Weiß/Colonia, 9.9.
Me levanté tan mal, a pesar de que ya se me quitó la tos, que pensé desayunar y volver al catre ipso fuckto. Pero me enredé en los laberintos que crean los Webmasters para joder la paciencia del personal, hasta que finalmente tuve que convencerme de que no se había publicado en EE mi columna de la semana. O sí, chi lo sá! Me toca reclamar, por mucho que me empute hacerlo, me siento casi un pedigüeño, un mendigo a la puerta de la redacción. Extenuado y frustrado estaba a punto de volverme a acostar cuando sonó el timbre de la puerta, la del apartamento, no la de la casa. Pensé que era la vecina de arriba con algún trozo de tarta, como suelen hacer si les sobra de la tarta dominical (que debe ser algo sagrado para ellos), pero no, era Fatima con su niño, que en seguida que me vio me tendió los brazos y lo estuve cargando el cuarto de hora que han pasado conmigo. Es un crío encantador y que no extraña a nadie, me lo confirma Fatima. ¡Y quién es capaz de resistirse a los brazos que le tiende un niño!
El día 4, desde C[lavichémb]olomia, envié el siguiente email colectivo: «Gente querida, ustedes son un grupo de 40 personas relacionadas con la música. Hay entre ustedes desde cantantes de ópera hasta simples melómanos, pasando por musicólogos, etnomusicólogos, compositores, concertistas de diversos instrumentos, cantautores, etc. Quisiera hacer un artículo–encuesta acerca del Ohrwurm, y es por ello que me dirijo a ustedes y les agradezco de antemano la colaboración que puedan prestarme, colaboración o aporte que aparecerá de manera anónima, si así lo desean, o bien con iniciales trucadas: por ejemplo, las de Teresa Berganza (no, no está en la lista) serían UC, las de Plácido Domingo (tampoco está en la lista) serían QE. Aunque, desde luego, quien quiera aparecer en el texto con su nombre, también tiene esa opción. En cuanto al fenómeno del Uhrwurm supongo que lo conocen, pero por si acaso les copio aquí un enlace sumamente ilustrativo. Nada más eso y quedo a la esperanzada espera de sus respuestas». Han pasado cinco días y no he recibido más que una negativa y dos respuestas, la una de KN desde M[arimb]adrid y la otra de Julio, desde Viena. Como decía mi sabia y bella abuela Remedios, en casos como este: «Mi gozo en un pozo».
Me escribe Juan Carlos desde sus Asturias para decirme que si he visto la etapa de la Vuelta de Los Lagos de Covadonga, «un poco antes de que los ciclistas entraran en Cangas de Onís, pasaron por «tu pueblo”: BADA; el indicador del mismo se vió muy de pasada». Le contesto: «Caro Giovanni Carlos, me perdí toda la Vuelta porque como habrás leído en mi diario se nos descacharró el televisor desde hace más de un mes, y todavía no reuní las ganas de ir al centro a comprar uno nuevo. Y los canales que pasan la Vuelta no son accesibles desde mi ordenata. Pero gracias por pasarme ese dato, lo incorporaré a mi diario». ¡Enter! Aunque no sin dejar constancia en acta del sabio uso que hace Juan Carlos de los dos puntos y del punto y coma.
Weiß/Colonia, 10.9.
1:10 am : Resumo el domingo recién pasado como un día de prueba para mí, con sólo dos rayos de sol: la visita de Fatima y el regreso de Diny a casa. Por lo demás, el catarro dejó de joderme la garganta con la tos y se apoltronó en mi nariz volviéndola manantial a todas luces inagotable. Menos mal que también expulso mucha flema y eso, al cabo de mucho tiempo, descongestiona. Pero luego las falacias de la recontramilputísima compu, que parece empeñada en hacerme la guerra por su cuenta y no me deja acceder a varias páginas, no sé en virtud de qué criterios, y entre ellas mi vieja estafeta en t–online.com, adonde todavía me llegan correos de amigos que aún no se han enterado de que mi nueva cuenta, en gmail.com, es la que uso desde mayo del 2013. Y para colmo, ver las series en esta pantalla es una verdadera catástrofe porque la señal se va a cada momento y resulta que, tal vez sin quererlo, mi compu inventó el paso del cine mudo al tartamudo dejando a un lado el sonoro. Me siento bien agotado de la lucha contra los elementos, y entiendo harto mejor la frase de Felipe II al enterarse del fiasco de la Invencible.
