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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 33 / 2010

De mi Diario : Semana 33 / 2010


Weiß/Colonia, 15.8., primera hora del día

Como Oskar estuvo viendo tele con Diny hasta tarde, me perdí la transmisión del primer acto de La Cenerentola, en vivo, desde el Liceo. Pero luego he tenido ese lugar único de Barcelona para mí solo, hasta el filo de la medianoche. Y como siempre que la oigo, me río en la escena final, cuando Cenicienta, ya reina, le dice a su esposo que quiere ser digna del trono, que no tomará represalias contra su padre y sus hermanastras, porque su venganza será el perdón. ¿Sabría ella que estaba plagiando con un siglo y medio de adelanto al comandante sandinista Tomás Borge? 

 

Weiß/Colonia, 15.8. (1)

Me escribió Rolando: «Acabo de ver una peli desconocidísima para míShanghai Gesture, con Walter Huston, Gene Tierney, Ona Munson, Victor Mature, etc. Melodramática pero fuerte. Gesture = gesto. Dirigida por Joseph von Sternberg. Cómo pasó la censura, ni idea pero v.St lo consiguió. Entre las primeras de Tierney y Mature. Ni preguntar si los pobres energúmenos castrados del generalísimo [Chiang Kai-shek] llegaron a juzgarla».

Le contesté: «En español se tituló El embrujo de Shanghai. Y la Gene era adorable (¡Laura!), una especie de Lauren Bacall prematura. Y en cuanto a Mature, no sé si recuerdas aquello de Groucho cuando lo invitaron al estreno de Sansón y Dalila: que no pensaba ver una peli donde las glándulas mamarias del protagonista eran más grandes que las de la protagonista. Por cierto que el segundo marido de Gene Tierney, también lo había sido de Hedy Lamarr, la bellísima Dalila. Así pues, Hollywood como el jardín de los senderos que se bifurcan y se re–anudan».

 

Weiß/Colonia, 15.8. (3)

Montse llama para saber cuándo pueden pasar a recoger a Oskar. Convienen ella y Diny en que sea después de la cena. Comenta Oskar al enterarse: «Entonces cenemos lo más tarde posible».

 

Weiß/Colonia, 16.8. (1)

Esta noche pasarán en el canal WDR3 La casa de los espíritus, y al reseñar la programación de la tele, mi crítico de cabecera, Milan Paulović, argumenta que la táctica seguida por los productores de esa peli le recuerda la del Real Madrid: contratar a un conjunto de grandes estrellas que además de garantizar la calidad, intimidarían a la crítica y a los espectadores. Pero que al igual que en el Real Madrid, el ruido fue más que las nueces. Por mi parte, pienso que en ello debe de tener su buena parte la historia que se cuenta en esta peli, adaptación del relato epigonal (por decir lo más suave) de Isabel Allende. Si lo hubiesen filmado con actores especializados en telenovelas, de seguro que hubiese ganado mucho. Digo yo.

 

Weiß/Colonia, 16.8. (2)

Los fontaneros en casa. Han desventrado el servicio pequeño. Abrí la puerta un instante, cuando los Bruders (como los hubiera llamado César) estaban afuera, abajo, en el patio, haciendo su descanso del mediodía y comiendo sus sangüiches, y a decir verdad fue como ver el resultado de una  autopsia arquitectónica. O como si hubiera implosionado la cisterna del inodoro, a lo kamikaze, llevándose por delante el inodoro, la pared fronteriza a la puerta y el cielo raso. Puros cascotes y polvo ceniciento. Y todavía tienen los Bruders tarea por delante. Recién mañana cambiarán las cañerías dañadas por otras nuevas, y luego deberemos rezar para que venga Kohlgraf, el albañil, a restaurarnos el lugar. «Estos, Fabio, ay dolor, que ves ahora» etc

 

Weiß/Colonia, 16.8. (3)

Ha ido todo muy rápido. Ya tengo el principio y el final de mi conferencia sobre Miguel Hernández, unos 2.000 y 3.000 espacios, respectivamente. Me faltan nada más los 35.000 de enmedio, pero detecté cantidad harto más que suficiente de material para fundamentar la idea que se me ocurrió la semana pasada, comiendo una salchicha al curry y frites belgas con Carlitos.

