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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 33 / 2014

De mi Diario: Semana 33 / 2014


 

Weiß/Colonia, 10.8.

Me cuenta Alfonso que está en Vigo, visitando a su madre, y le mando un email: «Seguro que, de regalo, le llevaste a tu madre una lata de sardinas. // Es broma. Ocurre que en alemán, como este es un idioma muy culto, cuando se habla de acciones pleonásmicas se dice que eso es lo mismo que “llevar lechuzas a Atenas”. Un amigo berlinés muy querido me preguntó una vez si había versión española de esa locución, y le dije que sí, que en España decíamos que eso era igual que “llevar sardinas a Vigo”. Me lo inventé sobre la marcha, claro, pero no podía dejar en mal lugar al noble pueblo español». Me comenta Héctor: «Tal vez lo de las lechuzas se pueda traducir con esta expresión antioqueña: «Eso es llevar leña pal monte»». Le contesto a Héctor: «Pues sí. Yo la que conozco es la variante paraguaya, «llevar naranjas a Asunción»».

 

Weiß/Colonia, 11.8.

0:30 am : Fin del episodio en la policial inglesa con George Gently como protagonista, un muy buen episodio desde el punto de vista criminológico; pero lo que más me atrajo fue la filmación de un entierro tal y como debían hacerse en los años sesenta en la provincia, en Inglaterra. Para mí algo así como un reencuentro con la infancia y el recuerdo de lo que en Huelva llamaban “la sopera”, el carruaje fúnebre tirado por caballos que venía a traer el ataúd a la casa del difunto. Si lo pienso a fondo, este recuerdo me da la medida exacta de mi vejez. No: de mi ancianidad.

 

En el diario una larga entrevista (unos ¾ de plana en las páginas culturales) a Ken Loach, con motivo del estreno de su última peli, Jimmy’s Hall. Junto a Sidney Lumet, Ken Loach es objeto de mi particular devoción, adoro las pelis de los dos. En la entrevista de hoy la reportera comete la tontería de decirle: «A usted se le conoce como un director muy político. ¿Dónde comienza la magia del cine para usted?». KL le responde: «Para mí no son cosas contrapuestas. Y la etiqueta “político” puede convertirse fácilmente en un handicap. Cuando se sale de noche, uno quiere disfrutar, no que te señalen con el dedo. A esa etiqueta, honestamente hablando, no le concedo ningún valor, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de los filmes comerciales USAnos son por lo menos tan políticos, si es que no lo son más. Esconden la política en imágenes de valerosos americanos que destruyen –pistola en  mano– a los hombres malos en todo el mundo. ¡Si éso no es político!». Chapeau, maître!

 

Weiß/Colonia, 12.8.

Continúan las vacaciones escolares, así es que Diny nos acompaña de nuevo a La Modicana pero además porque quiere aprovechar nuestra habitual gira de compras donde el turco y en Aldi. En lo del turco mercó cuatro cajas de aguas minerales distintas, una de cerveza kölsch (¡nada de botellines, los holandeses le pegan con ganas al cristal!), y no sé cuántos refrescos distintos para los niños; en el Aldi vino tinto –Rioja–, rosado, cavas, cacahuetes, jamón serrano, qué sé yo qué más. Cuando terminamos de depositar bolsas, en el coche de Carlitos no cabe un alfiler. Se diría de que Diny está preparando, además de la fiesta de su cumpleaños, una reserva estratégica de subsistencia hedonista por si acaso comienza la tercera guerra mundial.

 

Sebas ha leído en Bahía Blanca el texto de mi conferencia de Hamburgo, sobre Julio Cortázar, publicado hoy en la página web de Nexos, y me escribe contándome que oír la voz de Julio, en su contestador automático de llamadas, le pone la carne de gallina, y me manda anexa una foto de unos retratos «que decoran una de las paredes de mi sala biblioteca. En uno, mi querido Julio –¿cómo habrá sido conversar con él?­– Siempre me enterneció esa imagen en la que conversa con Flanelle [la gata] a través del cristal». Le contesto que en cuanto a fotos de Julio, «exactamente enfrente tengo aquella suya famosa donde está sentado, con sobretodo, en el banco de un puente enmedio del Sena. Aunque en ella aparentemente mira al cielo, estoy por completo convencido de que cuando yo no le miro, él baja la cabeza, repasa lo que escribo y menea descorazonado la cabeza mientras murmura de manera inaudible para mí“No aprenderás nunca, pibe”».

