia iniciativa. Hay quienes argumentan que Taro fue la que tomó esa famosa foto, no Capa, pero tambien es cierto que hay mucha polémica sobre si es de un fusilamiento real o no». Le respondo que «efectivamente hay dos problemas. El 1.º que no se puede saber a ciencia cierta quién fue, Gerta o su compañero, el autor de la famosa foto, puesto que en esos momentos aún firmaban las de ambos con el seudónimo común «Robert Capa». Y el 2.º es que la foto, cuando se la estudia con detenimiento, cada vez te va pareciendo más y más que fue un montaje, y no uno cualquiera, sino uno que –a mi juicio –tuvo como modelo ilustre el fantasmal personaje central en el famoso cuadro de Goya dedicado a los fusilamientos en la Moncloa la madrugada del 3 de mayo de 1808»..

 

Weiß/Colonia, 1.8.

Lo leo en el diario mientras desayuno; se me han muerto ayer dos seres muy queridos, Jeanne Moreau y Sam Shepard, el perfecto Homo faber de Max Frisch, en la peli de Schlöndorff que al menos en España se estrenó con el título El viajero. Pero no sólo esa actuación que fue sublime, también su Dashiell Hammett en la peli dirigida por Kathy Bates, su Callahan en El informe Pelícano, su Frank James en el El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford Ay. Y Jeanne. La inolvidable Jeanne de Ascensor al cadalso, Los amantes, La noche, Jules y JimCampanadas a medianoche, La novia vestía de negroLa necrológica en el diario se titula “Femme totale”. No está mal, pero pienso que hubiera sido mejor “Totalement femme”. Ay.

 

En La Modicana, Diny y Carlitos encargan respectivas ensaladas que les llegan en forma de sendas montañas verdes entreveradas de otros colores y en las que sólo echo de menos un par de vacas pastando y un pastorcillo con una flauta. Carlitos es incapaz de acabar con la suya. Antes, mientras esperábamos el condumio, dedicamos gran parte de la charla a divertirnos con ese teatro de marionetas (¡Los títeres de Cachiporra!) en que se ha convertido la Casa Blanca. Ridículo mayor es inimaginable, le sacan el ciento y la madre a una telenovela. De las malas.

 

Mi deuda estherna lee el manuscrito de mi columna del viernes en EE y se entusiasma con esa correspondencia entre Mutis y la Poniatowska, me escribe: «La voy a buscar, cuando me pase la fiebre de Juan Goytisolo, un grande, poeta hasta la médula, gran narrador, qué disfrute Se me está achicando el boom, con éso te digo todo. ¡Cómo se diluyen ciertas obras cuando se apaga el ruido que las rodea! ¿eh? Además decirte que ya tengo el Juan de Mairena conmigoLo compraré en Buenos Aires, ése es un libro para tener a mano todo el tiempo». Le contesto«Y sí, Goytisolo era (y es) uno de los grandes, y a su lado mucho del boom se queda en mucho bummmm y pocas nueces». Y al rato, de nuevo ella: «A propósito de Juan de Mairena, cuando lo pedí en la FNAC de Barcelona la joven se puso a buscarlo en la compu y me consultó: «¿Cómo dice que se llama el libro de Juan de Mairena?”» Le contesto a Esther copiándole unas líneas de mi diario de viaje a Buenos Aires, allá por diciembre del 2001, en un carguero de contenedores, porque lo que me cuenta me suena a «la anécdota –real– de la funcionaria de Sección Femenina de Falange que, con la llegada de la democracia a España y la disolución de ciertas instituciones que duraban desde nada menos que el fin de la guerra civil, pues encontró acomodo, o sea, fue reciclada dentro del aparato del Estado, en una biblioteca municipal. Nuestra amiga María José, inspectora del cuerpo de bibliotecarios, le hizo un día una visita en su nuevo puesto para enterarse de qué tal le iba. La buena mujer le dijo que estupendamente y que se estaba ocupando de poner al día el fichero. María José echó una mirada al fichero por pura curiosidad y encontró esta maravilla:AUTOR : Grandet, Eugenia. TÍTULO : El honor de Balzac”. ¿No es divino si encubriera más lo humano?»