 

Weiß/Colonia, 17.8.

El diario le dedica las dos páginas centrales del cuaderno compartido por los deportes y la cultura, al hecho de que hoy, hace 50 años, los Beatles debutaron en el Star Club del barrio de las putas de Hamburgo, inaugurando así una nueva era en la Historia de la Música. Insensibles al peso de la púrpura, los hijos, los nietos, los hermanos, los primos, LA cuñada y los amigos (¡hasta Susana, desde BAires!) llaman y llaman sin solución de continuidad para felicitar a Diny por haberse decidido a venir al mundo tal día como hoy, hace 71 años. Mientras, los fontaneros continúan sus faenas troglodíticas en nuestro servicio pequeño, que han convertido en un paisaje lunar paralepipédico. Y yo me aíslo del teléfono y de las taladradoras, gracias a los auriculares, escuchando a los Beatles cantar como cantaban en 1960. Aun cuando el video incluido en el reportaje es de 1962, menos mal que no me lo venden como pescado podrido, y me avisan de ello. En vista de lo cual me hacen buscar el DVD de Backbeat, la peli de 1993 con la que Jennifer Ehle debutó en el cine  («Un papel donde dije unas cinco palabras», comentaría ella luego), el papel de Cynthia Powell, la primera esposa de John Lennon. Esta peli es un testimonio único, hiperrealista, del periodo hamburgués de los Beatles, y es dificilísima de conseguir, hasta Dani la desconocía; yo la tengo gracias a mi buen amigo Ovidio, que me la copió de la tele una noche en que nos la programaron los ángeles de la guarda de los beatlemaníacos, a esa hora en que los insomnes han dejado de contar ovejas, hipnotizados por la muchedumbre de sus rebaños.

 

Weiß/Colonia, 18.8., primera hora del día

Acaban de transmitir por el primer canal un documental de 100’ sobre los seis años que pasó Ingrid Betancourt en poder de las FARC. Ingrid Betancourt es una personaja (como quizás diría Gonzalo Rojas) que nunca me gustó, y sigue sin gustarme, pero, ay, seis años en poder de las FARC no se los deseo a nadie. Iba a escribir que ni siquiera a mi peor enemigo, pero me detuvo la consideración de que no soy tan importante. Joder, hay que ser realista. De vez en cuando.

 

Weiß/Colonia, 18.8. (1)

Los plomeros (la Real admite ya “plomero” por “fontanero” como andalucismo y americanismo) han terminado su obra devastadora y reinstaladora. Me encuentro en compás de espera de Herr Kohlgraf, el albañil; ojalá que no deba esperarlo una semana. Y mientras desayunaba estuve leyendo el diario y descubrí una bella cita de Donne en una esquela fúnebre: «Death, be not proud, though some have called thee / Mighty and dreadful, for thou art not so; / For those whom thou think’st thou dost overthrow / Die not, poor Death; not yet canst thou kill me».

Intentémoslo en castellano: «Muerte, no te envanezcas, por más que poderosa / y terrible te llamen, mas tú no eres así; / pues aquellos que crees que abatiste, no mueren, / pobre Muerte; tampoco puedes matarme a mí».