 

Nuestro televisor parece haber entrado en huelga de imagen. El audio sigue funcionando, pero la pantalla se queda en negro, con fugaces flashs de vez en cuando. Consecuencia, me quedo sin ver los episodios 3 y 4 de “Masters of Sex”, o bien tendré que recurrir a la medioteca del 2.° canal y verlos en esta pantalla y con auriculares, lo que me emputa y me crispa los nervios desde ya.

 

Weiß/Colonia, 13.8

Por la mañana a Saturn, para comprar un nuevo televisor. En el autobús a Sürth, para tomar allí el tranvía 16, nos encontramos con Rebeca. Ayer fue su último día de trabajo en la tercera firma de ropa cara por la que ha pasado. El viernes comienza a trabajar en la cuarta, menos tarea y más sueldo. Y de sus dos días libres el de hoy lo dedica a echarle una mano a Montse con sus hijos y la casa. Me he preguntado no una, muchísimas veces, si Montse tendrá una consciencia clara de la inmensa, impagable suerte que significa contar con una madre como Diny y una hermana como Rebeca, o bien nada más lo considera una aplicación más, casi implementada “en fábrica”, del hardware del amor materno y el fraterno.

 

Además del televisor compré el álbum con los cuatro DVD de la 1ª temporada de Masters of Sex, de la pura bronca de haberme perdido los dos episodios de ayer. Por cierto que en el nuevo televisor viene implementado un lector de DVD, y Rebeca, que es “manitas” en el tema, luego de echar una mano todo el día en la casa de Montse ha venido acá para instalarnos el televisor y después darme instrucciones acerca del manejo de ese lector de DVD. Curioso cómo es que sabe leer y entender la literatura de las instrucciones de uso, que para mí (y para Diny) es como si estuviesen escritas en alto egipcio. Rebecota es nuestra piedra de Rosetta.

 

El lunes se nos fue Robin Williams, ayer martes Lauren Bacall. Esta noche, después de los dos episodios de El puente, tal vez vea alguna peli de ellos, creo que no hay ninguna donde actúen los dos. Hay una, sí, Patch Adams, donde RW trabajó con Philip Seymour Hofman, otro que se nos fue hace poco, una pérdida más, pero ese DVD no lo tengo.

 

Buscando tuits alemanes, para la remesa semanal que hago los viernes a mis amigos de las tribus aborígenes, encuentro uno de lo más divertido cuyo texto dice lo siguiente: «Lo que habría sido asaltado si es que la Revolución Francesa la hubieran organizado los berlineses». Y al pie, una foto que no es de la Bastille sino de una Destille [=alambique], la palabra castiza berolina para lo que nosotros llamaríamos “taberna” y que –bien se le nota– se remonta en su etimología hasta la destilación. Muy divertido, sí, pero ay, de todas todas intraducible. Hay unos versos asimismo intraducibles de Heinrich Zille, el inimitable dibujante del proletariado berlinés, unos versos que dicen «Frohe Arbeit – ernster Wille! / Mal ein Schluck in de Destille! / Und een bisßen Kille Kille – / Det hält munter – (Heinrich Zille)». Años ha hice un ejercicio de traducción libérrima: «Buena changa y buen palique, / un trago de ron Cacique / y rásquese quien le pique, / ¡pura vida! (Zille, Enrique)». No estoy tan descontento de ella.

