Weiß/Colonia, 8.8.
2:15 am : Sin explicar el motivo del retraso, pospusieron el pase de Leave No Trace [No dejes rastro] en hora y media y me quedé sin poder ver La región salvaje, aunque no me importa porque la tengo a la mano en la videoteca del canal Arte. Pero volviendo a No dejes rastro, la tercera peli de Debra Granik, es una obra maestra. Es un relato que sobrecoge el ánimo, y además casi sin palabras, los dos protagonistas se entienden con tan sólo mirarse o hacer un gesto mínimo. Peli para ver siempre que la vuelvan a pasar.
Me enteré de que hoy es el Día Internacional del Gato y leí lo que alguien contó sobre su pena por la muerte de uno de ellos. Sé bien, por una muy triste experiencia personalísima, lo que es despedirse de un gato, de mi Nikki adorado, a quien rebauticé, cual correspondía a su prosapia angora y persa, como Nicolás Fernández de Moratín. Y que mantuvo correspondencia con la gata de una escritora austríaca muy querida de nosotros y que terminó su vida echándose a las aguas del Danubio, en Viena. Desde entonces, para mí, el Danubio azul es el Danubio Brigitte.
De repente me doy cuenta de que ya pasaron las Colombinas, en Troglodia, y no he tenido noticia alguna de ellas, ni siquiera en el diario virtual HuelvaRed que Vicente me envía con puntualidad suiza. ¡Y pensar que cuando chico me pasaba el año pensando primero en las Colombinas, y una vez pasadas estas en los Reyes…! O témpora, o Mariano Mores!
Mi taruguita querida le dedica su blog este domingo al execrable personaje llamado Pablo Neruda. No resisto la tentación de dejarle un comentario: «Lo de la hija hidrocefálica no tendría perdón de Dios, si Dios existiera. Y lo mismo esa violación de la muchacha de Sri Lanka, contada como si fuese lo más natural. En cuanto a su poesía, pasa que aborrezco la garrulería, y Neruda es gárrulo con medalla de oro en la materia. El poema suyo que más recuerdo, y lo retrata, es uno nada gárrulo que se encuentra en el Canto General, que es de 1950, y dice así: “Si usted nace tonto en Rumania / sigue la carrera de tonto, / si usted es tonto en Avignon / su calidad es conocida / por las viejas piedras de Francia, / por las escuelas y los chicos / irrespetuosos de las granjas. / Pero si usted nace tonto en Chile / pronto lo harán Embajador”. Su profecía falló sólo en lo de “pronto”: Neruda recién sería nombrado embajador de Chile en 1970, veinte años después de su poema y luego de la elección de Salvador Allende como presidente de la República».
Weiß/Colonia, 9.8.
1:50 am : Pasaron los episodios tercero y cuarto de la serie policial sueca con el comisario Bäckström, que prometen dos episodios finales fuertes. Luego empecé a ver una peli titulada Wild Things [Juegos salvajes], tan estúpida que la aguanté unos 15’, y ya eso fue demasiado. Luego vine aquí a consultar con mi dilecta Miss Hortensia Google, y me entero, espantado, de que ya se han filmado tres secuelas de este bodrio. En verdad en verdad os digo, como comenzaba sus sermones el hijo del carpintero, que la pérdida de gusto por el público de nuestros días es algo de alquilar balcones.
Pavorosos los incendios en Grecia y Turquía. Eso después de la catástrofe ocurrida aquí, a las puertas de Colonia. Y todavía quedan estúpidos, como the fake ex president, que niegan el cambio climático. No estaría mal que uno de los huracanes que visitan regularmente la Florida arrasara con su estancia Mar–a–Lago, creo que se llama. Hay gente que no entiende otro idioma que la catástrofe propia.
Almorzamos en Las Terrazas del Rhin, y lo primero que debo hacer es consignar qué comimos, que ya me han criticado un par de lectores de estas letras porque las últimas semanas olvidé reseñarlo: así pues, antipasti mixto para Ulli, tallarines vegetarianos para Diny, pizza Blancanieves (con mozzarella) para Carlitos, y carpaccio de carne de res con parmesano para mí. Le explico al camarero persa que no soy alemán y que la próxima vez que le pida ese plato no me vuelva a traer el contrario, parmesano con carpaccio, sino sólo el carpaccio a cuerpo gentil, y el queso aparte, para yo espolvorearlo, y no regarlo, sobre el carpaccio. Me promete tomar buena nota, y espero que lo haga por la cuenta que le tiene.