2:30 am : La noche y el whisky son mis mejores medicinas. Y la presencia de Diny en la casa. En estos momentos podría reembarcarme en la Niña. Yo sé que con toda seguridad hace cinco siglos largos, fui con Vicente Yáñez Pinzón en esa carabela, y que no regresé, me quedé en las tierras descubiertas y peleé contra los conquistadores después de convertirme en un maya con todas las de la ley. Creo que mi siguiente reencarnación (pero no estoy 100% seguro) fue como aspirante pobre a la mano de Lizzy Bennet. Me desbancó ese suertudo de Mr. Darcy.
Empiezo el trabajo de investigación para mi artículo en el centenario de la muerte de Eduard von Keyserling. Es una tarea peluda, como la llamaría Cortázar, porque en el ámbito de la lengua española sólo se conoce al sobrevalorado Hermann Graf [=conde] Keyserling, a través de sus Diarios de viaje de un filósofo y sus Meditaciones sudamericanas, libros muy famosos en sus días y entre los hispanoamericanos, si bien hoy ya no le interesan a nadie, ni siquiera a los alemanes. Pero Eduard von Keyserling es harina de otro costal, es harina de la que se hacen la baguette francesa, la ciabatta italiana, el pan candeal de Castilla (¡ahí van ya tres pleonasmos seguidos, mare mía de mi arma!)… Lo curioso del caso es que aunque se trata de uno de los más grandes escritores de su idioma en el siglo pasado, tampoco lo conocen los alemanes. Vamos a ver qué consigo y qué destilo de la relectura de sus novelas y de la lectura de sus cuentos completos, edición que acaba de aparecer y el correo quelonio me la trajo el sábado.
Weiß/Colonia, 11.9.
Almuerzo en La Modicana, esta vez con Walter, quien ya está haciendo planes para festejar a lo grande los 15 años de la tertulia, en febrero del 2019. ¡15 años! En esa fiesta debo estar y estaré (si aún vivo), es lo menos que le debo a aquella niña que prohijamos entre tres –Jorge (q.e.p.d.), Carlitos y yo– en febrero del 2004 y que va a cumplir su gran fiesta de quinceañera. Durante la charla me pregunta Walter que cómo escribo mi diario, si lo hago al pie del cañón o tranquilo en la tarde del sábado, repasando lo que pasó esa semana. Le digo que no concebiría escribir un diario a no ser al pie del cañón. La tarde del sábado, o mejor dicho, después de la cena, la tarea consiste en repasar atentamente lo escrito a lo largo de la semana, porque siempre se deslizan erratas, teclazos mal dados, errores, y alguna que otra palabra (casi siempre son adjetivos) que amerita cirugía facial. Las únicas veces que no escribo al pie del cañón se dan cuando estoy de viaje y entonces solo hago unas anotaciones telegráficas manuscritas en un cuadernillo ad hoc; pero apenas regreso a casa me siento ante la pantalla para rellenar con carne ese esqueleto.
Viene Arzola acudiendo al SOS que le envié ayer. Ocurre que el disco de Windows 10 que le vendieron era trucho, y esa es la razón por la que anda todo manga por hombro en mi compu. La solución drástica ha sido comprar una nueva, con el programa Windows 10 ya incorporado, y traspasarle el disco duro nuevo que se implementó hace poco en esta. La nueva la compramos por internet, ahora sólo resta esperar que llegue y trabajar a duras penas con este cacharro.
Leyendo el diario mientras cenaba he descubierto un neologismo del alemán policial y jurídico: Neonatizid [=neonaticidio]. Se aplica a la muerte violenta y abandono del cadáver de un recién nacido. Por el reportaje me entero de que se producen unos cuatro al mes en este Land (Renania del Norte y Westfalia), y que en el conjunto del país son unos 40, pero se teme que sean más, sólo que la parte oculta del iceberg no sale nunca a la superficie. ¡Matar a un recién nacido, a lo más puro y más indefenso que llega a este mundo! Las sesudas explicaciones sicocientíficas de quienes se han ocupado del tema son racionalmente inteligibles, pero el corazón no entiende en manera alguna tales explicaciones. Porque si la norma máxima de una Justicia humanista es la de “in dubio, pro reo”, en este caso debieran invertirse los términos: “in dubio, pro neonato”.
Weiß/Colonia, 12.9.
Un día sin historia, a no ser la ½ hora larga conversando con mi deuda estherna que ya regresó a la provincia. Desde la provincia, dicho sea de paso, porque esta vez no pasó por Buenos Aires sino para llegar a Eceiza y volver a Berlín desde allá. Estuvo todo el tiempo entre Ataliva (en Santa Fe), Resistencia (en el Chaco, para cooperar en unas actividades culturales promovidas por Mempo Giardenelli) y Rosario. Su impresión de lo que está pasando en su país es tan triste que hace daño. Se diría que la Argentina es un círculo del Infierno que ni al Dante se le hubiera ocurrido que llegara a ser posible. Yo a su clase política la extraditaría íntegra en cueros vivos a Venezuela. O a Corea del Norte, mejor.