 

Weiß/Colonia, 14.10

1:00 am : Estrené el nuevo sistema DVD con Orgullo y prejuicio, esto es, la serie de la BBC de 1995, no con ninguno de sus deleznables concurrentes, tanto en la grande como en la pequeña pantalla. Aún hay clases, como diría un aristócrata del siglo XIX.

 

Como es lógico, Diny sabe que estoy leyendo y/o releyendo a la par los libros de Antonio Vélez y Karlheinz Deschner, así como los diarios de Fritz J. Raddatz (la primera entrega, desde 1982 hasta 2001; la segunda, hasta el 2012, apareció este año). Acabo de descubrir que me ha dejado [Diny] entre sus páginas una entrevista con don Fritz, que la verdad es que no sé por qué aceptó darla, su destino era una de esas revistas ilustradas “para mujeres” (y antesalas de médicos), y la periodista no brilla por su pericia preguntando, se maneja con puros estereotipos. De cualquier modo, siempre alguna perla. Cuando la periodista le dice que tiene fama de ser un Narciso y terriblemente vanidoso, y le pregunta si se reconoce en esa caracterización, Raddatz le contesta: «Nunca he negado ser vanidoso. Hay una diferencia entre la vanidad inteligente y la tonta. Para mí reclamo la forma inteligente de la vanidad. Un Narciso no soy. Narciso se ahoga en su propia autoadmiración». Y es asimismo interesante lo que cuenta cuando su interlocutora le recuerda el volumen de sus diarios que estoy leyendo, donde para nada se muerde la lengua y cuenta cosas que a los afectados no les gustó que se contasen: «¿Ha perdido usted algunos amigos por eso?». Y Raddatz: «Algunas personas me llaman menos ahora. Otros me han telefoneado, pero no para quejarse. Por ejemplo Rolf Hochhuth, que me dijo: “Es bastante fuerte lo que has escrito acerca de mí, pero en realidad es cierto”. ¡Formidable! Esa grandeza no la poseen todos. Algunos se han sentido ultrajados. Pero el género Diario es indiscreto per se. Todos los grandes diarios de la literatura viven de la indiscreción». La periodista quiere saber: «¿Cuenta más la verdad que la amistad?» Y Raddatz: «Quizás algunas amistades se pierden, como la mía con Günter Grass. Se sintió ultrajado por algunas de mis entradas en ese diario, donde escribí que la crítica negativa le irrita y le hiere. Es algo que no comprendo porque en el fondo la vulnerabilidad es un atributo positivo. ¡Todos los artistas son sensibles!» Lo curioso es que en el retrato que abre la entrevista se ve a Raddatz elegantísimo, con un terno impecable de buen paño escocés y pañuelo amarillo en el bolsillo superior del saco, fumando desafiantemente un cigarrillo y sentado delante de una ventana entre una orquídea de lujo y uno de los más elocuentes grabados de Grass.

 

Weiß/Colonia, 15.8.

0:30 am : Me gusta mucho el cine de Lasse Hallström, veo siempre de nuevo, con gusto, pelis como Gilbert Grape, Chocolate, Hachiko, The Shipping News [=Atando cabos] y sobre todo An Unfinished Life [=Una vida por delante]. Ahora tengo que añadir a la lista La pesca del salmón en Yemen, que acabo de ver y que todavía no conocía. He leído que le achacan haber omitido el carácter resueltamente satírico de la novela original. Puede ser. Como no la he leído, no tiene el menor sentido que opine al respecto. En cualquier caso, si la novela es buena, la peli también lo es y no veo yo por qué habría que quedarse con una sola de las dos versiones de la historia. Por lo demás, la química perfecta entre los dos protagonistas, Emily Blunt y Ewan McGregor, amén de la formidable, fulminante Kristin Scott–Thomas en su papel de vocera del primer ministro, son ya un regalo en sí, suficiente como para quererla volver a ver, esta peli.