Lo someto al dictamen de los doctos: Tomás, Rolando, Jordi. Y al rato me responde Rolando, aceptando la traducción pero haciéndome notar un lapso en la transcripción del inglés. Le contesto: «Gracias por corregir el lapso, fue mío y no de la esquela. Y me alegro de que no recuses los alejandrinos en que me atreví a trasladar al gran Donne, de quien también son estos dos versos inolvidables: “Lo que muestra en su rostro la ramera, / la expresión del deseo satisfecho, / nuestra esposa mostrárnoslo debiera”. Anoche pasaron por la tele Dr. Jekyll & Mr. Hyde, la vieja, la de Spencer Tracy, y una vez más me dije que pocas veces, si es que alguna, se ha interpretado mejor a una puta callejera inglesa de como lo hizo Ingrid Bergman en esta peli. ¿Te acuerdas, hermano?»  Y Rolando, altiro, como dicen en Chile: «Que si me acuerdo, preguntas. Verla en ésa, en Gaslight y en Spellbound, me convenció de que había desbancado a Garbo, que no era cualquier cosa tampoco. Como la Grace [Kelly], que actuó con cualquier actor en su corta carrera, Ingrid además hizo comedias con Grant y Matthau, etc. Qué carrerazo tuvo la sueca. (…) La semana pasada mencionaste a Belmondo, uno de los favoritos de Patti y mío; la gozamos en That Man From Río con la Françoise Dorléac, hermana de la Deneuve. La vimos en Illinois y años más tarde en San Antonio y por fin en el cineclub al cual pertenecíamos en Minneapolis. Lo que a P y a mí nos gustaba también de That Man era la parodia del cine de Bond y sus carrazos, mientras que Jean Paul corría a pata».

 

Weiß/Colonia, 18.8. (2)

Elvira Huelbes me dejó un comentario en mi blog de Fronterad pero no su dirección de correo electrónico, ni la conoce ninguno de entre los posibles amigos comunes con quienes contacto en Madrid. Me decido a rastrear en internet y descubro que Elvira tiene facebook, así es que me las prometo felices y cliqueo sobre “Enviar un mensaje”, pero entonces aparece en pantalla una ventana donde me piden nombre, apellidos, dirección de e-mail, contraseña y día, mes y año de mi nacimiento, aunque lo que me detiene es una línea que reza “Yo soy”, y en el hueco a rellenar que sigue, una sugestiva invitación: “Elige sexo”. Eeeh, a mis años, es toda una tentación, tengo que pensármelo. Entretanto seguiré buscando la dirección de Elvira en otros cotos de caza.

[Será Alfonso –¡Fronterad!– quien finalmente me la pase. Impagables ambos, Fronterad y él].

 

Weiß/Colonia, 18.8. (3)

Cena en el Delphi, el griego a la entrada del barrio de los Pintores, a dos paradas de autobús desde casa. La familia al completo, menos Paul (en Suecia) y Vincent (con los abuelos maternos en el sur de Alemania). El reencuentro de los ojos y los paladares con pikilia, kalamaria, gyros, chirino, souwlaki kotopoulo, juwetsi spanaki (¡esas deben de ser espinacas!)… Menos mal que está Frank con nosotros. Frank, ingeniero especializado en energía eólica, hizo las prácticas de sus estudios en Grecia, y adora y añora el país. De hecho se está yendo con Oskar el sábado a Corfú, a pasar los dos allí una semana de vacaciones. Oskar, en una cabecera de la mesa, devora su plato de gyros + tres raciones de papas fritas, ¿para ir acostumbrándose? Y Henri va de mano en mano, como la falsa monea, haciendo la felicidad de todos, hasta que lo vence el sueño.

 

Weiß/Colonia, 19.8. (1)

A propósito de Adictas a la Insurgencia, un libro de la historiadora mexicana Celia del Palacio, sobre la lucha por la independencia de su país, Ángeles escribió ayer (lo leo hoy) en su blog:

«Yo escribo en un diario español, que es global, que siento mío, que acompaña a nuestros países en sus diarias batallas. El imperio ya no es el imperio, a mí nadie me va a degollar por querer con media alma aquel reino. ¿Podría haberse logrado todo esto con la firma de un Tratado?»

La Historia es una llaga, y Ángeles ha ido derechita a poner su huella dactilar en ella. Grande, Ángeles.

