Weiß/Colonia, 7.8., primera hora del día
7 de agosto ya. Así es que llegó la hora de emborracharse, después de haber despachado el correo de la primera hora del domingo, los dobles envíos con la frase de la semana y el enlace a mi diario en Fronterad, y hoy, además, la felicitación de aniversario para Ana María, con un soneto acróstico que ojalá le guste. Y ahora me espera la compañía de nadie menos que doña Greta Garbo (a) Mata Hari, en una de sus más grandiosas interpretaciones. Cheers!
Weiß/Colonia, 7.8. (1)
La doctora Juliette Mallison, veterinaria y presidenta de un club alemán especializado en largas cabalgatas, sostiene que lo máximo que pueden correr a todo galope, incluso unos caballos bien entrenados, son 8 minutos. Consecuencia fatal : Tenemos que revisar de arriba abajo toda la historia del western. Es hora de desmontar, mi general Custer. Y todito el 7° de Caballería con sumercé. Sí, sí, morirán con las botas puestas, pero por lo menos con los riñones descansados.
Weiß/Colonia, 7.8. (3)
Llega Oskar para pasar con nosotros dos semanas de sus vacaciones escolares. Es una alegría muy grande para mí, especialmente en un día como el de hoy. Vamos a ver qué programa cultural le tiene organizado la abuela, porque es evidente que no se puede pasar todos y cada uno de los quince días delante de la compu.
Weiß/Colonia, 8.8., primera hora del día
Alcancé a ver el ultimo ¼ de hora de Fahrenheit 451. Y volvi a reírme con el chiste visual de los gemelos que se presentan diciendo, ambos, que son Orgullo y prejuicio, a lo que luego añaden «Mi hermano es el tomo primero», «Y mi hermano es el tomo segundo», así como el comentario del guía de Montag, en voz baja, mientras se alejan: «Aquí decimos que el primero es Orgullo y el segundo Prejuicio». Mi libro bienamado.
Weiß/Colonia, 8.8. (1)
El nuevo colchón es de puta madre, se duerme con él con el sueño de los ángeles. Parece más o menos un silogismo que debiera concluirse así: Ergo, los ángeles duermen de puta madre.
Weiß/Colonia, 8.8. (2)
Uno de los libros más apasionantes de lectura que hay en alemán es la Enciclopedia de los descubridores, los cinco gruesos volúmenes (aquí la palabra volumen es literalmente exacta), casi 4.000 páginas en total, donde Dietmar Henze llevó a cabo en nuestro siglo una epopeya editorial comparable a aquella de los Diderot, d’Alambert, Voltaire, en el XVIII, Humboldt en el XIX y la Espasa-Calpe en el XX: recopilar los relatos de los viajeros, algunos harto desconocidos, que nos revelaron la existencia de otras culturas, de otros pueblos. El único reproche que podría hacérsele a Henze es que se detuviese justo al llegar al siglo XX, porque así nos faltan en esta obra magna –por ejemplo– los relatos de la conquista de ambos Polos. Pero aún así. La edición en tapa dura es del 2004 e inasequible para economías magras, como la mía; si conozco la obra es por préstamos de la biblioteca municipal. Pero ahora acaba de publicarse una nueva edición al asequible precio de 149 € y en seis tomos (aquí, sí, tomos). En el sexto, complementario, Henze arguye de manera soberana en el muy dubitable asunto de la veracidad del viaje de Marco Polo. Henze desenmascaró las supercherías de ese relato, y ahora aporta más argumentos y remacha: «La ciencia no necesita una mayoría», como diciendo que no porque todo el mundo crea en las mentiras de Marco Polo, la ciencia se las tiene que tragar. Y luego al final de este sexto tomo una Fe de Erratas sobre las ± 4.000 páginas de la edición de tapa dura, pero que sólo ocupa una, y no completa. Entre tales erratas rectificadas, ésta que certifica sin dejar resquicio a la duda el rigor científico de Henze: «Donde dice Galapagos debe decir Galápagos».
Weiß/Colonia, 9.8., primera hora del día
Descubrimiento de una nueva serie policial sueca pero con un título en inglés, Verdict Revised. Es lo que ha despistado todo el tiempo, hasta que ayer vi un trailer anunciando su transmisión todos los lunes, durante doce semanas, a las 11.30 p.m, y en el trailer el rostro inconfundible de Mikael Persbrandt, mi actor predilecto entre los suecos. ¿Habrán pasado alguna vez en España o América Latina Sista kontraktet, la peli donde MP interpreta el papel del policía que investiga el asesinato de Olof Palme? Parece ser que sí, al menos en la Argentina, me informa mi dilecta amiga Miss Laetitia Google.
Weiß/Colonia, 9.8. (2)
Ando a la busca de efemérides del 2012, para empezar a ofrecer mi mercancía en el bazar, y en la Enciclopedia Espasa me encuentro esta: «2.1.1492; Los Reyes Católicos entran en Granada, conquistada por los árabes». Ay carajo, de estos árabes católicos nadie nos había dicho nada.