Me llega el boletín de la oficina de personal de la Deutsche Welle, con los nuevos fichajes, los cambios de puestos, los jubileos y la lista de difuntos. Esta vez, en ella, Henrique Gnypek, de quien soy padrino de su hijo, pero no los veo a ninguno de los dos desde hace más de 25 años. Me hace recordar que a los compañeros que nos visitaban yo les preguntaba qué redacción podía ser una cuyo equipo lo integraban los colegas Haegeli, Gnypek y Rochol. Y nadie lo acertaba. Se trataba de la brasileña, y esos apellidos eran como un espejo de lo heterogéneo de su población. Pobre Henrique. Que en paz descanse.
El Danubio Brigitte… Me he puesto a buscar los poemas de Brigitte que traduje y me publicaron en la sección literaria de un diario de Managua, cuando el primer sandinismo, allá por 1985, y que luego, al enterarme del suicidio de nuestra amiga, recogí en una entrada de mi blog Corazón de Pantaleón, en EE de Bogotá. Encuentro esa entrada en el blog, releo los poemas. ¡Qué buena poeta era, cuánta sabiduría al decir las cosas! ¡Y qué vida tan desgraciada la suya! Aún conservo el documento en que nos traspasaba a Diny y a mí, si ella fallecía (si la mataban, como temía), la patria potestad sobre Michael, su hijo de pocos meses, con quien huyó de Viena, escapando del padre del niño, de quien muy tarde supo que era miembro de una secta caracterizada por lo hermética y estricta. Brigitte se refugió en nuestra casa, y en cierto modo Michael fue nuestro primer nieto. Esto sucedía en el invierno de 1988. Para nuestros hijos era una fiesta tener a un niño tan pequeño en la casa, se turnaban en sacarlo a pasear en su cochecito.
Weiß/Colonia, 10.8.
2:15 am : Para hacer buenas pelis de espionaje lo esencial es contar con una buena novela, ya sea de Somerset Maugham, de Graham Green, de Eric Ambler o, como en este caso, de John Le Carré. Y no hace falta ningún 007 ni tampoco un presupuesto multimillonario. The Our Kind of Traitor [Un traidor como los nuestros] reúne las tres premisas y sin embargo es un fracaso en toda la línea. Muy lejos de El espía que surgió del frío, La chica del tambor, El sastre de Panamá, El jardinero fiel… Lástima grande porque con otro guion, u otra dirección, Stellan Skarsgård hubiera bordado su papel… y aún así, él es casi lo único salvable en esta peli. Mikel Zorrilla lo explica con todos los pormenores en Espinof.
En lo de la oftalmóloga. Esperando en la sala de lo propio, hojeo una revista de esas que son un cajón de sastre en papel satinado y policromía, y en una entrevista con un empresario alemán dueño de una firma familiar encuentro esta frase: «La tradición consiste en seguir adelante con la llama, no significa administrar la ceniza». No está nada mal como sentencia. Lo malo es si la llama termina quemándonos.
La Dra. Súlimma me somete a un examen bastante más detallado que las veces anteriores y me emplaza para mediados de noviembre a fin de cerciorarse de si ya es necesario operarme de cataratas o dejar en paz todavía mi Iguaçú personal. Oremus.
En la última edición de la revista TV Movie, con la programación quincenal de la tele, un artículo sobre los Estados Armados de América. Lo ilustra la foto de un cretino, en la terraza de su casa, mostrando desplegado en el suelo (40 armas a la vista) el arsenal de que dispone, desde armas cortas a subfusiles y miles de municiones. Si a la impunidad absoluta en la compra indiscriminada de armas la multiplicamos por el IQ promedio de los gringos, a nadie puede extrañarle las masacres que se suceden en ese pobre país, tan lejos de Dios y tan cerca de los mercaderes del plomo.
Weiß/Colonia, 11.8.