 

Weiß/Colonia, 2.8.

00:30 am : The Loft. Es la tercera vez que la veo. Vi primero el original belga (flamenco). Vi un par de años después la remake neerlandesa. Y ahora la gringa. Creo que podría ver todas las que les sigan, incluyendo la de Bollywood. Un plot tan buenísimo como este no son capaces de estropearlo ni siquiera en la India. Con todos mis respetos a la corrección política.

 

Mientras desayuno me pongo a resolver el crucigrama del diario, y abandono muy pronto, con un cabreo de padre y muy señor mío. Resulta que en la fila vertical 3 se pide cómo se dice Jahr en español, y son tres letras, la relleno correctamente: AÑO. Pero en la fila horizontal 11 se ha de incluir el apodo familiar de una reina española, también de tres letras, y como la solución no puede ser sino ENA (la esposa de Alfonso XIII), la correcta escritura de AÑO la convertiría en EÑA. ¡Y pensar que el sabihondo autor del crucigrama, en vez de ningunear la Ñ podía haber solicitado de los lectores, sencillamente, que escribieran cómo se dice Arsch [=culo] en español! Pero no, a los alemanes sabelotodos es como a los olmos, no se le pueden pedir peras.

 

Carlitos me escribe pasándome un enlace con el anuncio de un programa de la WDR Radio, donde mañana a las 10:00 am le dedican a Camarón de la Isla un programa del que sospecha que puede valer la pena escucharlo. Y le contesto ipso fuckto: «Tengo las «obras completas» de Camarón en casa. Y cuando una redactora alemana habla de «spanische Flamenco» (como si hubiera otro flamenco que el español) o de que el flamenco es «gesungener Schmerz [dolor cantado]» (ignorando la existencia de las alegrías, las seguidillas, los caracoles, las bulerías, las rumbas, los tanguillos, las chuflas, el garrotín y las farrucas), pues la verdad es que no me puedo tomar en serio que una emisora seria, y la WDR lo es, transmita semejantes sandeces». A mí ese tipo alemán que, como decía Camba, se cala las gafas, clava los codos en la mesa y estudia metódicamente, con la mayor seriedad del mundo, un tema no alemán, para después pontificar sobre el mismo dizque sabiendo más y mejor que los afectados de qué está hablando, pues eso, hablando en plata, de a deveras que me hincha las pelotas. Harto.

 

Acabo de mandarle un email a Arcángeles para agradecerle por algo que nunca podré pagarle como se merece: «Eres la primera persona lectora de mi diario que me ha hecho referencia al esfuerzo que me significan los enlaces. Esa observación no tiene precio, así es que te quedo a deber una, y no precisamente pequeña». Y ella me contesta: «¿Nadie te lo había dicho? Pero es que eso debe tomarte varias horas a la semana. Héroe de mi corazón». 

 

8:45 pm : Suena el teléfono, es Oskar, su primera llamada telefónica al regresar de Croacia ha sido para los abuelos. Bendito sea este niño tan querido.

 

Weiß/Colonia, 3.8.

La cifra es definitiva, irremisible, asquerosamente obscena. El diario la presenta hoy como titular destacado en la portada, en un recuadro donde enumera qué se puede financiar con 222 millones de euros: el saneamiento de la Ópera de Colonia + 92 Ferraris descapotables + un Airbus + 2 estadios como el del 1. FC Colonia (cuyo aforo es de 50.000 espectadores) + 147 millones de cañas de cerveza kölsch, la propia del lugar. 222 millones de euros por un jugador de fútbol es una escupida en el rostro de la moral y de la decencia. Un gesto propio de un sátrapa, pues no otra cosa es el presidente de ese club francés que lo ha comprado. Uno que se permite el lujo de tener el esclavo más caro del mundo. Espero y deseo de todo corazón, y ojalá me lo perdonen sus hinchas, que el Paris-St. Germain no obtenga nunca un título europeo.