Weiß/Colonia, 9.8. (3)
Me escribe Carmen de vuelta de sus vacaciones y me envía un regalo lindísimo, haciéndose eco de mi entrada del 6.8. (3) en este diario :
Francisco Pino es un árbol.
Puede ser Francisco Roble.
También Francisco Nogal.
Quizás Francisco Castaño.
¿Por qué no Francisco Encina,
Francisco Chopo,
Francisco
Álamo,
Francisco
Higuera?
De
todos
modos,
Francisco,
aquí a tu sombra me siento
Luego me comenta, en otro contexto: «Después de todas las novelas más o menos negras que nos han avisado de lo que se avecinaba en Suecia, Noruega, Finlandia o Islandia… ¿por qué decir que esto era inimaginable? Ya el inspector Wallander avisaba de ello». Le contesto que sí, que tiene razón, pero lo que pasa es que con Wallander, aunque sí sentíamos la denuncia, seguíamos instalados en el cómodo mundo de la ficcionalidad: «Ya el propio Ibsen lo había visto un siglo atrás, y Arthur Miller estuvo entre quienes mejor captó la onda en su versión de Un enemigo del pueblo, que no es en realidad otra cosa sino un apasionado y fundado alegato en favor del derecho de las minorías».
Weiß/Colonia, 10.8. (1)
De una carta vieja que rescato en un archivo olvidado, de los que ando borrando en mi labor de limpieza de fondos: «Imagínate por un momento al Loco de la Colina muriéndose y llegando a la presencia de Dios Padre, mirarlo de hito en hito y preguntarle: “Peeeero…… túuuuuu…… de verdad…… ¿existes?…… Si es así…… ¿podrías…… explicarme…… por qué me hiciste…… retardado…… verbal……?”
[En el caso de Jesús Quintero, los puntos suspensivos siempre tendrían que ser seis, por acuerdo unánime que debería de adoptar el pleno de la Real Academia de la Lengua]».
Weiß/Colonia, 10.8. (2)
Al cabo de un par de muertes de obispo, Alemania le gana a Brasil, por 3:2. Pero la verdad es que no era para menos, con una canarinha donde se alinearon un Pato y un Ganso. Sólo faltaban un Pavo y un Pingüino. Y qué gol el de Götze. Pena de saber que uno no vivirá tanto como para verlo un día de campeón mundial, tiene la madera para ello, y un equipo con él, no como Messi.
Weiß/Colonia, 11.8., primeras horas del día
Acabo de tener un date con siete chicas divinas que todas se llaman Shirley MacLaine, y todas ellas –curiosamente– aparecieron una detrás de la otra en una sola peli, de Vittorio de Sica. Con la impagable colaboración de una partitura de Riz Ortolani también muy protagónica. Pero son ya las 3.00 a.m., y dentro de seis horas, según el boletín meterorológico familiar, descargará por estas latitudes el huracán Henri, así es que lo mejor será tratar de descansar hasta entonces.
Weiß/Colonia, 11.8. (1)
Esperando la llegada de Henri, que sube la escalera con la abuela, Oskar se me puso al lado y se empinó en las puntas de sus piés para decirme: «Ya soy más alto que tú». Qué cabrón. Luego es un espectáculo de los más lindos, verlo pasear por el apartamento con Henri en brazos, se nota a la legua que los dos se quieren mucho. Lo pienso al mirarlos mientras me miran sonrientes desde la puerta de mi cuarto, recién al acabar de leer “Una Universidad no es una iglesia”, la columna de Diego Aristizábal, siempre tan convincente. Cuando se van Oskar y Henri, camino de otras aventuras domésticas, le envío a Diego un e-mail premeditadamente lacónico: «Un país (y/o una institución) anda realmente mal cuando es necesario escribir tamaña evidencia». No que olvide, como luego me querrá recordar Andrés, que recién la Constitución de 1991 es la que “convierte” a Colombia en un país laico, pero el problema no está, creo, en la «invención» legal del Estado laico, sino en el reconocimiento legal, por el Estado, de que esa sociedad a la que gobierna es laica. Y mientras la sociedad de un país como Colombia no sea laica, el Estado puede serlo todo lo que quiera, en la letra, pero sólo en la letra. Al menos eso, en Europa, creo que se supo hacer bien: secularizar la religión. Quedó como adorno, sobre todo en las transmisiones por TV de las comedias vaticanas, la más divertida de todas ellas la de la “fumata bianca”, que no puede ser otra otra cosa sino el almita del Espíritu Santo, después de haber inspirado pentecostalmente las limpias mentes de los cardenales. Ay dios, y yo con estos pelos…
Weiß/Colonia, 11.8. (2)
Vino Frank para llevarse a Henri, pero mañana lo tendremos de nuevo con nosotros, mientras ponen punto final a la tarea de la reforma de su casa. Y ya Oskar me arrancó la promesa de que también mañana iremos a la heladería, los tres (Henri, él y yo) y después al jardín de recreo de los niños, junto al cementerio. Hoy pasamos allá ± una hora por la tarde, y fue de nuevo una sensación de dulce desgarro regresar a casa atravesando por entre las tumbas, tanta muerte abajo y tanta vida arriba, las de estas dos criaturas maravillosas, únicas. Y yo empujando el cochecito.