1:45 am : Pasan una peli danesa, Shorta [El peso de la ley, si bien la palabra árabe del título original significa “Policía”]. En la ficha correspondiente de www.imdb descubro una crítica que hago mía por lo bien que refleja lo que he sentido viéndola: «Si hay que ver una película policial en todo el año, es ésta. No voy a hacer demasiados spoilers, pero te atrapa desde los primeros 5’ y te deja sin aliento durante el resto. Es una película que hay que ver. Especialmente si eres danés, por supuesto». Pero hasta sin serlo.
A causa de la huelga de los maquinistas ferroviarios, Diny y Rebeca no viajan a Aquisgrán, según tenían planeado, así es que como los tranvías no están afectados por la huelga se van a Bonn con la línea 16, cuyo trayecto es como el de la vieja línea Huelva–Zafra a Fregenal de la Sierra, con parada y fonda en cada árbol el diámetro de cuyo tronco midiera 1 m. Lo han pasado muy bien, han visitado el Museo de las Mujeres, e invitadas por mí a cuenta de mi tarjeta Mastercard han almorzado en el restaurante más antiguo de Bonn, Em Höttche, que está al lado del Ayuntamiento y donde se comen platos de mucha enjundia. En la sala grande de Em Höttche, que se habilita como salón de danza para algunas fiestas, bailó en su día Beethoven con su primer amor, Barbe Koch. Allí almorcé yo también un día de 1965 con mi primer amor alemán, Hellgard, cuyo padre fue nazi y ella amante apasionada de la poesía de Gottfried Benn, a quien yo aún no conocía y ella me lo descubrió. La recuerdo recitando con sus ojazos celestes entornados: «Alles ist Ufer. Ewig ruft das Meer [Todo es orilla. Eterno llama el mar]».
Después de leer mi diario en Fronterad, Manu me deja un comentario: «“Barzones”: la última vez que oí esa palabra fue en boca de mi madre y dirigida a mí. Fuera de Andalucía no se la oye ni por milagro». Le respondo: «Gracias por leerme, Manu, y ya ves, el milagro se produjo en Colonia, bien lejos de Andalucía». Lo que no le digo es que también yo llevaba sin usarla por lo menos desde que salí de España, y esta vez, sin embargo, me vino muy natural a las yemas de los dedos al escribirla.
Weiß/Colonia, 12.8.
2:00 am : Amintas breve [Las cartas de Aminta] es una peli danesa que como la de ayer, Shorta, se te mete debajo de la piel. Aquí no es el tema la violencia en los suburbios marginales de las grandes ciudades, sino la búsqueda de una mujer que, sin conocerlo, le escribía al protagonista cuando él estaba en la cárcel. Al salir de ella, se pone afanosamente a buscarla y su odisea por Copenhague la vivimos de la manera más intensa en la actuación de Esben Smed, un actorazo de cuerpo entero, de los que te ponen la carne de gallina sólo con mirarte.
Entre ayer tarde y hoy me jalé de dos sentadas el libro de José Luis sobre la justicia maya. Ahora lo tengo que volver a leer en modo diagonal y deteniéndome a rumiar los pasajes que fui subrayando durante la lectura, para no darle una impresión superficial ni anecdótica; su libro se merece una cala en profundidad.
Anahí me pidió desde mi Güeno Saire querido que le recomendase un cuento breve para el taller literario que lleva a cabo con gente de 12 a 14 años. Le recomendé “Anécdota sobre el descenso de la moral de trabajo”, de Heinrich Böll, y lo ha grabado con una gran capacidad expresiva y una casi infalible seguridad leyendo. Volvió a pedirme una nueva recomendación y esta vez le recomendé “El poeta”, de Somerset Maugham. Me lo agradece y me dice que no conoce a Somerset Maugham, lo que me mueve a contestarle ipso fuckto: «No conocer, es decir, no haber leído a Somerset Maugham es algo peor que un pecado; es una pérdida enorme para el alma de un buen lector. Te recomiendo leer, ya, de sus novelas Servidumbre humana, de sus cuentos cualquiera de sus colecciones, la mía preferida se titula Lo mismo de siempre. Y en su libro de ensayos sobre diez de entre las más grandes novelas de todos los tiempos aprenderás literatura para impartir cursos y talleres durante décadas, hasta que la Sofie te haya hecho abuela. Haceme caso y leelo».
Weiß/Colonia, 13.8.