 

Weiß/Colonia, 19.8. (2)

Los reportajes de MareTV generan adicción. Acaban de pasar uno sobre las llamadas “islas de los príncipes”, en el Mar de Mármara, unas islas turcas donde Kemal Atatürk dejó prohibido que jamás llegaran a circular automóviles. Además de las bicis, el medio de locomoción isleño es el coche de caballos, que en turco tiene un nombre parecido a “faetón”. Y en una de las islas hay un hotel adonde una noche llegó la soprano neerlandesa Judith Mok, a descansar, después de unos conciertos en Estambul, que la dejaron muy agotada. Y al levantarse por la mañana, salió de su habitación, muy suelta de cuerpo, cantando en ladino, el idioma en que canta su conjunto, el Hamsa Sephardic Ensemble, y se encontró con la sorpresa de que  la entendían, pues hay una comunidad sefardí en Büyükada, “la isla grande” (büyük= grande, ada=isla). Esa isla donde in illo tempore vivieron exiliadas algunas emperatrices bizantinas, y adonde se exilió Trotsky al abandonar la Unión Soviética. ¡Qué microcosmos tan lleno de Historia en tan pocos km²!  Siento, una vez más, la nostalgia de los países lejanos.

 

Weiß/Colonia, 20.8. (1)

El diario destaca en primera plana la foto del toro Quesero saltando a los tendidos en la plaza de Tafalla, en Navarra, donde causó cuarenta heridos. Aprovechan en Alemania para arrimar el ascua a la sardina de la prohibición de las corridas de toros. Los taurinófobos son como los perritos de Paulov. Lo que me extraña es que no soliciten la prohibición del tráfico ferroviario, o el aéreo, cada vez que se produce un accidente en esos géneros de transporte. Para qué hablar del tráfico rodado. Pero no, no, no, reservan sus energías –única y exclusivamente– contra la tauromaquia. Y es lo que yo me digo: Ladran, luego son perros. Y de Paulov.

 

Weiß/Colonia, 20.8. (2)

Voy con la bici a la sesión de linfodrenaje, y de las manos de Frau Schumacher acudo a darle el biberón a Henri y despedirme de Oskar, que vuela mañana a Corfú.  Al regresar a casa abro mi estafeta virtual y encuentro dos mails llegados inmediatamente a continuación el uno del otro, desde Huelva y Caracas, y la lectura sucesiva de sus ASUNTOS me provoca la risa, es uno de esos chistes involuntarios. Los transcribo :

«Descubren la fórmula para entender a las mujeres»

«Revelan el contenido ante la Corte Penal Internacional»

 

Weiß/Colonia, 20.8. (3)

Un texto primoroso de la benjamina en su blog de Fronterad. En la primera lectura me irritó un poco la reiteración de pretéritos imperfectos (“abrían cerraban detenían jaleaban deshojaban olvidaban escupían lograba embrollaban lloraban celebraban llegaban albergaba”), pero luego, en dos o tres lecturas siguientes, me empezaron a sonar como un émbulo empujando al texto, como notas de Bach en una de sus variaciones Goldberg. Sofía conoce el secreto de la música.

 

Weiß/Colonia, 21.8.

Pasan por el canal Arte un reportaje dedicado a Eloísa Cartonera, la editorial argentina de libros de artesanía, y me entusiasmo de nuevo al ver qué sencillo es hacer las cosas, y hacerlas bien, con tal de quererlas hacer. Desde agosto del año pasado soy feliz propietario de un ejemplar de una de estas ediciones, un regalo que me hizo mi deuda estherna, y lo cuento entre los tesoros del armario verde del salón, el relicario de los raros y valiosos. Cuando terminan de pasar el reportaje, me digo que hay otro esperando en este armario, donde cada libro tiene una historia que contar. Y de repente, el mazazo: la noticia de la muerte de Christoph Schlingensief. El rebelde que conquistó Bayreuth no podrá asistir a la inauguración del Bayreuth con que soñaba y por el que tanto trabajó para África: Remdoogo, en Burkina Faso. El año pasado publicó su diario de no fumador y enfermo terminal de cáncer de pulmón: Tan hermoso como aquí no puede ser en el cielo. Pero ahora se le acabó la hermosura. A los 49 años, habiendo tanto septuagenario hijueputa (no me excluyo) jodiendo en este mundo, la remilputa que remilparió al asqueroso, canalla destino. Enter.

 

 

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