Weiß/Colonia, 12.8. (1)
El juguete preferido de Henri en esta casa es el viejo teléfono que está junto a la pantalla de mi compu, directamente en la esquina de la mesa, a unos pocos centímetros del dintel de la puerta. Llega, me mira, sonríe de esa manera desarmante que tiene y que lo vuelve comestible a besos, alarga la mano, descuelga, se lleva el auricular a la oreja, dice «Mama», y en vista de que no le contesta Montse, cuelga y se va. Y al rato, igual, Y no me canso nunca de ver este espectáculo del que suelo ser el único espectador. Criatura tan querida. Sobre todo porque es evidente que no quiere hablar con la madre por echarla de menos, sino para platicarle lo bien que se lo está pasando con Oskar y los abuelos. Es el rey de la casa.
Weiß/Colonia, 12.8. (2)
A Luis H. Aristizábal lo admiraba y respetaba harto por sus reseñas literarias en El Malpensante. Ahora, la suya es una de las dos cuentas Twitter que sigo con más dedicación, porque tiene un instinto cinegético que le envidio, descubre praderas enteras donde galopar a lomos de tuits cada uno mejor que el anterior. Hoy, hace unos minutos, gracias a él, llegué a una cuenta donde @julietasolincee dice: «No es difícil toparse con los genios en #Twitter. La red es un pañuelo». Y es verdad. Ciertamente hay miles y miles de tuiteros directamente olvidables al primer golpe de vista, pero yo ya llevo detectada una media docena de genios, y eso no es tan fácil cuando se trata del mero uso de la palabra. Pienso, por ejemplo, en @Mick_y_Mouse: «Para manejar un negocio, se recomienda deber con moderación. […] Estoy con resfrío, les manda saludos. […] Para que algo esté bien hecho lo tiene que hacer uno mismo, por eso estoy cavando mi propia tumba». O pienso en alguien que sin ser genio sí tiene un desparpajo genial, el de @gre_cia_m: «Que descansen en paz los restos de mi exnovio. En el refrigerador. […] Compré unas baterías y vinieron con un vibrador. […] Me informan que masturbarme con pepinos no forma parte de una dieta balanceada». O la poesía que brota tantas veces en @MerlinaAcevedo: «En el río hay un columpio que cuelga de los árboles cuando mengua la Luna. […] Desde la ventana, se ven los tendederos en las azoteas como pequeños pueblos sobre la ciudad. […] Sal de mi vista, lágrima». Gente como esta es la sal de la tierra.
Weiß/Colonia, 13.8. (1)
Voy con Oskar al centro, tiene que hacer el cambio de una compra, un CDRom defectuoso, y me ofrecí a acompañarlo, a ver si de camino, en Saturn, compro de una maldita vez el regalo para Graciela. Tanto en el tranvía como en la zona peatonal estoy un par de veces tentado de explicarle –con ejemplos a la vista– cómo hay mujeres que no entienden que con esos culos y esas piernas no deberían salir a la calle en hot pants, porque se convierten en insultos móviles a la Estética. Me contengo todas las veces. Y después de hacer el cambio del CCRom decidimos regresar a casa, él porque quiere instalar inmediatamente su nuevo juego en la compu de Diny, yo porque no soporto un minuto más en un medio urbano, me falta el aire, me asfixio, andando entre la masa empiezo a sentir todos los síntomas característicos de un ataque de claustrofobia.
Weiß/Colonia, 13.8. (2)
Connmemoro a mi manera los 50 años del Muro de Berlín traduciendo un poema de Brecht que él, muy prudente, guardó en la gaveta sin publicar cuando tendría que haberlo hecho. Pero no lo hizo, era un hijueputa calculador al máximo, así es que lo dejó fechado como testimonio de su “exilio interior” en la RDA, donde vivía tan mal, con pasaporte austríaco y cuenta corriente no en Fráncfort del Oder, sino en Fráncfort del Meno, en la Alemania capitalista. Traduzco:
«Tras el levantamiento popular del 17.6.
el Secretario del Gremio de Escritores
hizo repartir octavillas en la Avenida Stalin,
donde podía leerse que el pueblo
había perdido la confianza del gobierno
y que sólo con redoblado esfuerzo
podría recobrarla. ¿Y acaso no sería
más sencillo que el gobierno
disolviese a este pueblo
y que eligiera otro?»
Murió en 1956, pero estoy 100% seguro de que de haber alcanzado a vivir para ver cómo se alzó el muro que dividiría la ciudad durante casi treinta años, también hubiese dejado escrito algún poema ad hoc en la gaveta. A lo peor hasta plagiándose a sí mismo:
«Tras la construcción de la muralla protectora
el Secretario del Gremio de Escritores
hizo repartir octavillas en la Avenida Stalin,
etc.»
Qué tal canalla moral. Pero qué gran poeta, también.
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