[Susanita me comenta desde mi Güeno Saire querido: «Es que si la clase polìtica que gobernó desde 2003 hasta 2015 todavía estuviera en funciones, no habría hecho falta extraditarla a Venezuela, ya hubieran conseguido que la Argentina toda se convirtiera en un clon de Venezuela, cosa que de a poco se està tratando de evitar. Pero se me ocurre que hasta en la ONG Ricardistas Sin Fronteras puede haber gente que no esté del todo al tanto de los miles de millones –no millones, sino miles de millones– que robó el gobierno anterior y nos dejó en el estado en que estamos hoy. Está comprobado que el robo fue equivalente a un Producto Nacional Bruto íntegro»].
Se me estaba olvidando : A eso del mediodía sonó el timbre y supe instintivamente que era el cartero del reparto de paquetes postales. Y así fue, ni siquiera tocó el timbre de los vecinos de arriba, como es su costumbre en los últimos tiempos, aunque los dos paquetes que cargaba eran para ellos. Y lo que se alegró cuando lo saludé dicíendole «Guten Tag, Herr Schubert!» porque eso le dio a entender que lei la entrevista que le hicieron en El Eco de Weiß. Pero su alegría se superlativizó hasta la estupefacción (literalmente: se quedó mudo) cuando le entregué el sobre abultado lleno de estampillas de medio mundo, ± unas quinientas, que le tenía preparado. Se fue balbuciendo unas gracias que denotaban cómo le había emocionado el regalo. ¡Alabados sean, pues, tanto El Eco de Weiß como el santísimo sacramento del altar!
Weiß/Colonia, 13.9.
Es a decir verdad acongojante y exasperante lo poco que hay en alemán acerca de Eduard von Keyserling, pese a que fue el más valioso de sus escritores impresionistas, no sin haber pasado antes por el sarampión de la novela socialmente comprometida. (Me recuerda el caso de Jorge Amado con su trilogía Los subterráneos de la libertad, ¡abominable!, escrita todavía bajo la férula del realismo de cuño socialista, y cómo por dicha rompió con ese fantasma al pergeñar la inmortal Gabriela, cravo e canela). Sacar adelante un artículo de 12.000 espacios dedicados a EvK me va a costar sangre, sudor y lágrimas, pero creo que valdrá la pena dar a conocer al público lector en lengua española una obra tan tocada por la gracia como la de este ciego que desde 1900 tuvo que dictar la mayor parte de esa obra a sus hermanas. ¡Qué precioso debe de haber sido para él su sentido de la vista! Me basta con recordar dos líneas de Olas, que acabo de releer, donde le dictó a su hermana Elise: «¡Qué maravilloso! ¡Color, color! ¡y qué color! De él se podrían recortar mantos para cien mil Madonnas venecianas». Cerrando los ojos consigo figurarme a Elise transcribiendo esas palabras con lágrimas en los suyos. Su hermano ciego le hacía ver cosas que jamás hubiera sido capaz de ver aun teniéndolas a la vista.
A primera hora de la tarde descubro la reciente publicación de una novela cuyo protagonista es Eduard von Keyserling, ha salido este año, en mi editorial de aquí, de Colonia, en Kiepenheuer & Witsch, y se me debe haber pasado por alto porque aún no andaba metido en el berenjenal del artículo para Nexos. De inmediato llamo a la editorial y ya viene un ejemplar camino de casita.
Weiß/Colonia, 14.9.
1:00 am : La clínica del Dr. Blanche, una peli francesa del 2014 que www.imdb.com no registra como estrenada en España ni en América Latina. Su tema es el tratamiento que se dispensaba en el siglo XIX, en Francia, a los llamados “enfermos mentales”. Muestra de una manera ejemplar cuáles eran los métodos que se seguían, y cómo el corifeo del método tradicional desafía al Dr. Blanche a que con el suyo consiga que pronuncie una sola palabra uno de sus internados, quien a más de la mudez se niega a comer y tiene que ser alimentado a la viva fuerza. El Dr. Blanche lo acoje en su sanatorio y poco a poco descubre que ese hombre fue combatiente en la conquista de Argelia y debió vivir experiencias traumatizantes. Lo que más me emociona de esta peli es que la curaciòn del paciente se debe a que roba un libro de Gerard de Nerval, asimismo paciente del Dr. Blanche, de manera que el proceso se parece mucho al de la pescadilla que se muerde la cola: un enfermo mental que se cura gracias a la lectura de un libro de otro enfermo mental. No sé cuánto de histórico documentado hay en el guion, pero la mera hipótesis me fascina. Además de que la interpretaciòn (actores poco o nada conocidos) es en verdad no sólo veraz sino convincente.