 

Termino de leer la quinta novela de Ann Cleeves ambientada en las islas Shetland. Ahora tengo que comprar las cuatro primeras, entre otras cosas porque no me gusta hacer las cosas a medias, pero también porque me cae simpático el detective protagonista, Jimmy Perez, descendiente ya lejano de alguno de los náufragos de la Armada Invencible. Recuerdo ahora que en Dinamarca hay un escritor llamado Leif Panduro. ¡Cómo se conoce que las tropas españolas del marqués de la Romaña estuvieron una larga temporada en Jutlandia, por orden de Napoleón!

 

En esta casa hay diez sillas, seis sillones, una mecedora y dos sofás con capacidad cada uno para tres personas, es decir un total de 23 asientos; o sea, menos de los que necesitarán los ± 26 Badas y Hansens que van a llegar mañana, y a quienes hay que sumar los dueños de la casa. De ahí que al volver de lo de Montse, Diny llegue en compañía de Frank, quien carga cuatro sillas plegables (a las que debo añadir, por si las que ni labráis como abejas ni brilláis cual mariposas, las cuatro que Carlitos trajo ayer y tenemos todavía en el garaje). A este paso la celebración del cumpleaños de Diny puede convertirse en una puesta en escena de la célebre farsa de Ionesco.

 

Le escribo a Arcángeles: «Caigo en la cuenta de que posiblemente, de todos tus amigos, a lo mejor estoy siendo el último en felicitarte por esa Medalla Rosario Castellanos, cuyo libro más hermoso, acuérdate, tal vez sea el de sus Cartas a Ricardo. Creo (creo) poder disculparme alegando algo que es muy cierto, y es que a mí me parece tan, tan natural, que te concedan premios, que realmente nunca me sorprende cuando te dan otro. Lo digo tal como lo siento».

 

Weiß/Colonia, 16.8.

2:10 am : Me escribió Anache a propósito de mi columna de ayer en El Espectador: «Ricardo, muy buena columna, sería interesante descubrir por qué a las religiones en general les interesa y afecta el asunto sexual». Le respondo: «El por qué a las religiones les interesa tanto el tema del sexo creo que es bien fácil de establecer. Hasta el descubrimiento de la fecundación in vitro, la única posibilidad de crear vida humana (y con ella la idea de Dios, que jamás se le ocurriría ni siquiera a un chimpancé) era el coito. En otras palabras, el sexo es quien crea[ba] a Dios, ¿cómo no iban a estar interesados los monopolios deístas en la fuente de sus respectivas fes?»

 

Diny todo el día en la cocina, desde luego que los Badas y los Hansens no se van a ir mañana con hambre de esta casa. A las 11 am me pidió que fuera a hacer por ella las últimas compras: carne de res, picada, para las albóndigas, y tres grandes botellas de Coca Cola. Antes de salir me pide algo más, que le compre una tarta flambé alsaciana y para mí una pizza, porque hoy no va a cocinar nada para nuestra cena. Luego sí tuvo que cocinar, porque Oskar vino a mediodía para echar una mano (en realidad lo que hace Diny es subvencionarle la compra de un nuevo juego para el que Oskar está ahorrando), y al rato le preguntó si no tenía nada que darle de comer. Yo le ofrecí mi pizza con salami, pero Diny se opuso y le preparó unos tallarines.

 

Oskar es muy diplomático. Después de haber estado ayudando a Diny como mozo de cuerda, subiendo del garaje las sillas de Carlitos (ahí le eché una mano), las cajas de cerveza y de agua mineral, las bolsas con refrescos, vinos, etc., se sentó frente al televisor y puso un canal en el que estaban pasando una peli de dibujos animados. Le pregunté si ya había visto Yellow Submarine, me dijo que no, le programé el DVD, y al cabo de unos cinco minutos comentó sin hacer alguna inflexión crítica: «Esta se la puedes poner a Henri». Sin decir palabra, le devolví el mando a distancia para que recuperase el canal donde estaba viendo sus dibujos animados. Ni siquiera me animé a decirle que no puedo poner a Henri a ver Yellow Submarine, Mamá Montse me echaría una bronca de campeonato: la peli está catalogada como libre para niños mayores de 6 años.

 

***********FIN***********

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