2:15 am : Estuve viendo un episodio de la serie policial alemana Crimenes en Croacia, y me convenció, la seguiré. Y luego pasaron The Lunchbox [Amor a la carta en todos los países menos en España, que más castiza que nadie lo dejó en el original inglés]. Es una peli que adoro, y que lo diga yo es toda una declaración de amor, teniendo en cuenta los muchos prejuicios que alimento respeto del Oriente. Pero ante una peli como esta hay que rendirse con armas y bagajes, además de quedar uno enamorado de la serena belleza de Nimrat Kaur, tan comestible a besos como lo son a lentos bocados los guisos de Ila, su personaje. He leído en su biografía que su padre, un oficial del ejército indio, fue secuestrado y asesinado por terroristas de Cachemira. De la intrahistoria del cine solemos saber muy poco.
Le escribo a MM, mi amiga mexicana, quien me hace saber que el de Nebrija no es el primer diccionario del español, y le pregunto que cómo está (pregunta que parece casi obscena hacérsela a mis amistades en México, Nicaragua y Venezuela). Me contesta al tiro: «Estoy bien, gracias por preguntar. Domino el arte de no darme a notar: ya casi no existo». Es un arte para el cual estoy negado. Sobre todo teniendo en cuenta que no dejo de escribir y publicar, y no puedo dejar de hacerlo, ya que todos los precios suben, tan sólo la pensión de jubilación no: este año nos toca otro más de 0,00% actualización. Me avergüenzo al enterarme de que MM nunca recibirá una pensión: le toca laburar hasta que deba colgar los tenis, como ella dice. Este mundo es una puta miseria. Una mierda de mundo. Una diarrea de Dios.
Weiß/Colonia, 14.8.
1:30 am : Por fin la pasaron, Bite the Bullet [Muerde la bala], que me la perdí la vez pasada por culpa de un cambio de programación. Y es evidente que esta semana, en materia de cine, he tenido una suerte del copón. ¡Qué gran peli! Y esos actorazos, esos caballos, esa música (tan distinta de la de Morricone, pero tan buena también)… Prometo verla de nuevo apenas la vuelvan a pasar. Y volverme a reír cuando antes de que parta la carrera de las 700 millas una de las putas, ya desabrochándose la blusa, le pregunta a Sam Clayton (Gene Hackman) «¿Cómo le gustaría más, míster?» Y él, empezando a desabrocharse el cinturón del pantalón: «Sin conversación». En 1975 corrían nuevos aires por Hollywood. Lo demuestra el diálogo de Miss Jones (Candice Bergen) con la madame del burdel del lugar, que le ofrece trabajo, y Miss Jones le replica que tendría que echar polvos a 20 $US, de los que 10 se quedaría la madame, así es que cuántos polvos tendría que echar para reunir un capitalito. Imposible pensar en un diálogo como este en un western de 1950 y hasta 1960, ni qué decir antes.
En la sección de esquelas del KStAnz vienen hoy dos con epígrafes de Stevenson y Éluard, pero pese a mis pertinaces pesquisas en los dominios de Miss Hortensia Google no consigo dar con los respectivos originales en inglés y francés. Los traduzco, pues, de su traducción al alemán, como si fuese una editorial catalana de los años 50. Stevenson: «Todo tiene su tiempo, para encontrarse y entender, para quedarse y vivir, para desprenderse y recordar». Éluard: «La muerte no es definitiva. Siempre queda el recuerdo de un corazón bondadoso, unas manos abiertas, unos ojos despiertos, una vida en común». Y por cierto que al rastrear entre las citas de Stevenson, buscando el original de la aquí traducida, encontré una genial que pienso incorporar a mi repertorio de frases de la semana: «Sexo: lo que sucede en diez minutos es algo que excede a todo el vocabulario de Shakespeare».
Al repasar las anotaciones de esta semana antes de subirlas a Fronterad caigo en la cuenta de que se me olvidó registrar dos frases de Amor a la carta. Una la dice el protagonista, Saajan Fernandes (un indio con evidentes ancestros portugueses, de Goa): «Creo que nos olvidamos de las cosas si no hay nadie que las cuente». Y la otra es de la protagonista, Ila: «En algún sitio leí que el tren equivocado puede llevarte a la estación correcta».
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