Mi buena YCA me escribe desde Cámaralentolandia: «¿Viste que Costa Rica está casi igual que Nicaragua? Este gobierno tiene apenas cuatro meses de instituido y no lo quieren dejar trabajar Hay un recio movimiento social originado en el malestar con los anteriores gobiernos y el plan fiscal que el nuevo intenta aprobar. Limón, la provincia más pobre de Costa Rica, hoy está sufriendo por gente que se aprovecha de la movilización y malestar para saquear casas, destruir negocios y cajeros automáticos. Esto es una bomba de tiempo, pues si el plan fiscal no se aprueba, el país no podrá pagar su deuda externa ni, muy posible, los salarios, hasta de los mismos huelguistas. Me entristece ver a mi país en un callejón sin salida, siguiendo los mismos pasos de los países que sufrían por razones políticas en Latinoamérica y hasta ahora nosotros mirábamos tan lejanos en nuestra vida. Triste, pero cierto, el marasmo de la realidad nos está arrastrando hacia la nada o hacia lo peor».
Por fin, y gracias a que reclamé, aparece hoy en El Espectador mi columna que tendría que haber aparecido el viernes pasado. Alabado sea el santísimo sacramento del altar.
Weiß/Colonia, 15.9.
Un día en blanco. Y negro.
Weiß/Colonia, 16.9.
Que inauguro con estas líneas dirigida a mi nueva comPUTAdora: «Hola, hijaeputa, a ver si te comportas conmigo con más decencia que tu recontraputísima hermana y antecesora».
El día de ayer fue uno de esos que mejor no hubiesen amanecido. Todo comenzó por la mañana al tener que ir al centro a buscar la nueva compu encargada por Arzola, y que por haberla encargado a su nombre tenía que ir personalmente a recogerla, no hubo modo de consequir el día anterior que me le entregasen a mí, que era quien iba a pagarla. Nos citamos pues a las 2 en el negocio, en pleno centro de Colonia y en sábado, el infierno. Ya en el Ring, sentado en un banco haciendo tiempo para las 2, llamada de Arzola anunciando que llegará ½ hora más tarde. Finalmente llega, compramos la compu, regresamos a Weiß en tranvías atestados (sábado y centro de Colonia). Ya en el camino, casi en Sürth, Arzola cae en la cuenta de que no hemos comprado DVDs para hacer la tarea primera de programar la compu. En casa come una ración de gazpacho, toma un café y se va al centro para comprar los DVDs, ya que en Rodenkirchen los negocios ad hoc cierran los sábados a las 2. Cuando regresa son pasadas las 7 y comienza la tarea. Resulta que las compus no vienen ya con un DVD conteniendo las instrucciones para programarlas, sino que los fabricantes ahorran ese gasto vendiéndolas ya programadas, lo que obliga a archivar previamente esa programación para el caso de una avería posterior en el sistema. El archivo significa 3 DVDs cuyo almacenamiento es parsimonioso, entretanto Arzola cena con Diny, yo no tengo ánimos para nada, ni para comer, sólo deseo que la compu quede instalada y ojalá todavía pueda mandar a Fronterad mi post de esta semana. A medianoche están listos los 3 DVDs y Arzola implementa en la nueva compu el disco duro de la vieja (que es nuevo, lo estrené hace apenas un mes, y es rápido como el rayo). Una vez hecho eso, queda traspasar al disco duro el contenido de los 3 DVDs, lo que se toma su tiempo. Pero el segundo DVD se niega a ser copiado más allá del 20%. Arzola no acierta a ver el porqué, y la noche avanza. Finalmente le ruego que desmonte el disco duro nuevo, que deje el que la compu trae de fábrica y me conecte la impresora/escáner. La tensión que se ha creado a lo largo de la noche es casi eléctrica, chisporrotea el aire en este cuarto cuando por último se va cada mochuelo para su olivo. Me he levantado cerca del mediodía y Arzola ya se ha ido, ahora me toca aprender poco a poco todo el nuevo sistema de Windows 10. Pero lo primero ha sido escribir esta entrada, y ahora subirla con el resto a Fronterad. Lo bueno del caso es que no ha llegado ningún correo a mi estafeta reclamando mi Doble Envío semanal, lo que es raro, pues si hicieron caso de aquello que les instruí en ocasiones anteriores y acudieron a Fronterad para ver mi diario allí, deben de haber comprobado que allí tampoco está. Bueno, mejor que no tengo que andar dando explicaciones después de esta entrada.
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