 

Weiß/Colonia, 4.8.

El diario tiene la buena costumbre de publicar todos los meses un magacín especial dedicado a los libros, y la mejor costumbre de dedicar una de sus páginas a la poesía, Gedicht des Monats [=Poema del mes]. El de este mes se titula «Signal», es de Ilija Trojanow y ha sido traducido del inglés al alemán por un tal José F.A. Olivier [sic]. No sabía yo que Trojanow, alemán a la manera de Canetti, escribiese su poesía en inglés, pero igual me animo a traducirlo al español :

«Lo contrario de la diversidad es la adversidad. // Hoy han secuestrado al director. / Nosotros lo hicimos. / Violines, violas, tambores y trombones / encalabrinados por la furia. / Nuestras voces habían acumulado demasiado polvo. // No alimentábamos sentimientos hostiles / pero a decir verdad se había sobrevivido, / su tempo despacioso / su temperamento insoportable. // Y su obsesión / de que tocásemos llevando él la batuta / estaba bien lejos de ser convincente».

Por cierto, los tres versos últimos son aplicables literalmente a the fake president. Pobre tipo.

 

En los Mundiales de Atletismo de Londres, esta noche, la primera final, los 10.000 metros, con victoria cantada de Mo Farah. Yo, ya, estas transmisiones, como las del Tour de France, las veo partiendo de la base de que todos ellos están dopados, y lo hago con la esperanza lejana de que les descubran el dopaje a pesar de todas las precauciones que se toman. Me entero, por ejemplo, de que a todos los recordmen de 100 m lisos anteriores a Usain Bolt se les probó el dopaje, y de que él es el único, entre los diez corredores más rápidos del mundo, a quien no se le ha podido probar. Para mí, eso prueba algo: que su dopaje es más sofisticado que el del resto. ¿Cómo era el título español de la última peli de Humphrey Bogart? Sí, claro, Más dura será la caída. Pues eso.

 

Descubro un viejo trino genial de mi tuitera italiana favorita: «¡Qué bellísimo vicio, escuchar!»

El marqués de Sade sabía lo que decía cuando dijo que el sentido más sensual de todos es el oído.

 

Weiß/Colonia, 5.8.

Desde ayer metido de hoz y de coz en el 17.º episodio de la saga de John Rebus. Es apasionante, como el resto, y además con el morbo de que va a terminar el mismo día que Rebus se jubila del servicio activo, pero la saga va ya por el episodio # 21. Y encontré un diálogo suyo con la DS Clarke que me hizo recordar una anécdota en Madrid. El diálogo: «”Jack Palance”. “Ya le dije que no lo conozco”. “Gran estrella del cine”. “Entonces nómbreme algunas de sus pelis”. “En el Scotsman está su necrológica”. “Entonces debe estar usted suficientemente informado como para poderme decir en qué peli lo he visto”. “Fue el malo en muchos western”». Y ahora la anécdota : Allá por 1970, ó 71, la SER nos invitó a Madrid, a Federico, César y a mí, para coordinar con ellos una serie de colaboraciones, a nivel internacional, entre ambas emisoras. Nos alojamos en un hotel del Edificio España, en la plaza de ídem, y después de dejar mi maleta en mi cuarto y arreglarme un poco, me puse en camino para reunirme con el resto en el hall. Esperé el ascensor y al entrar en él le descubrí, solo, grandote, recostado contra la pared del fondo. Lo miré con el estupor de quien ve su día a día interrumpido por el realismo mágico. ¡Tan justamente en ese ascensor donde no íbamos nada más que él y yo! No me lo podía creer. Pero creo que él se dio cuenta de la razón de mi estupor y sonrió con una sonrisa que le hacía parecer un hombre bueno, y simplemente me dijo: «Yes, I’m». Sí, era Jack Palance. Y como no sé inglés, simplemente incliné la cabeza –también sonriendo– en señal de reconocimiento.


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